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Yucatán

José Jesús Sánchez Medrano *

Crónica

Entre los años de 1931 a 1943 del siglo pasado, existió en Buctzotz este cuadro, que llevó cultura y diversión a una población ávida de estas manifestaciones, gracias al entusiasmo e iniciativa de un grupo de emprendedores vecinos que dieron su tiempo y su talento para hacerlo realidad. Naturalmente, como en todo proyecto, debía haber una dirección y un motor que impulsara las acciones, y esta responsabilidad recayó en el Sr. Virgilio Medrano Lizama, quien fue su creador y director.

Formaban la directiva, como presidente, el Sr. Miguel Arce C.; secretario Sr. Atalo Argáez; tesorera Sra. Rosalina L. Lizama Lizama; vocales, señores Socorro Lizama, Víctor Quiñónez, Virgilio Medrano Lizama (hijo), Eleonor, Hernildo y Emerenciano Rivero Baeza, Bernardo L. Lizama y Hermilo Rivero Núñez, quienes también actuaban. Los actores que tomaron parte en casi todas las obras fueron: Reimundo Lizama Lizama, Librada Lizama, Arsenia Lizama, Candita Lizama, Juanita Lizama Baeza, Edilberta, Concepción y Olga Medrano Lizama, Emma y Victoria Lizama Argáez; niñas Rosita Dorantes Lizama, Hernilda Medrano Lizama y Alicia Rivero Baeza; músicos: Eleodoro Lizama Argáez “Tío Lito”, Benigno Gasca Pool y Emerenciano Rivero Baeza “Chato”.

En los años treinta, Buctzotz era una población pequeña y aislada, con alrededor de dos mil habitantes; la comunicación, tanto interna como externa, era pésima. Los artistas de esta sociedad daban sus funciones en los corredores del palacio municipal, donde armaban un rústico escenario, iluminado con lámparas de carburo; ellos confeccionaban sus trajes. A pesar de todas las limitaciones tuvieron éxito en sus presentaciones, la gente esperaba con ansia la puesta en escena de sus obras, unas propias y otras de reconocidos autores.

Lo digno de encomio, es que no se circunscribieron a los límites del pueblo, a pesar de las dificultades, a invitación de autoridades y otros grupos similares, se desplazaban a municipios vecinos llevando su arte. Este traslado lo hacían en carruajes (bolanes), a través de peinados (camino rústico) y, como las presentaciones se hacían por las noches, tenían necesidad de dormir en esas poblaciones, para lo cual, se les facilitaba una casa o local, con todas las incomodidades que eso conllevaba. En una misiva, fechada en Temax el 12 de diciembre de 1939, dirigida a Don Virgilio Medrano Lizama, un grupo de padres de familia de esa villa, le dicen, entre otras cosas: “Recibí su papelito donde me indica la forma, o sea las condiciones en que puedan venir a ésta. Pues tengo a bien decirle que de acuerdo con algunos amigos vaya por nuestra cuenta la función. De modo que puede usted contratar los carruajes que crea conveniente para los artistas. (…) tienen casa para llegar y toda clase de comodidades. No le puedo decir a punto fijo lo que van a ganar, pero sí le aseguro que van a ganar y no se arrepentirán del viaje. (…) tenemos decorado suficiente. Puede venir el “tío Lito”, el clarinete y el “Chato”. Los padres de familia: Felipe Xacur, José Wejebe, El Mico (sic), Augusto Montañés, Angel Pey, Ventura Gómez, El Mocho (sic), Albino Burgos. El presidente municipal, Vicente Escalante M.”

La función se realizó con éxito la noche del domingo 17 de diciembre de ese año, en el local del cinema de esa población, con lleno completo, según nota periodística fechada el día 20 de ese mes y año. En el programa impreso, se menciona que, como atractivo principal se presentó la comedia en un acto “El hijo con seis padres”, cuyo autor, al parecer, fue el director del cuadro cultural; así como la chispeante comedia regional “El Burro brujo” y, otras variedades; amenizó “la orquesta del Tío Lito competentemente reforzada”. El acceso a la sala costó 25 centavos adultos y 10 centavos niños; después de la función, se efectuó un suntuoso baile en los bajos del palacio municipal.

Afortunadamente pude rescatar algunas de las obras, unas quince, que se presentaron durante esos aproximadamente 12 años en que se mantuvo vigente la sociedad cultural; muy pocas, si se considera su prolífica producción. Independientemente de las que escribieron los integrantes del cuadro, en cuadernos escolares, con letra manuscrita a lápiz, también realizaron representaciones de obras de autores reconocidos. Citaremos algunos ejemplos: “El huay chivo”, autor Alonzo Mendoza Castro; “Ya murió el diablo”, autor Carlos González; “Yo no quiero ser maestra” y “No hay peor cuña”, del Prof. Santiago Pacheco Cruz; “Ketty o la hija del capitán”, autor Prof. Aristeo Vázquez Delgado; “La mejor amiga”, de Eduardo Guillén.

El Sr. Virgilio Medrano Lizama mantenía relaciones de amistad con el músico y compositor Cornelio Cárdenas Samada, quien fue fundador de la música coral en les escuelas primarias del Estado a principios del siglo XX; escribió operetas y zarzuelas, algunas de sus obras fueron presentadas en la capital de la república y en otros países. En una carta fechada el 10 de enero de 193? (última cifra borrosa), le dice, sustancialmente, Don Cornelio a Don Virgilio: “Tengo el gusto de presentar a Usted a mi buen amigo el popular Chato Duarte, escritor festivo a quien ya conoces por sus obras, pues en el Cuadro q. U. tiene organizado, ha representado algo de sus producciones (…) le suplico lo presente y relacione con los amigos para el mejor éxito de sus deseos, pues pasa a ésa con el objeto de vender algunos libritos suyos. Mucho le estimaré q., de serle posible, lo ayude en la organización de una función, con elementos del Cuadro Cultural a tu digna dirección, en la cual pondrá obras suyas y al mismo tiempo tomará parte en ellas, para ver si se busca algunos centavos. (…)”. Don Cornelio Cárdenas pasaba temporadas en Buctzotz, donde contaba con buenos amigos.

En los años cincuenta, cuando ya no existía el Cuadro Jazmines, tuve el privilegio de admirar, en una de las muchas veladas que se dieron en el teatro de la escuela “Eligio Ancona Castillo”, la excelente actuación de dos de sus ex integrantes, quienes accedieron a salir de su retiro; me refiero a los hermanos Eleonor y Hernildo Rivero Baeza, artistas natos, dignos de figurar en la Compañía, en aquel entonces, del genial y máximo exponente del teatro regional yucateco: Daniel “El Chino” Herrera. No exagero.

Sirvan estas líneas como un homenaje a la memoria de los que fueron parte del Cuadro Cultural Jazmines de Buctzotz, pues en una época muy difícil y complicada y, a pesar de las carencias, pudieron llevar entretenimiento sano a una población sedienta de estas expresiones. El director fue un verdadero maestro que supo exaltar las cualidades histriónicas de sus miembros, creando una verdadera sinergia que los llevó al éxito.

* Escritor comunitario y cronista

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