Yucatán

Ecos de mi tierra

Rafaela Chacón Nardi

950

Ajeno cielo

Yo llevo una gran espina

en el corazón clavada,

vivo y muero abandonada

a un recuerdo que me obstina.

Puñal es de plata fina

que amor y veneno entrega,

luz escondida que juega

a robarme la alegría,

cruz tallada en agonía

cuando la amargura llega.

Yo por ti bien moriría,

mínimo cielo prohibido,

sueño en el ayer perdido

que para siempre querría.

Es así la angustia mía

pétalo azul de retama,

mariposa entre la llama

quemada hasta la ternura.

Luz débil, luz insegura,

temores del que mal ama.

Tristeza del corazón

rebelde, firme y vencido.

Tristeza que me ha venido

sin saber yo la razón.

No hay minuto ni ocasión

en que tu amor no me hiera,

blando sueño, daga fiera,

ternura y lagrima mía,

devuélveme mi alegría,

olvida su primavera.

Pero sé que inútilmente

podré yo buscar consuelo

ni en la tierra ni en el cielo,

para mí estarás ausente.

Como el aire transparente

que se va y vuelve ligero,

como el aire compañero

habré de sentirte amor,

aunque no tenga el valor

de decir que por ti muero.

951

Olvido

Dulce palabra es olvido.

Triste tal vez. Gris acaso.

Pero yo la quiero, al paso

que desdeño lo vivido;

nada más dulce que olvido.

Mejor que glorias de amante,

mejor que ansiada y quemante

lágrima, mejor que herido

corazón y amor cambiante

prefiero tu paz, Olvido.

952

Hogar

Tú y la casa. Tú y las flores.

Tú y los libros desmandados

y los papeles volados

por revueltos corredores…

Tú y los limpios resplandores

del verano. Tú y la huida

de la soledad… Sin brida

se van los miedos mortales.

Tú y las cosas habituales

devolviéndome a la vida.

953

Agonía

Agonizo. Sueño. Me hundo

en la penumbra temida.

Desciendo lenta y vencida

hasta el límite profundo

de las tinieblas… Qué mundo

de la nocturna

me ciñe… Dejo en la urna

de vidrio y de mármol frío

mi corazón —ya sombrío—

y su rosa taciturna.

II

954

Soledad

Soledad. Callada estancia.

Reino del silencio. Cirio

desvaneciéndose. Lirio

que ya no es más que fragancia.

Misteriosa es su sustancia:

de olvido se hizo, de fina

bruma en que todo termina

por borrarse. Casi muerte,

largo sueño, extraña suerte

a que este amor nos destina.

955

Pez nocturno

Silueta en luz. Rara hechura

de sombra y brillo espejeado.

Metálico. Desvelado.

Isla nívea en mar oscura.

Cruz y espada en la lisura

del agua en calma. Diamante

a la vez cerca y distante

de la luna y de la orilla.

Espejismo. Maravilla.

Fina plata navegante.

956

Días sin regreso

¿Qué es el soñar? ¿Qué es la vida

por el tiempo vulnerada?

¿Qué importa la dicha hallada

o la esperanza perdida?

¿Qué más da el llanto, la herida,

el goce, la desventura

o el azar que transfigura

el amor en cruel olvido

cuando está el cuerpo aterido

y al pie de la sepultura?