Yucatán

Entre el Arbol de Navidad y la Cena de Noche Buena

Roger Aguilar Cachón

Y la cuenta regresiva ha llegado, si desde hace algunos meses estábamos esperando con ansias esta temporada, he de decir a mis caros y caras lectoras, que ese momento ya llegó. Y es, entonces, el momento preciso para ir al lugar donde año tras año se guardan los elementos que nos sirven en esta temporada. De los roperos, sitio ideal donde se encuentran guardadas, entre otras cosas, las figuras que conformarán el Nacimiento, elemento importante que significa la celebración de la venida a este mundo del Niño Jesús o Niño Dios. Es el momento ideal para sacudirlos, limpiarlos y, en ocasiones, llevarlos a reparar, para dejarlos como nuevos. Además de éste, hay otros elementos que de alguna manera se vinculan con las festividades navideñas y que adornan nuestros hogares en esta época.

Son diversos los elementos que se fusionan en la celebración de la Navidad, cada uno de ellos con una significación especial y con características propias: el árbol de Navidad, las piñatas, Santa Claus, el pavo, los regalos, entre otros. El árbol de la Navidad, cuyo origen hay que buscarlo en la cultura germana; los nacimientos, cuya paternidad se le atribuye a los italianos, y las piñatas, en cuyo origen se mezclan las culturas italianas, españolas y mexicanas.

Un elemento importante en estas celebraciones navideñas lo representa, sin duda alguna, Santa Claus o San Nicolás, o bien Papá Noel, cuyo origen se encuentra en las culturas turcas y holandesas. Actualmente, cada país da un toque especial a este personaje. El famoso y esperado aguinaldo tiene su etiqueta de origen en Francia, otro elemento que hoy ha caído en desuso son las antes hermosas y hoy virtuales tarjetas postales, que vieron la luz por primera vez en Inglaterra y, por último, mas no por ser menos importante, es la Flor de Noche Buena, de cuyo origen se enaltece nuestro querido México. Hay otras actividades que se relacionan con la Navidad, de las cuales ya hemos hecho referencia en notas anteriores.

La Navidad es tradicionalmente celebrada por los católicos el 25 de diciembre, misma que se festeja desde la noche anterior con la tan famosa Cena de Navidad, desde luego que antes se debió haber acudido a la Misa de Gallo. Esta fecha fue tomada de los rituales griegos y latinos, y corresponde a las actividades que dan inicio al solsticio de invierno. Respecto a la fecha exacta al nacimiento del Niño Jesús, se piensa que pudo haber ocurrido antes del invierno, ya que en la Biblia se asienta que el nacimiento del Niño Jesús se da en los tiempos cuando los pastores se encuentran en el cabo realizando las tareas propias del mismo. Al ser de esta manera, hay que recordar que las labores agrícolas se llevan a cabo en septiembre, por lo tanto y si se sigue la observación anterior, el nacimiento del Niño Jesús pudo darse muchos meses antes de diciembre. Pero la Iglesia católica tenía otra idea en cuanto al nacimiento de Jesús y fue así que a partir del siglo IV, ya se celebraba oficialmente como nacimiento del Niño Jesús el 25 de diciembre. Y desde esa fecha hasta hoy, sigue sin ninguna alteración.

El árbol de Navidad es uno de los elementos importantes con el cual se da inicio a las festividades navideñas, es por eso que desde temprana hora, a finales de noviembre, ya es posible ver en algunas casas ya instalados estos preciosos árboles, cuyo material va desde una ramita hasta los naturales, ya gustados y preferidos por un gran sector de los yucatecos, cuya venta inicia desde la primera quincena de noviembre en los lugares acostumbrados. El Árbol de Navidad tiene su origen en el pueblo germano, ya que se cuenta que en la antigüedad, en esa cultura hubo un gran árbol que sostenía al mundo y que en sus ramas se encontraban colgando o, como se dice en la costa, guindando, las estrellas, la Luna y el Sol que iluminaban a los habitantes del mundo. Este árbol recibía el nombre de “Isdrasil”, que era muy venerado y respetado por los germanos de ese tiempo, al cual le rendían culto en estas fechas de diciembre. Los habitantes portaban antorchas, para iluminarse en la oscuridad, y se ponían a danzar muy contentos alrededor del mismo. Su intención era pedir al árbol buena salud y condiciones de vida óptimas.

La costumbre de colocar árboles en nuestras casas se debe a la cultura druida, ya que ellos cortaban las puntas de los grandes árboles cada fin de año, como una manera de celebrar la ceremonia de las bienaventuranzas. La parte cortada era trasladada hasta sus hogares, donde además de adornarlos, les servía para celebrarlo durante un tiempo determinado. Con el paso de los años, Martín Lucero impulsó la costumbre de colocar para estas fechas el árbol de la Navidad, difundiéndose hacia en Alemania e Inglaterra. Nuestro vecino del norte adopta la colocación del árbol de Navidad en 1847, misma que nosotros los mexicanos copiamos y que hasta hoy constituye una de las costumbres que no hemos dejado de practicar.

El Nacimiento o Belén tiene su origen en 1223, cuando san Francisco de Asís colocó uno en el bosque de Greccio, en Italia, y éste sirvió para hacer la representación del mismo, usando para tal caso personas y animales que fueron colocados a la entrada de una cueva. Estas celebraciones se empezaron a realizar cada año y poco a poco se fue difundiendo por todo el país, y a otras partes del mundo. Cada país le ponía elementos distintos, ya seas que se colocaran figuras de madera o bien de barro u otro elemento. Los nacimientos o pesebres reciben diferentes nombres, dependiendo del país al cual nos refiramos, por ejemplo en Inglaterra se les conoce con el nombre de Crib, los franceses lo denominan Crechè, Alemania por su parte lo llama Krippé. Italia, de donde es originario, lo denomina Precepio, en España se le conoce como Belén y en nuestro país ha llegado y permanecido con el nombre de Nacimiento.

Cada uno de estos Nacimientos, Belenes o como se les quiera denominar, tiene elementos propios que los caracterizan y enriquecen, de esta manera podemos encontrar desde pastores de barro con piernas de alambre, hasta animalitos como pollitos, burritos, gallinas, etc., pozos, lagos (que, en el mayor de los casos, se hacen poniendo en el piso del Nacimiento un espejo que cubrimos con un poco de zacatito verde), patitos, sin dejar de mencionar a los Reyes Magos (que en algunos lugares como Tizimín son santos) y la Sagrada Familia, José, María y el Niño Dios. El material con el que son elaborados hace posible que los precios y calidades dependan de los mismos y del sitio donde se obtengan. Dato curioso, es que podemos ver en nuestra ciudad, desde hace algunos años, nacimientos diminutos elaborados en una cáscara de nuez. En este momento que estoy escribiendo la presente nota, me percato y me asombro de no ver a mi derredor algún nacimiento o algo que me dé alguna esperanza de su pronta colocación, de no ser así, deberé ir a adquirir aunque sea uno pequeño para no pasar desapercibida esta fecha.

Otro elemento distintivo de estas fiestas navideñas, y el cual es esperado por los niños y niñas de todo el mundo, es el personaje que lleva, entre otros, nombres Santa Claus, San Nicolás o Papá Noel. Se dice que el origen de este personaje no es ficticio, sino que vivió en la ciudad de Myra y fue Obispo alrededor del siglo IV. El nombre de este Obispo fue Nicolás y su vida se caracterizó por su generosidad y por los regalos que proporcionaba a los pobres. Su fama comenzó a extenderse y a traspasar fronteras físicas y culturales. Esta influencia llegó al Cercano Oriente hacia el siglo XI, posteriormente pasó a la región nórdica. Fue en el siglo XIII, cuando san Nicolás ya había sido elevado a los altares, nombrado protector de los niños, y en Holanda se le erige un monumento para su veneración. La fiesta de San Nicolás se celebra en Holanda el 6 de enero, cuando los niños salen de sus casas y recorren la ciudad pidiendo de puerta en puerta el dinero del Obispo. En algunas escuelas, un monje las visita vestido con traje rojo y barba, repartiendo juguetes en cada visita.

El Santa Claus que nosotros conocemos data del año 1860 y es creación del estadounidense Thomas Nast, quien publicó en el Harper´s Weekly, por primera, vez la figura alegre y regordeta de Santa Claus. Ya desde el siglo XIX, esta figura ya era muy popular y una firma refresquera elaboró tarjetas y muchos artículos que hasta hoy ya son piezas de colección y tienen un gran valor.

En la actualidad, en diversos lugares como hospitales, clínicas, asilos de ancianos y casas de niños, es costumbre que una persona se vista de Santa Claus y lleve los regalos a las personas que están en esos lugares. Hay personas que llevan ya muchos años representando a este personaje navideño. La única diferencia es que la visita se hace días antes de la Navidad.

Las coloridas y vistosas piñatas son otro de los elementos que no deben faltar en las fiestas de la Navidad –las vemos siempre en las posadas y mucho menos en la de Año Nuevo (que deben tener las siete puntas, por eso de los pecados capitales–, su origen es italiano aunque adquiere nacionalidad en nuestro país. La costumbre era que se rompiera en época de la Cuaresma y con el paso del tiempo se trasladó hasta las fiestas de diciembre. En nuestro país, las piñatas se prohibieron entre los años 1788 a 1796, ya que la Iglesia atribuía que los cantos que se entonaban previo a su rotura contenían mensajes prohibidos, y que incitaban a la violencia, además que tenían una buena dosis de picardía, situación que causaba mucho escozor a los conservadores de aquella época. Con el paso de los años la prohibición se levantó, dando paso a que las piñatas –de nueva cuenta– ya no solamente se rompieran en estas fechas, sino que se generalizara en las dedicadas a los onomásticos y otras de carácter popular. Cabe destacar que el que escribe la presente nunca tuvo una piñata para romper, espero que en los próximos años pueda tener el gusto de romper una –aunque sea a solas.

El aguinaldo, que también se relaciona con las fiestas decembrinas, es una tradición que se remonta también a la cultura druida, es una palabra de origen pagano que deriva de au-gui-l´-anneuf, cuyo significado es el muérdago del año. Rememora la tradición del inicio de las festividades del Año del Muérdago. Unas vez que se recolectaba este fruto del bosque, al llegar a la ciudad, tanto los niños como los adultos saltaban a las calles gritando au-gui-l´-anneuf. Los dueños de las casas de la ciudad les regalaban frutas, dátiles o higos y en ocasiones cuando el dueño de la casa tenía las posibilidades, les daba cierta cantidad de dinero en monedas de cobre. Con el paso de los años, esta celebración pasó a la Iglesia católica donde, en el momento de la Eucaristía, los ministros católicos otorgaban a los asistentes panes, previamente bendecidos. Posteriormente dejaron las paredes de iglesias y conventos, y llegan ahora a nosotros bajo otra connotación.

La tradicional Flor de Noche Buena –que en estas fechas se pueden ver en macetas adornando diversos lugares de los hogares de nuestra ciudad, así como en algunos jardines– ya era conocida en tiempos prehispánicos con el nombre de cuetlaxochitl, misma que era utilizada por los nativos por sus propiedades medicinales, para la erradicación o tratamiento de algunas enfermedades. A la llegada de los españoles, éstos se dieron cuenta de su belleza y de manera inmediata la incluyeron en sus nacimientos. Un diplomático norteamericano, de nombre Joel R. Poinsett, llegó a nuestro país y se dedicó a estudiar a la cuetlaxochitl, la sacó de México y la llevó por primera vez a Carolina del Norte, en Estados Unidos para cultivarla, posteriormente se trasladó su cultivo a Europa. Se le conoció con el nombre científico de Poinsettia pulcherrima, en honor al investigador. En la actualidad, a la misma planta se le conoce con el nombre de Europhorbia pulcherrima.

El pavo es otro elemento importante en la Navidad –además de sabroso–, sobre todo en la cena; el origen de su uso data de la época de la Conquista, cuando los españoles encontraron por vez primera vez esta ave, a quienes les gustó su sabor y lo llevaron a Europa. De esta manera el pavo ha sido y será, por muchos años, el protagonista de las cenas navideñas, sin importar si es importado o bien de patio, aunque después de la cena lo estemos comiendo por espacio de cuando menos una semana en diversos guisos.

La cena de Navidades es el momento adecuado para la convivencia familiar, reunidos en la mesa de los abuelos (es lo más tradicional) o bien en uno de los muchos restaurantes que ofertan a precios variados, es propicio para que la familia se reúnan a compartir el pan y la sal. Muchos son las recetas y los guisos que se ofrecerán en la mesa, entre lo que no puede faltar es el pavo, ya sea relleno o asado, la pierna, el jamón claveteado, en hogares se acostumbra hacer sándwiches de pavo y envolverlos para la familia y visitas. No hay que olvidarse de los sandwichones, la ensalada, el frijol refrito y en ocasiones no muy comunes, el bacalao. De postre ensalada navideña, algún pastel, pay y también el famoso fruit cake.

Es la cena navideña el momento adecuado para colocar en el nacimiento de la casa, al Niño Dios a las doce de la noche, labor que corresponde al familiar más joven, posteriormente se hará el tradicional intercambio de regalos y para los niños pequeños, éstos deberán irse a dormir para que Santa Claus pueda llegar con sus regalos. Tradición que aun en pleno siglo XXI prevalece. Bueno, mis caros y caras lectoras, solamente me resta desearles a todos ustedes una FELIZ NAVIDAD!