Aunque muchos de ellos, como Gordon Macrac Tulloch, originario de las afueras de Toronto, ya tienen casa propia en el puerto, Progreso está listo para el arribo de poco más de 2,500 extranjeros, en su inmensa mayoría canadienses, que vienen a vivir aquí por lapsos que van de los cuatro a los seis meses.
Habitantes, prestadores de servicios y autoridades del puerto señalan que el grueso de estos extranjeros arriban a finales de diciembre y principios de enero y se quedan hasta los meses de abril y junio; para ello, rentan cerca de mil casas a lo largo de la costa norte con derramas mensuales de poco más de 15 mil pesos por cada domicilio ocupado.
Ayer Progreso ya tenía algunos de estos llamados “snowbirds”, porque al igual que los pájaros que emigran hacia el sur en el invierno, ellos prácticamente vienen “huyendo del frío” del Canadá, donde las temperaturas bajo cero son “normales” en estos meses.
Gordon ya vive aquí con su esposa Liz y están a la espera de sus hijos y de su nieto que acaba de nacer. Él llegó por vez primera a Progreso hace dieciséis años y compró una casa hace tres años. “Vine porque la gente es muy amigable, hermosa, y porque nada como estar en la playa a la orilla del mar y correr con mi perra, que es de raza sudafricana”, dijo al reportero mientras bebía un “ron pintadito” en el Barlovento.
Durante muchos años estuvo viniendo por uno o dos meses hasta que decidió solicitar la residencia. Aunque casi no habla español, este canadiense afirmó que quiere mucho a los progreseños y a los yucatecos, además de que señaló que ya tiene verdaderos amigos aquí.
“La primera vez que vine a México fue hace 53 años, un amigo manejó siete mil millas desde las afueras de Toronto. Me casé hace 48 años con Liz y desde hace tres vivimos aquí”, dijo.
—¿Y cuando muera dónde van a quedarse sus restos, aquí o los regresarán a Canadá? —preguntó el cronista en inglés.
—Cuando muera mis cenizas las van a tirar aquí en el mar, aquí me voy a quedar para siempre —respondió Gordon y platicó que suele correr con su perra y dos canes más de raza alemana, dachshund.
Está tan comprometido ya con los progreseños que cada año organiza un desayuno con una colaboración de 300 pesos para recaudar fondos y así ayudar a niños pobres y desamparados en la Navidad. Este año el convivio será el 6 de diciembre en el restaurante Faces.
Aunque los canadienses y estadounidenses arriban en su mayoría a finales de este mes, desde fines de noviembre se les dio una bienvenida, con cochinita y música típica de Yucatán, de parte de las autoridades municipales y estatales a 200 de ellos que ya viven aquí.
La directora de Asuntos internacionales del Gobierno del Estado, Ariadne Morales Acevedo, informó que suman entre 2,000 y 2,500 los “snowbirds” que llegan cada año a las costas yucatecas, mayormente a Progreso, para quedarse por un lapso de 6 meses; provienen de Estados Unidos, así como de Canadá y Gran Bretaña.
La Cámara de Comercio de Progreso señaló, por su parte, que este “turismo” ha ido creciendo año con año y deja una importante derrama económica en la costa norte. Rentan casas y conviven con los progreseños como si fueran uno más, ya que utilizan autobuses urbanos y taxis colectivos y frecuentan los supermercados y los restaurantes del malecón; algunos desfilan en carros alegóricos durante el carnaval.
Los canadienses eligen casas en Progreso, Chicxulub, Chelem y Chuburná. Demandan servicios públicos, recolecta de basura, agua, servicios médicos, seguridad, transporte. Se la pasan en casas de playa que rentan a los yucatecos y casi todos son adultos jubilados que cada mes reciben una pensión del gobierno de Canadá.
Muchos permanecen de octubre a marzo y otros de enero a abril. Aunque no se sabe con precisión, los cálculos de sus gastos por vivienda se estiman en poco más de 15 mil pesos. Suelen frecuentar bares ubicados cerca del muelle fiscal a espaldas del malecón, donde tienen desayunos, bebidas, comidas, concursos de lanzamiento de dardos y demás.
(Rafael Gómez Chi)