El Pbro. Monseñor Manuel Vargas Góngora celebró anoche 61 años de vida sacerdotal en una misa que encabezó el Arzobispo Emérito, Emilio Carlos Berlie Belaunzarán, y concelebrada con sus hermanos Heriberto y Angel.
Monseñor Vargas fue ordenado sacerdote por el Arzobispo Fernando Ruiz Solórzano el 21 de diciembre de 1958, en la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, de San Cristóbal, donde estuvo 35 años; en los últimos 5 años ha estado en la rectoría de Santa Lucía.
El sacerdote nació el 23 de diciembre de 1934 en Mérida, en el barrio de San Cristóbal.
El Arzobispo Emérito Berlie Belaunzarán señaló que esta misa fue por una ocasión especial para el Pbro. Manuel Vargas por sus 61 años de sacerdocio, “que se dice pronto pero lo que significa remar en la lancha de la vida a lo largo de 61 años como presbítero. El sacerdocio consiste en servir, y el corazón del sacerdocio consiste en eso: servir y ser amigos de Jesús, ser amigos de Cristo”.
Tres hermanos sacerdotes
Son tres hermanos: Heriberto, Manuel y Angel, su camino sacerdotal es muy admirable; a pesar de los retos, la edad y las circunstancias que les impone la salud, ellos siguen trabajando, siguen sacerdotalmente activos, es algo que merece un gran reconocimiento. Siguieron el ejemplo de su inolvidable tío, el fundador de las Misioneras Hijas de la Madre Santísima de la Luz, el Pbro. Juan Pablo Góngora Alvarado, añadió Berlie Belaunzarán.
Al concluir la misa que se realizó en el atrio de la rectoría de Santa Lucía, el Padre Manuel Vargas recordó que fue ordenado sacerdote en la parroquia de San Cristóbal, en el barrio que lo vio nacer, por el entonces Arzobispo Fernando Ruiz Solórzano. Y, después, con el tercer Arzobispo, Manuel Castro Ruíz, trabajó e incluso realizó largo viaje en auto hasta Monterrey, un viaje con otros padres que estaban un poco delicados de salud.
“De monseñor Manuel Castro tengo gratos recuerdos, cantaba muy bien, no solo lo eclesiástico, sino que también canciones populares y con don Emilio trabajé muy coordinadamente, me dejó 35 años en San Cristóbal y fue ahí donde iniciamos grupos apostólicos; las peregrinaciones guadalupanas cuando yo llegué eran 9 y a mi salida ya eran 250”.
Obediencia
Mencionó que ahora está para obedecer al nuevo Arzobispo, ya que Dios pone a los jefes de la Iglesia y tenemos que obedecer a donde nos mande, los cambios a veces duelen, pero pensando siempre que no son ellos, sino que Dios Nuestro Señor lo permite.
“En San Cristóbal habían muchísimos grupos, siempre hay gente, muchos coros; sin embargo, en Santa Lucía viene poca gente, hay días que oficio misa ante dos o tres personas y el problema ha sido que llegó el turismo, compraron casas, las volvieron hoteles y los vecinos se fueron al norte y todo esto es parte de mi apostolado”, comentó.
“Es gratificante ver cuando mucha gente comulga, se confiesan, es trabajo apostólico y ahora estamos haciendo muchas mejoras, ya se pintó el templo, se colocaron tinglados para los próximos grupos de catecismo, fue con ayuda de Dios y el apoyo de los feligreses que apoyan económicamente. Seguiré trabajando en nombre de Dios, siempre me encontrarán aquí en Santa Lucía disponible para escuchar confesiones, a todos les agradezco estar aquí”, continuó.
De la misma manera, agradeció a sus hermanos sacerdotes Heriberto y Angel Vargas estar siempre presentes.
Luego de la misa se realizó un convivio en el atrio con la presencia de mariachis y del comediante regional “Zapote”.
(José Manrique)