Amado Raúl García Gómez
1012
La hamaca
Pertenencia en la mochila
del combatiente seguro
de que va con el futuro
encendido en la pupila.
Cama que en noche tranquila
ponen manos de campaña
para que duerma la hazaña
con la patria en el costado
en el verde y habitado
silencio de la montaña.
1013
Armas
¡Armas! con armas ayer
cuando Cuba era una esclava
contra el pueblo disparaba
la injusticia en el poder.
Ahora las tiene el deber
que vio a tanta luz herida
y en una patria encendida
por leninistas estrellas
manos de pueblo con ellas
están cuidando la vida.
1014
Nuestras fuerzas armadas
¿Por qué van al heroísmo
con humildad testaruda?
¿Por qué el pueblo las saluda
como parte de sí mismo?
¿Por qué en el imperialismo
despiertan temor rastrero?
¿Por qué hay ternura en su acero?
Porque en fusión medular
son un cuerpo militar
con un corazón obrero.
1015
Solidaridad
Cimiento del porvenir,
maestra de mil lecciones
haciendo a los corazones
al unísono latir.
Fusión de humano sentir,
faro movilizador,
mano de fusil y amor
que se tiende al semejante
en el difícil instante
del peligro y del dolor.
Jesús Hernández Alvarez (Careno)
I
1016
Guajiro
Yo soy guajiro de ley,
sé de surco y de mancera
y he vestido guayabera
que es como el frac del batey.
Conozco el paso del buey,
triste como su mirada,
y sé de la desvelada
guitarra que lanza al viento
el dulce acompañamiento
de la décima cantada.
1017
La niña de Guatemala
Quedó pensativa y quieta
como en éxtasis dolido,
el clavel junto al vestido
y el alma tras el poeta.
Manuel Colón.
Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor
y en sus labios un temblor
denunciaba lo callado.
Como un clavel deshojado
el corazón se le agrieta
y al leer de su poeta
el adiós en la mirada
por la palabra empeñada
quedó pensativa y quieta.
El, que la observa afligida,
pone un ósculo en su frente,
como de bronce candente
fue el beso de despedida.
Cuando regresa, la herida
le sangra por su latido
y al verlo a otro brazo unido
desde el mirador distante
ella quedó en un instante
como en éxtasis dolido.
Y el éxtasis de dolor
la llevó al río, y el agua
no pudo apagar la fragua
de su volcán interior.
La sacó muerta el doctor
del cauce blando y crecido
y sobre el rostro dormido
con la blancura del yeso
estaba esculpido el beso
y el clavel junto al vestido.
Luego, a la sombra de un ala
nos contó su propio autor
el porqué murió de amor
la niña de Guatemala.
Nada a su pasión se iguala,
noble, profunda, secreta,
pero al no alcanzar la meta
de su ilusión tan hermosa
su cuerpo quedó en la fosa
y el alma tras el poeta.