Ante cientos de feligreses, el Arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, encabezó anoche la solemne Misa de Nochebuena en la Santa Iglesia Catedral con la colocación de la imagen del Niño Dios en el monumental pesebre del recinto catedralicio.
Primero fue la lectura del texto de la Anunciación del nacimiento del Redentor y, al inicio del cántico de Gloria, en procesión, los integrantes de la familia Pérez Rodríguez llevaron la imagen de Jesús recién nacido hasta el altar y lo entregaron al Arzobispo Rodríguez Vega, quien a su vez se lo entregó al diácono José Alberto Buenfil y éste colocó la imagen en el pesebre, acompañado por el Rector de la Catedral, Pbro. Justo David Ceballos, e integrantes del presbiterio ante la mirada del Pastor de la grey católica de Yucatán.
Coro Catedralicio
Como cada Misa de Nochebuena, participó el Coro Catedralicio de San Ildefonso a cargo del maestro Alejandro Pereira con el órgano tubular del recinto.
En su intervención, Monseñor Rodríguez Vega deseó una Feliz Navidad a los presentes y les explicó que, en los primeros 300 años de nuestra era, la Iglesia durante ese lapso solamente celebraba la Pascua, Muerte y Resurrreción, en vista de la persecución religiosa por parte de los emperadores romanos y, cuando por fin hubo libertad religiosa y el emperador dejó de perseguir a la Iglesia, fue entonces cuando los cristianos hicieron cálculos de la fecha de nacimiento de Dios para comenzar a celebrar la Natividad. Se buscó en los anales el día, mes y año y se difunde el comentario el 25 de diciembre, fecha en que los romanos celebraban el nacimiento del Sol y la Iglesia cristianiza esa fecha, ya que esa fecha nacía el Sol y Cristo es ese Sol y salvador del mundo.
El Arzobispo hizo ver que poco importan la exactitud de las fechas, quizás pudo nacer seis años antes de lo estimado, quizás más.
Pudo hacer sido en el 23 ó el 25, poco importa la fecha, lo que importa en verdad que la Iglesia celebra que el Hijo de Dios vino al mundo y está con nosotros; nació en una noche oscura, por eso Cristo es la luz del mundo.
Sólo pastores y ovejas
Monseñor Rodríguez Vega mencionó que aquella noche fría y oscura los que estaban en vela eran los pastores y sus ovejas, ellos fueron los que se dieron cuenta del nacimiento; a quienes se les avisó fue a los pastores, gente muy pobre.
El Prelado dijo que el hecho de que los pastores que cuidaban a sus ovejas hayan presenciado el nacimiento, tiene un profundo significado teológico.
En la actualidad los obispos, los sacerdotes, son los pastores que guían al pueblo de Dios, a las ovejas.
Los pastores eran gente muy pobre, pero en ese contexto hay un simbolismo teológico en una realidad histórica, pastores y ovejas son la Iglesia y pueblo de Dios, fieles y pastores adorando a Dios en el pesebre.
El nacimiento de Cristo fue en Belén, casa del pan, Cristo es el Pan de Vida, el pesebre es el lugar donde comen los animales, sitio donde comen las ovejas. Cristo nació en un establo, el lugar más pobre, ya que no había lugar en las posadas, todo esto tiene un significado teológico, Cristo Pan de Vida, explicó el Arzobispo.
Añadió que el nacimiento de Cristo es el anuncio de su pasión y muerte; el Hijo de Dios pudo haber nacido en un palacio, es más, pudo nacer en el mejor lugar del mundo, pero Dios quiso que naciera en un lugar como un pesebre en la pobreza, nace entre los animales, nace en un establo y es depositado en el pesebre, es una muestra de la pasión infantil y todo lo sucedido se quedó en el silencio de aquella noche, añadió el Arzobispo.
Una familia completa
Rodríguez Vega mencionó que la Pasión de Cristo la observamos en la Cruz, encarnó en María, nació en el seno de una familia, él quiso nacer de una mujer y es que bien pudo quizás aparecer en medio de la humanidad, pero quiso nacer en una mujer, pudo haberse quedado sin papá, pero quiso tener una familia completa.
“Hoy muchos se esfuerzan por destruir la imagen de la familia tradicional: padre, madre e hijos, pero Cristo quiso tener un papá, a un hombre que lo educara, en ese tiempo eran los varones que educaban en la Ley de Dios. San José sirvió en ese ministerio escogido por Dios, es algo que nos deja sorprendidos y es que José era descendiente de David y le dio nombre a Jesús.
En aquella sociedad, María y José eran personas sin importancia, eran humildes y tan pobres que fueron escogidos por Dios para cuidar de su hijo, ella para traerlo al mundo y él para educarlo, en una noche maravillosa y esplenderosa, y el 2019 años después estamos sorprendidos de la inmensa muestra de amor de Dios que ahora nos queda ahora corresponder a Dios con tanto amor, tenemos que imitar a María y José y transmitir como buenos testigos esta tradición de fe que se trae desde el siglo IV de nuestra era, de la celebración de la Navidad y, desde el año 1223, la tradición de San Francisco que, por inspiración divina, llegó a México de los nacimientos.
El Arzobispo urgió a que seamos transmisores de la verdad de Dios encarnado a los niños y jóvenes de un Dios que nació en la pobreza y para no perder la paz en las ansias de tener más y por querer ser más, además de no ser injustos en el trato sobre los demás.
De la misma manera, Rodríguez Vega hizo ver que José, varón, recibió a María, no siguió lo que la ley mandaba y esta noche adoremos siempre al Dios encarnado y tratemos de meditar y profundizar lo que significa esta fiesta y seguir los buenos y grandes ejemplos de María y José, que asi sea.
Al término de la misa, varias personas se acercaron al Arzobispo para la bendición de los Niños Dios que colocarán en los nacimientos de sus hogares.
(José Manrique)