Yucatán

Habitantes de las comisarías y subcomisarías conurbadas a Mérida poco a poco han cambiado la costumbre o manera de celebrar el Año Nuevo, al grado de que las reuniones familiares para cenar y convivir han pasado a segundo término y ahora todo es ruido o estruendo de “bombitas” y la quema de muñecos en forma de año viejo, música y cervezas, mucha cerveza; nos comentó la señora Margarita Paredes Tziu, de la comisaría de San Ignacio Tesip.

Entrevistada a la vera de la carretera, donde todos los días acude a vender naranja dulce y chile habanero que su esposo cosecha en su milpa, chicharrones y palomitas, etc., nos comentó que cada año, en vez de pavo, guisa un pollo con sopa y caldo para cenar con alguno de sus cinco hijos que llegue ese día, porque todos son casados, cuatro niñas y un varón, que le han dado cinco nietos, unos viven en Molas y otros en Subín, y otros en esa comisaría.

La familia unida lo más bonito

–Este año –prosiguió la señora Paredes Tziu-, espero que todos se puedan reunir y convivir en familia, porque es lo más me gusta, ya que mi papá, originario de Chocholá, se salió de casa de su padres y vino a vivir aquí cuando tenía 18 años de edad y pasaron los años y no regresó hasta los dos meses.

Con el paso del tiempo se enteró que ese día su abuelo lloró de felicidad, se abrazó con su hijo y le dijo que como no había vuelto a saber de él, cada vez que se celebraba a los difuntos ponía su foto en el altar, con los alimentos que más le gustaban, pensando que había fallecido.

Recordó que cuando regresaron a San Ignacio Tesip, su abuelo Juan Paredes y su abuela Rosita, le dieron dinero a su hijo para que le compre ropa a su nieta y lo que necesite, y no volvió a regresar, pero ella sí, cuando había cumplido ocho años.

Por ello, de nueva cuenta fue alegría para sus abuelos el volverla a ver, y de nuevo le dio dinero a su mamá para que le compre lo que quiera. En ese tiempo el dinero valía mucho y pudo ver que su abuelo tenía muchos billetes guardados en una cajita dentro de un ropero, o algo así, pero ya no los volvió a ver.

Con el tiempo se enteró que sus abuelos habían fallecido, su abuelo hace 10 años y su abuela hace 8, y fue entonces cuando comenzó a visitar a sus primas que también la recibían con mucho afecto, hasta que hace cuatro años se enteró que tres de sus primas habían fallecido y ahora sólo vive su prima Antonia, que espera también ver mañana 31 de enero.

Fin de año

Retomando la celebración de fin de año, la señora Paredes Tziu comentó que además de cenar caldo de pollo y pollo asado, también brindan y se comen las doce uvas, y mientras los pequeños rompen una piñata, los adultos beben cervezas, algunos hasta el día siguiente, pero ella se duerme poco antes de la una de la madrugada.

Sin embargo, como todos se conocen, hay personas que van de casa en casa y beben hasta que se cansen, mientras que los jóvenes y los niños se pasan todo el día reventando bombitas y voladores, pero a las doce la noche, se queman los viejitos, inclusive nos comentó que en cierta ocasión uno de sus hijos construyó dos “viejitos” días antes del 31 de diciembre y los instaló junto a la entrada de su casa, y al siguiente día se los habían robado, así como a otros vecinos de su rumbo. En total fueron más de diez, y no les quedó más que construir otros muñecos.

(Víctor Lara Martínez)