Yucatán

Pilar Faller Menéndez

San Juan de la Cruz, “El Doctor Místico”

“Me parece que el secreto de la vida

consiste simplemente en aceptarla

tal cual es.”

San Juan de la Cruz

En el año de 1542, en Fontiveros, un pequeño poblado de Avila en España, nació Juan Yepes, conocido hoy como San Juan de la Cruz. Se cree que su padre y el segundo de sus hermanos murieron debido a la crisis agraria que provocó el hambre en Castilla en los años cuarenta del siglo XIV. Junto con su madre y hermanos, se trasladan a Arévalo, y cuatro años después deciden establecerse en Medina del Campo.

La infancia y la adolescencia de Juan Yepes transcurrieron en un ambiente de mucha pobreza, la cual pudiera considerarse de auténtica miseria. Estas duras circunstancias provocan que tuviera un cuerpo endeble y una estructura física pequeña debido a la desnutrición.

Recibió ayuda de instituciones de caridad, y es así como asiste al Colegio de los Niños de la Doctrina, ayudando en el convento tanto en las misas como en los oficios, así como acompañando en los entierros y pidiendo limosna. El colegio era una especie de reformatorio y escuela de enseñanza primaria que lo rescata del analfabetismo en el que vivían todos sus familiares, y le permite seguir con su formación.

Juan, a la vez que estudiaba, también trabajaba en el hospital de Nuestra Señora de la Concepción, en Medina, y se especializa en la curación de enfermedades venéreas contagiosas. Este nosocomio era popularmente conocido como el Hospital de los Bubas.

Su vocación religiosa lo lleva a los 21 años a ingresar en el Convento de los Carmelitas de Medina, con el nombre de Fray Juan Santo Matía. Ya como fraile, se instala en Salamanca, y en la universidad estudia los tres cursos preceptivos para obtener el bachillerato en Artes durante los años de 1564 a 1567.

En 1567 se ordena como sacerdote, y decide ingresar a la Orden de la Cartuja, la cual no tenía contacto con el mundo exterior por lo que se encontraba alejado de la inestabilidad de su orden cuando ocurrió la reforma del Carmelo.

Durante esta crisis tiene un encuentro con Santa Teresa de Jesús en Medina, y le ofrece al escuchar su testimonio de las Fundaciones, la alternativa de ayudarla en la reforma, por lo que en 1568 abandona Salamanca y acompaña a Teresa de Jesús en su fundación femenina de Valladolid, familiarizándose en este viaje con las nuevas disposiciones de la reforma. Al poco tiempo, funda el primer convento masculino de la orden del Carmelo Descalzo, y cambia su nombre por fray Juan de la Cruz. La fundación se traslada a Mancera en 1570, y fray Juan se convierte en el superior y maestro de los novicios.

Santa Teresa le pide en 1572 que sea el Vicario y confesor de las monjas de la Encarnación, en donde permanece cinco años, durante los cuales, acompaña a Santa Teresa en la fundación de conventos de Descalzas. Es en 1575 cuando el Capítulo General de los Carmelitas envía un Visitador de la Orden para Calzados y Descalzos: el padre Jerónimo Tostado, a fin de suprimir aquellos conventos que se fundaron sin la licencia del General y la reclusión de Teresa de Jesús, al convento que ella eligiera.

Juan de la Cruz es apresado en 1577 y llevado al convento de los frailes carmelitas de Toledo, y comparece ante un tribunal formado por frailes calzados que le quiere obligar a retractarse de la Reforma Teresiana, pero al negarse, lo declaran rebelde y obstinado, motivo por el cual es encarcelado en una celda oscura durante ocho meses. En ese estado de total abandono, Juan de la Cruz escribe el poema “Fonte” y otras obras.

San Juan vivía una constante presión psicológica en la cárcel, lo que lo llevó a sentir el desamparo y el olvido de los amigos. El desgaste físico que sufría era progresivo, por lo que temía morir en esas circunstancias, lo cual le lleva a escribir el más destacado de sus símbolos literarios: “Noche Oscura”.

Convencido de que no sería liberado, planea su fuga y logra escapar en la noche, y llegar al convento de carmelitas descalzas en Tajo, quienes lo trasladan al Hospital de la Santa Cruz, en donde permanece por un mes y medio. Después de su estancia en el hospital se va a Andalucía para terminar de reponerse, y llega como Vicario al convento de El Calvario. En este retiro del mundo se dedica a visitar a las monjas descalzas de la fundación Beas de Segura en donde conoce a su superiora, Ana de Jesús, con quien desarrolla una entrañable amistad.

El último encuentro que tiene con Teresa de Jesús, fue en Avila en 1581, en donde planearon la fundación de Granada y Burgos. Acompañado de Ana de Jesús, viaja a Granada en 1582 en donde conoce a una dama segoviana, Ana Mercado, a quien le dedica el poema “Llama de amor viva”.

Juan de la Cruz se convierte en Superior de los Mártires, y permanece en este convento hasta 1588, el cual fue el período más largo de su vida como religioso descalzo. El convento conserva un acueducto construido por el Santo, así como un cedro, que según la tradición él mismo plantó.

Al morir Santa Teresa en 1582, los descalzos se dividen. San Juan apoyaba la política moderada del provincial Jerónimo de Castro, ya que el padre Nicolás Doria, era muy radical, a pesar de lo cual fue elegido provincial, y nombró a Juan vicario de Andalucía, en donde el santo se dedicó a corregir los abusos que sufrían los frailes al tener que salir de los monasterios a predicar, ya que la vocación de los descalzos era la contemplación, por lo que provocó que muchos se opusieran a sus ideas.

El padre Doria nunca confió plenamente en Juan, por lo que releva a Juan de todos sus encargos, enviándolo sin ningún cargo al convento de La Peñuela, en donde medita y hace oración en las montañas.

Al caer enfermo, el provincial le manda salir del convento de Peñuela, y se traslada al de Ubeda. Este viaje empeora su salud, y el superior del convento le da un trato inhumano, prohibiéndole cualquier visita, y restringiéndole los alimentos. Después de tres meses de sufrimientos, Juan fallece el 14 de diciembre de 1591.

Como suele suceder después de la muerte, la del santo consiguió que su vida fuera revalorizada tanto por los fieles como por el clero, quienes acudieron en masa a sus funerales. Sus restos fueron trasladados a Segovia, donde fue superior por última vez.

Fue en 1675, el 25 de enero, cuando el Papa Clemente X promulga el Breve de beatificación de Juan de la Cruz, y el 27 de diciembre de 1726 fue canonizado por Benedicto XIII. El 24 de agosto de 1926 Pío XI lo proclama Doctor de la Iglesia Universal.

La doctrina de San Juan puede ser resumida como el completo abandono del alma en Dios, y en el amor al sufrimiento. A pesar de haber sido muy duro consigo mismo, con los demás era bueno, amable y condescendiente. Vivió la renuncia a todo, lo cual predicó siempre; se consideró “libre, como libre es el espíritu de Dios”. Su objetivo fue siempre buscar la plenitud del amor divino, y la unión del alma con Dios.