Pilar Faller Menéndez
Icono de la “Nouvelle vague”
Anna Karina, actriz y cantante francesa, musa de Jean-Luc Godard, considerada ícono de la “Nouvelle vague” (Nueva ola) ha fallecido recientemente en un hospital de París a la edad de 79 años, víctima de un cáncer. En su cuenta de twitter, el Ministro de Cultura de Francia, Franck Riester, escribió: “Hoy, el cine francés ha quedado huérfano. Ha perdido a una de sus leyendas.” En una de las que fuera probablemente las últimas entrevistas que concediera y que realizara en 2018 Thomas Samson, de la AFP, declaró: “Soy una vieja historia, pero una vieja historia todavía puede ser buena.” La entrevista no trataba precisamente sobre ella, era una retrospectiva de Jean-Luc Godard, sobresaliente director del séptimo arte, de quien fuera su musa y la convirtiera en el referente de una generación entera.
En una fotografía exhibida en la Croisette de Cannes hace un par de años, en la que aparece con Jean Paul Belmondo en un apasionado beso que invitaba al recuerdo, y a la inolvidable película de “Pierrot el loco” de 1965, quedaba el registro de una era.
Su historia fue trágica: nació en Solbjerg, Dinamarca, pero Karina escapó de su casa a los 17 años y se fue a Francia con la esperanza de convertirse en actriz, país en el que vivió en las calles a merced de la caridad. Alguien descubrió sus grandes ojos y su rostro pálido. Se dice que Coco Chanel fue quien le cambió su nombre de Hanne Karin Blarke Bayer al de Anna Karina. Comenzó haciendo un anuncio de jabones, aunque tuvo una exitosa carrera de modelo. Al verla Godard, le ofreció una escena de desnudo en “Breathless” (Sin aliento), la que fuera su primera y más famosa película, pero Anna Karina se negó a participar en ese filme. Posteriormente, Godard la eligió como protagonista de “El soldadito” (1963) no sin antes pedir la aprobación de sus padres, ya que ella era menor de edad.
Durante el rodaje de esta película, Godard y ella iniciaron un romance que terminó en boda, y en una separación después de cinco años, quedando pendientes siete películas por filmar. En cada una de las películas que protagonizó, puede percibirse a una Karina diferente: la Anna de la comedia romántica en “Una mujer es una mujer” (1961), película con la que ganó el premio a la mejor actriz en el festival de cine de Berlín, cuando apenas tenía 21 años. Karina es distinta en su personaje enigmático de Natacha Von Braun en “Alphaville” (1965), y la melancolía que muestra en “Banda aparte” (1964) contrasta con la tristeza de “Vivir su vida” (1962). Anna Karina representaba todas las posibilidades de poder ser siempre distinta, única y libre.
A pesar de Godard, Anna Karina fue musa, ícono, y a la vez, todo lo contrario, lo cual demostró al cantar al lado de Serge Gainsbourg, también rodó una obra maestra con Jaques Rivette titulada “La religiosa” y dirigió “Vivre ensemble” (Vivir juntos) en 1973. Se distanció de los últimos y más abstractos trabajos de Godard. Al irse de su lado, Godard perdió la gracia, así como la inmediatez del triunfo. Su cine se transformó: ganó hondura pero perdió la fragilidad de la vida. Con Anna Karina, el cine francés representaba, antes que nada, un lugar donde vivir, después se tornó una excusa y el principio para la reflexión.
La relación que vivió con Godard estuvo marcada por el drama, perdieron un hijo antes de nacer, y la última vez que se les vio juntos, fue hace más de 20 años. Desde entonces, no había habido ningún contacto entre ellos. Karina comentó. “Está en Suiza y no abre la puerta.”, pero aseguró que no se sentía triste, ya que después de todo, era su vida.
Después de su matrimonio con Godard, Karina contrajo nupcias con Pierre Fabre, quien fuera fundador de uno de los tres grupos farmacéuticos más grandes en Francia, posteriormente con Daniel Duval, actor y director francés, y en 1982, contrajo matrimonio con el director de cine, actor y guionista estadounidense Dennis Berry.
Anna Karina no puede ser considerada como una vieja historia, sino una de las mejores historias del cine francés.