Yucatán

Haciendo el bien vences al mal. Mejor consejo que el que nos dio Jesús no puede haber. Haciendo el bien algo, poco o mucho, todos los problemas se calman, se aletargan, se aplacan, dijo ayer el canónigo Raúl Ignacio Kemp Lozano.

En el marco del Desayuno de Navidad a beneficio de Cottolengo, evento al que asistieron 300 personas, institución para alcohólicos y drogadictos por el que han pasado 8,754 personas en sus 34 años de vida, el fundador y director de este albergue señaló:

–Haz el bien y haciendo el bien vas a vencer el mal, comenzando dentro de ti. Entonces esa es la receta: no hay otra manera de vencer al mal que haciendo el bien. Eso que dijo Jesús es para que el pueblo recapacite en que todos los problemas que tenemos: emocionales, matrimoniales, económicos, sociales, haciendo el bien se van diluyendo.

Muy problemáticos

No van a desaparecer, porque los seres humanos somos muy problemáticos, estamos muy neuróticos, entonces cualquier cosa nos vuelve a afectar. Pero si volvemos otra vez a agarrar el control de las emociones, vuelve otra vez la paz y la calma.

Ahorita lo que necesita el mundo es eso: hagamos el bien, algo, poco o mucho, pero hay que hacer el bien. Eso debería de ser algo que se nos debe quedar claro en esta Navidad, y por eso es este mensaje: Vence el mal con el bien, empezando contigo mismo. Y si lo haces, tu ira, tu rencor, tu resentimiento, tu odio, todo eso, lo vas venciendo.

Entonces empieza ya a hacerte tu bien, busca paz, busca tranquilidad. Busca en esto algo muy positivo, muy claro: La verdad, pero llena de filosofía, porque nadie puede dudar de que esta sea una verdadera medicina terapéutica. El mal está dentro de nosotros. Hazte tu bien, quiérete, ámate, respétate, cuídate, y verás cómo va a cambiar todo.

Mensaje de Navidad para la gente

Finalmente, el querido Padre Kemp nos dijo:

–Voy a enviar un mensaje de Navidad para todos, un mensaje de alegría y amor para toda la humanidad, para los seres humanos, para los más olvidados, para los más pobres, para los más desamparados, para los más abandonados: que no se sientan solos, que sientan que hay quien reza por todos ellos y los ama.

(Roberto López Méndez)