Roldán Peniche Barrera
Yucatán Insólito
Es un barbarismo regional que acaso nos venga de la Colonia. Nosotros lo hemos escuchado pronunciar erróneamente desde los años escolares y también nos contagiamos del barbarismo y en aquellas edades decíamos “hacerse al pato” en vez de lo correcto que era “hacerse el pato”.
Como en estos casos, la voz “pato” equivale a “tonto”, daremos esta última significación, tal como la registra el DRAE:
TONTO, A. Hacerse el tonto. Fam. Aparentar ignorancia o distracción por conveniencia.
No lo mencionan Rodríguez Cimé ni el Dr. Güémez en sus respectivos diccionarios acaso por considerarlo castizo en España.
Veamos un ejemplo:
En el Moncho’s:
-Tuvo muy bueno el santo del Mtro. Centurión la semana pasada, Marbi ¿qué te pareció?
-Ya lo dijiste tú, Celis, muy bueno.
-Hubo whiskacho… Yo lo llevé.
-Ya lo sé, maistro. Fue de “traje”. Yo llevé un cañac.
-El Capitán y Dr. Llevó un pájaro de “traje”.
-¿Para comer? Yo ni lo probé.
-¡No hombe, era una bella pintura de un ave para admirar!
-Anjá. Pero el Dr. Gorgojo no fue de “traje” y bien que se embutió.
-Sí hombe… le gusta hacerse el pato.
Las etapas de la vida
Por Jorge Parra Zapata
Las etapas de la vida
me lo dijo don Ermilo
hay que saberlas vivir.
El que es escritor brillante
sabía filosofar
y afirmaba que la vida
pocos la saben vivir.
Ella ocupa tres espacios
tu cuerpo, tu alma y tu mente
que es tu espíritu viviente
que te ayudará a vivir.
El primero que es tu cuerpo
el tiempo lo desvanece
pero antes de que lo pierdas
lo debes administrar
y así podrás disfrutar
los tres pasos de la vida.
Tu infancia que es el primero
junto con la adolescencia
hay que vivirla sin prisa
por ser la mejor etapa
que uno puede disfrutar
Cuando entras a la segunda
hazlo en forma moderada
y con mucha madurez
para poder fácilmente
escalar a la vejez.
Y ya en la tercera etapa
que todos llaman vejez
entonces vive de prisa
porque la vida se acorta
no hay tiempo para después.
Ha llegado ese momento
en que hay que decir adiós
regala tus cachivaches
diviértete de a montón
pasea, juega y disfruta
de todo lo que has ganado
y no permitas que otros
hereden lo que has ahorrado.
Si se te pega la gana
come o bebe lo prohibido
aunque tu médico diga
que no lo debes hacer.
Y como Pablo Neruda
en tu último suspiro
exclama a los cuatro vientos
¡les confieso que he vivido
y por eso, muero en paz!
FIN