Yucatán

Pilar Faller Menéndez

Una situación nada deseable en una familia es el divorcio, el que cada miembro lo asume de diferente manera pero un hecho innegable es que las grandes víctimas de la separación son los hijos, ya que entran en un período de inestabilidad ante este hecho algunas veces inesperado.

El número de divorcios va en aumento según cifras del INEGI, ya que en 2010 de 100 matrimonios 15.1 de éstos terminaba en divorcio. La proporción en 2017 casi se ha duplicado, ya que de 100 matrimonios, 28.1 se divorcia. Esto sin contar con las parejas que viven en unión libre y han procreado hijos.

La noticia afecta a los hijos según su edad, y en los divorcios conflictivos muchas veces los niños juegan un rol que no les corresponde, y se ven inmersos ante un conflicto de lealtad y afecto hacia uno de sus progenitores aun cuando ellos no han sido los que han tomado la decisión de la separación de sus padres.

Dependiendo de las circunstancias que llevaron a los padres a tomar esta decisión, las relaciones entre ellos una vez que se han divorciado pueden ser diversas, ya que algunos son capaces de mantener una relación cordial y amistosa, o hasta aquellas ex parejas cuya comunicación solamente se da a través de abogados y demandas, y desgraciadamente para los niños estas acciones no pasan inadvertidas y están al pendiente de lo que sucede, y en muchas ocasiones tienen que presenciar dichos conflictos.

Muchas veces, después de la separación, hay niños que piensan que la separación de sus padres se dio porque se portaban mal, entran en una etapa de miedo a quedarse solos, o bien que sus padres dejen de quererles, por lo que sobre estas interpretaciones erróneas es necesario poder dialogar con los hijos y quitarles la culpa que están cargando, así como asegurarles que sus padres nunca van a abandonarlos para que el niño sienta seguridad y continuidad.

En lo que respecta a los adolescentes cuyos padres se han divorciado, este hecho complica la búsqueda de su identidad, ya que es una etapa difícil en la que ocurren muchos cambios, por lo que es muy frecuente que pongan a sus padres a prueba con el fin de confirmar que hay límites y que se mantendrán a su lado.

Cuando el ambiente en el que viven no es seguro, muchos experimentarán soledad y buscarán la seguridad en grupos que se encuentren en las mismas circunstancias, a los cuales manifestará una dependencia excesiva o, en su caso, a través de trastornos de alimentación, consumo de estupefacientes y conductas sexuales de riesgo encontrarán las vías para expresar su ira y hostilidad por el momento que están pasando.

Es importante que el padre o madre no intente convertir a su hijo en pareja, padre o confidente: es muy doloroso para un hijo que alguno de sus padres hable mal del otro, o se entere de detalles que lejos de ayudarlo le provocan una confusión hacia los sentimientos que tiene sobre la figura que se ha formado de aquel que está siendo juzgado. Mantener el contacto con ambos padres sin escuchar críticas sobre el padre ausente lo ayudará a mitigar la pérdida que ha sufrido durante el divorcio y el cambio en la familia que está viviendo.

En la actualidad, en los estratos sociales de mayor poder adquisitivo se está dando un fenómeno de la “compra de afecto” principalmente de los padres, quienes le ofrecen a sus hijos una vida llena de comodidades a fin de que éste opte por elegir el irse a vivir con él, ya que en la mayoría de las ocasiones la madre no recibe una pensión que le permita estar en una igualdad de condiciones económicas y los hijos no se dan cuenta de esta manipulación, abandonando el hogar materno que usualmente es donde viven después de un divorcio.

Aunque el divorcio es de dos personas, una familia se compone de más miembros. Es importante mantener en perspectiva que la separación ha sido entre la madre y el padre, no con los hijos, y éstos no deben ser utilizados como monedas de canje o utilizados como fichas de ajedrez cuando existe una batalla entre los padres. Es importante tener presente que los hijos son inocentes de las decisiones que han tomado sus padres, y brindarles la mayor estabilidad posible.