Dra. en Arq. Yolanda Fernández Martínez
Habitar y más
El tema de la seguridad vial es responsabilidad de nosotros como sociedad
Me permito insistir en que la seguridad vial es responsabilidad de nosotros como sociedad que procura lo mejor para nuestras vidas y las de nuestras familias. Y precisamente sobre eso, hay que generar una agenda de trabajo. ¿En qué pensamos cuando manejamos? Porque yo cuando manejo, pienso en mi familia y en la familia de los demás.
Como es “costumbre,” durante la semana del 25 de noviembre al 1 de diciembre, las notas periodísticas relativas a sucesos policíacos estuvieron ocupadas por lamentables sucesos en la vía pública. La mayoría de ellos relacionados con volcaduras en la ciudad y otro con una tragedia en Periférico, donde una joven pareja perdió la vida. La reincidencia de tales eventos como la noticia del día, nos está llevando a una situación de “normalidad”, a la que nos “acostumbramos” de que estos eventos sucedan. Por tanto, hemos llegado a un punto en el que debemos poner más atención que nunca.
NO ES NORMAL QUE HAYA VOLCADURAS SISTEMÁTICAS AL INTERIOR DE LA CIUDAD, ASÍ COMO TAMPOCO PODEMOS ASUMIR QUE SEA NORMAL QUE LA GENTE MUERA EN PERIFÉRICO.
Para ello necesitamos cambiar la forma en la que pensamos y sobre todo, analizar con profundidad la problemática a la que nos enfrentamos. Primero que nada, las volcaduras suceden en su mayoría en zonas próximas a las glorietas, además que están relacionadas con el hecho de que alguien no respetó el alto. El exceso de velocidad y la distracción son los elementos presentes en estos eventos. En cuanto al periférico, no cabe duda de que los conductores lo usan como la vía más rápida para llegar a sus destinos, convirtiéndola como la ruta mortal para llegar más rápido a los eventos catastróficos.
Entonces, ¿en qué estamos fallando como sociedad? Desde esta perspectiva, quiero enfatizar que la Secretaría de Seguridad Pública cumple con su función y pleno ejercicio del cuidado de la seguridad en nuestro Estado. Sin embargo, nunca habrá suficientes regulaciones y señalamientos viales, así como agentes policíacos que eviten que algunas personas, por ser “irresponsables” o “desconocedoras” de lo que implica conducir un automotor, nos pongan a los demás en una situación de riesgo permanente.
Por tanto, el tema de la seguridad vial es responsabilidad de nosotros como sociedad, como padres de familia, como educadores, como miembros de una comunidad que vela por la integridad de su familia y la propia. En virtud de lo anterior, nosotros debemos constituirnos como responsables de la seguridad vial de nuestra ciudad y Estado, y esto tiene que ver con “estar presentes” al momento de conducir un automotor de cualquier tipo. ¿Qué significa estar presentes? Poner los 5 sentidos y uno más, el sentido común, en el volante.
Con el nivel de información que tenemos hoy en día, es inaceptable que siga habiendo eventos donde el celular, el alcohol y la velocidad sean los protagonistas de tragedias que cobran vidas humanas. En virtud de lo anterior, es urgente y prioritario establecer una agenda pública en dos dimensiones. Primero sobre la cuestión de la concientización ciudadana de los riesgos de manejar con distractores y/o a exceso de velocidad. En artículos previos, me permití destacar la campaña de Bilbao de velocidad máxima de 30 Km/hr en poco más del 80 % de sus vialidades. Toda vez que está demostrado que el impacto como consecuencia de una velocidad mayor, lo único que garantiza es la muerte. En segundo lugar, está el tema de la educación vial, la cual está relacionada tanto con lo que se puede enseñar en la escuela desde el nivel básico, hasta los nuevos requerimientos que se tendrían que poner al momento de solicitar o renovar una licencia de conducir.
En virtud de lo anterior, me permito insistir que la seguridad vial es responsabilidad de nosotros como sociedad que procura lo mejor para nuestras vidas y las de nuestras familias. Y precisamente sobre eso, hay que generar una agenda de trabajo. ¿En qué pensamos cuando manejamos? Por que yo cuando manejo, pienso en mi familia y en la familia de los demás.