Yucatán

Leonel Vera Navarrete*

Hablar de la obra indigenista del doctor Gilberto Balam Pereira en Yucatán es hablar de un personaje plenamente comprometido con los indígenas mayas, de un hombre de una firme convicción político-ideológica, polémico en ocasiones y con una visión de un trabajo apegado a los valores de honestidad, transparencia y uso racional de los recursos.

Su paso por la institución por más de diez años en el Centro Coordinador Indigenista de Valladolid y en el estado, dejó una profunda huella por esa entrega desprovista de intereses personales, encaminada a llevar a cabo acciones transformadoras en el desarrollo de las comunidades indígenas.

Fue parte del personal fundador del Centro Coordinador que inició labores en febrero del año 1972, como Jefe de la Sección de Salud, integrándose al equipo de trabajo en abril del año citado; destacando que además de ser médico general, era maestro en Salud Pública con especialidad en Nutriología. Implementa de inmediato el establecimiento de casas de salud en la región en comunidades estratégicamente ubicadas.

En marzo de 1973 se hace cargo de la dirección del Centro Coordinador, dándole un nuevo enfoque a las acciones emprendidas basadas en un trabajo más planificado, organizado y coordinado, siendo desarrolladas éstas con un carácter de mayor integración en las comunidades.

Destacan los siguientes programas: establecimiento de los primeros albergues escolares en la región en comunidades estratégicas, donde incidieran el trabajo de las demás áreas. Estos albergues, como sabemos, recibían a niños de comunidades pequeñas donde la educación primaria era incompleta.

Los albergues escolares se convertían así en el eje principal de las acciones del Centro Coordinador, implementando programas de salud, unidades de riego, huertos familiares, fomento a la apicultura y, sobre todo, rescate de la medicina tradicional, detectando a parteras y parteros empíricos, curanderos, hierbateros, cuya labor era fundamental en la salud de las comunidades indígenas.

A estos agentes de cambio en la salud se les brindaba capacitación impartida por personal médico y paramédico del Centro Coordinador, así como por personal de los servicios de salud en Yucatán, a través del Hospital General de Valladolid, recibiendo su acreditación por esta institución para el ejercicio pleno y legal de sus funciones.

Un programa importante de salud fue el funcionamiento de una unidad médica móvil con servicio de medicina general y de odontología, con personal paramédico que atendía las comunidades más apartadas de la región.

La acción con los médicos tradicionales fue de mucha trascendencia en la región y en el estado, pues permitió la creación de una organización peninsular denominada: Organización de Médicos Indígenas Mayas de la Península de Yucatán (OMIMPY).

Su compromiso con la salud lo llevó a promover que la Cruz Roja Mexicana se instalara en Valladolid. Otras acciones importantes a nivel región fueron la creación de pequeñas unidades ganaderas bovinas y la apertura de caminos rurales, coordinando acciones con la SOP que apoyaba con herramientas; el doctor Balam gestionaba despensas con los Servicios Coordinados de Salud en Yucatán.

Esta modesta acción fue la base para contar después con caminos petrolizados que favorecieron la comunicación con las comunidades. Fue importante la creación en las instalaciones del CCI de un Centro de Capacitación para el Trabajo, dirigido a mujeres artesanas de la región para la elaboración de ropa típica regional y a jóvenes para que aprendieran el oficio de la carpintería. El CCI les brindaba hospedaje y alimentación durante la semana.

Dicho Centro incluía también la capacitación a grupos de productores agropecuarios, aprovechando los terrenos disponibles del Centro Coordinador que contaba, además, con un pozo profundo y un sencillo sistema de riego. Asimismo, como una revaloración de la cultura maya promovió el establecimiento de los tradicionales “ka´anches”, para la producción de hortalizas para el consumo familiar.

En muchas de estas tareas se contó con la valiosa colaboración de muchos promotores de educación indígena, coordinados en aquel tiempo por el maestro Rafael Martínez Briceño.

Balam Pereira se preocupó mucho por la formación de cuadros directivos dentro del personal técnico, promoviendo círculos de estudio donde participaba además personal administrativo, con la finalidad de socializar conocimientos que permitieran contar con personal más capacitado y concientizado para el desempeño de sus labores.

Como parte de esa formación académica, surgieron de Valladolid técnicos que más adelante ocuparon cargos directivos en la institución. De ahí surgieron compañeros como Efraín Gabriel Medina y Un, José Rafael Martínez Briceño, José Gustavo Carrillo López, Freddy Javier Espadas Sosa y Leonel Vera Navarrete.

En el ámbito académico participó como docente en el plantel Conalep de Valladolid y la Preparatoria Valladolid, además de participar en los cursos impartidos a los médicos tradicionales.

El trabajo emprendido, aunado a su formación político-ideológica, inquietaba a ciertos grupos de poder político-económico en la región y en el estado, ya que los programas implementados influían en la toma de conciencia de las comunidades.

Lo destacado de su trabajo permitió que el doctor Gonzalo Aguirre Beltrán, director general del INI, lo nombrara coordinador estatal en Yucatán, lo que permitió llevar a cabo acciones más planificadas y articuladas en los tres Centros Coordinadores que había en ese entonces –Valladolid, Peto y Sotuta-, este último fue creado a instancias del doctor Balam en 1976.

Al inicio del sexenio 1976-1982, fue designado director general del INI el licenciado Ignacio Ovalle Fernández, siendo a la vez el titular de la COPLAMAR (Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados), importante instancia de desarrollo que dependía directamente de la Presidencia de la República.

El doctor Balam Pereira es ratificado en el cargo como director coordinador estatal, creándose entonces en esa administración el Centro Coordinador Indigenista de Maxcanú.

Recuerdo muy bien que, en una reunión del Coplade presidida por el entonces gobernador Francisco Luna Kan, allá por los años 1978 ó 1979, cuando se anunciaba el avance de los programas del INI y, por lo tanto, de Coplamar, el gobernador, en un tono sonriente, dijo más o menos esto: Coplamar suena muy romántico, a lo que el doctor Balam, con esa ironía que le caracterizaba, contestó diciendo que en Yucatán, fuera de la colonia México, todo era marginación.

Esta es a mi juicio la etapa que consolida el trabajo del Instituto en Yucatán, coordinado por el doctor Balam, ya que a través de sus cuatro Centros Coordinadores se implementaron programas de mayor impacto social y económico, como fueron: las Unidades Médicas Rurales IMSS-COPLAMAR (ahora IMSS-Bienestar) y muy importante el hospital regional IMSS-COPLAMAR, ubicado en la cabecera municipal de Oxkutzcab, establecimiento de tiendas Conasupo-Coplamar en las comunidades y en las cabeceras municipales, así como bodegas regionales Conasupo-Coplamar, situación que incomodaba a los comerciantes locales.

Entre otros programas importantes estuvieron los sistemas de agua potable, caminos rurales, unidades de riego para la agricultura y reforestación, fomento a la apicultura, rehabilitación de albergues escolares, contribuyendo con esto a mejorar la estancia de los niños en los albergues y a disminuir la migración regional al fomentarse el empleo en las comunidades.

Las presiones políticas

Recuerdo que siendo yo director del Centro Coordinador de Atlacomulco, Estado de México, en uno de mis viajes a la Ciudad de México en 1974 ó 1975, en pláticas con el secretario particular del doctor Aguirre Beltrán, me hizo el comentario siguiente, más o menos con estas palabras: licenciado Vera, si supiera usted cuántas llamadas telefónicas y telegramas ha recibido el doctor de parte del gobernador de Yucatán, ciudadano Carlos Loret de Mola, pidiéndole que quitara al doctor Balam de director del CCI de Valladolid; la respuesta del doctor Aguirre Beltrán fue categórica en estos términos: “señor gobernador, ya quisiera yo a diez gentes más como el doctor Balam en el Instituto”. No pasó nada.

Un momento importante que ponía de manifiesto la formación político-ideológica del doctor Gilberto Balam Pereira, fue el encuentro de directores de Centros Coordinadores a nivel nacional con el director general del INI, licenciado Ignacio Ovalle Fernández, realizado en febrero de 1977 al inicio de la administración del Presidente José López Portillo, evento en el cual cada director expuso información general.

Al hacer uso de la palabra, el doctor Balam expresó de manera clara y contundente lo siguiente, palabras más, palabras menos: “Licenciado Ovalle, lo que interesa saber es si usted va a defender a los directores de los Centros y su personal técnico ante las amenazas de caciques y terratenientes, cuando vean afectados sus intereses por la acción del Instituto, o si se va a dejar usted presionar cuando algún gobernador pida el cambio de directores o técnicos de los Centros.”

Durante el período del licenciado Ovalle Fernández, la acción institucional cobró mucho auge en el estado con los programas que ya se han comentado, pero también hay que señalar que se vivieron momentos críticos, ya que en julio de 1979 un grupo de maestros del medio indígena y campesinos de la región tomaron las instalaciones del CCI de Peto a mi cargo, sin razones que yo considero fueran justificadas, pues las comunidades nunca presentaron quejas de la atención recibida por la institución. Fue un movimiento de carácter político, donde pienso que se dio la influencia de algunos políticos locales.

El momento más dramático que impactó en los trabajadores del Instituto en Yucatán, pero de manera especial en el doctor Gilberto Balam Pereira, fue cuando a principios de septiembre de 1982 es citado en la Ciudad de México por el director general para pedirle su renuncia al cargo que desempeñaba. Se vivían presiones del nuevo gobierno del estado de Yucatán y de políticos locales identificados con el sistema que no comulgaban con el estilo de trabajo implementado por el doctor Balam Pereira.

En ese entonces yo me desempeñaba como Subdirector-coordinador junto con él en el CCI de Valladolid, que era la sede de la Dirección Coordinadora en el Estado. Fue un duro golpe moral y político para Gilberto Balam, pero como me comentaba, le dijo al licenciado Ovalle que él no renegaba de la cruz de su parroquia.

Su obra indigenista ha dejado una honda huella en Yucatán y a nivel nacional, pues siempre generó polémica con sus propuestas de trabajo muy respetables en reuniones nacionales. Fue una bella época de aprendizaje para muchos de nosotros y de toma de conciencia para servir a uno de los grupos sociales históricamente más desfavorecidos.

Abrigo la esperanza de que el presidente de la república, licenciado Andrés Manuel López Obrador, en alguna visita que haga a Yucatán, le haga un justo y merecido reconocimiento a la trayectoria indigenista de Gilberto Balam Pereira. Nobleza obliga.

Fueron compañeros de trabajo con el mismo nivel de directores-coordinadores, el actual presidente en su estado natal, Tabasco, compartiendo ideológicamente el compromiso de apoyar a los grupos indígenas.

Gilberto Balam Pereira fue y es, ante todo, un gran ser humano preocupado por las condiciones económicas y de salud de los trabajadores y de sus familias, con quienes convivía frecuentemente, ya sea a nivel de Centros Coordinadores o en los mismos hogares. Era un promotor incansable de la cultura maya, pues organizaba en el CCI de Valladolid las tradicionales vaquerías de la región, dotándose en una ocasión de instrumentos musicales a las clásicas “charangas” que animaban las vaquerías, y convocando a las comunidades y a los trabajadores para que vistieran el atuendo regional.

También se organizaron varios encuentros con los médicos tradicionales en el CCI de Valladolid, quienes atendían también a personas de la ciudad con resultados favorables al ser curados por los hierbateros. Igualmente se celebraban fiestas navideñas tradicionales sin la influencia de extranjerismos.

El doctor Balam creó en el Centro Coordinador un museo con piezas arqueológicas mayas donadas por las comunidades de la región. Los eventos culturales se promovían también en las comunidades a donde él mismo asistía con su atuendo regional, reafirmando su fe en la cultura maya al ser congruente con su origen étnico.

Fue una etapa fecunda e inolvidable en el trabajo indigenista que disfrutamos a plenitud. Hicimos historia y muchos ex compañeros, de una u otra forma, seguimos en nuestras modestas trincheras estando cerca de las comunidades indígenas.

Expreso mi agradecimiento a los ex compañeros de trabajo y amigos, Efraín Gabriel Medina y Un, Angel Ariel Acosta Ricalde y María Aurora Rosado Fuentes, por colaborar con esta modesta reseña, ya que durante tres días intercambiamos experiencias y los momentos de convivencia que tuvimos con el doctor Gilberto Balam Pereira.

De manera especial agradezco a mi amigo y ex compañero de trabajo, Freddy Javier Espadas Sosa, por haberme invitado a participar en este evento, dada su importancia por tratarse de un personaje que le dio mucho prestigio a la institución en Yucatán.

El INI, convertido en Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI en 2002), recupera su status en la administración pública al convertirse ahora en el INPI (Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas), situación que mucho me complace al darle la importancia debida a los pueblos indígenas de México. Hay un gobierno plenamente comprometido con la causa indígena que encabeza ahora el ciudadano presidente Andrés Manuel López Obrador. Sin duda, la institución contará con personal más identificado y comprometido con los pueblos indígenas.

Querido doctor Balam: tus ex compañeros de trabajo en Valladolid deseamos contar con tu presencia en la bella Zací, donde cultivaste tantas amistades al margen de tu trabajo indigenista. Te invitamos para que un día nos visites porque queremos convivir contigo y recordar juntos los gratos y amargos momentos que pasamos, que por fortuna fueron muchos más los primeros.

Para mí, Gilberto Balam Pereira fue un hombre clave en mi formación profesional. Fue asesor de mi tesis, misma que me sirvió de base para la titulación de los compañeros ingeniero agrónomo Angel Ariel Acosta Ricalde y médico veterinario zootecnista José Gustavo Carrillo López.

Fue mi padrino de bodas, disfrutamos de varias convivencias familiares y fue un impulsor personal para poder alcanzar otros niveles en la institución; pero sobre todo a Gilberto Balam lo considero mi maestro y amigo.

Mérida, Yucatán, noviembre 15 de 2019

* Ex director de los Centros Coordinadores Indigenistas de Peto y Valladolid

Texto leído en el homenaje al Dr. Gilberto Balam Pereira realizado el 15 de noviembre de 2019 en El Olimpo de Mérida