“Tuve que salir a correr después de todo lo que me embutí, si no me queman el 31”, dijo don Artemio Sosa mientras corría a paso firme sobre el Paseo de Montejo.
Con los primeros rayos de luz a pesar de ser Navidad, turistas nacionales y extranjeros, incluso meridanos, salieron a las calles para realizar su habitual ejercicio matutino mientras la mayoría de los ciudadanos dormía a pierna suelta o continuaban la fiesta.
“Ya no tomo, desde que comencé a ayudar a mi esposa asando el pavo, comencé a picar comida y, obvio, a la una de la mañana ya había yo comido, además de todo lo que llevaron mis hermanos a la fiesta navideña, me acosté unas horas y a darle para comer sin remordimiento mi caldito de pavo”, agregó don Artemio, aparentando el paso y continuando su recorrido.
Por su parte Anna Thompson, residente de Utah, Estados Unidos, acompañada de un amigo, caminaban a trote en Paseo de Montejo mientras observaban las casonas; manifestaron que ella, a pesar de la desvelada de la fiesta navideña que organizaron en el hotel donde se hospedaban, decidió acostarse poco después de la medianoche para disfrutar de la fresca mañana y correr sin sol.
Con paso leve y bien abrigada, doña Alejandra Flores paseaba a “Toby”, mientras esperaban a que los demás integrantes de la familia se levantaran. “A pesar de la desvelada, ya estoy despierta y, como todos duermen, saqué a dar la vuelta a “Toby”, pobre, él también tiene derecho a pasear después del estrés que sufrió por la reventadera de bombitas”, añadió doña Alejandra.
(Fotos y texto: Melly Manzanero)