Roldán Peniche Barrera
Yucatán Insólito
Uno de los yucatequismos más antiguos de que tengamos memoria, a pesar de que no lo contiene el diccionario de Ramos y Duarte del siglo XIX. Pero la realidad es que ninguno de los demás diccionarios lo toma en cuenta, acaso por su extensión: “ya tengo sarna para rascar”, esto es, “ya me cayó un problema” o “ya se me echó a perder el día” o algo por el estilo.
La “sarna pa’ rascar” la puede constituir un vendedor ambulante que insiste tercamente en vendernos sus porquerías, uno de esos tipos que viven del sablazo y nos anda pidiendo plata para su trago, cuidar de un pequeño bebé que no cesa de “berrear” y no quiere dormirse, etcétera.
Pero lo justo es ofrecer un ejemplo:
El Yorch observa al Mulix disponiendo la barra de su cantina mientras silba “La Guaranducha” y bailotea por momentos demostrando una completa felicidad:
-¡Qué feliz te ves Mulix! -le dice el Yorch- Todo contentote y silbando y bailando como lo haces en Santiago los jueves con Helberto!
-Hay que ser feliz en esta vida -dice el otro-. Pero hoy lo estoy porque hace como un mes que no veo al Becerro…
-Oye, ¡pero es un cliente!
-Sí, un cliente que no sólo no paga sino que me pide diez de la casa…
De pronto, hace su aparición (inesperada) el Becerro.
-¡Buenas, jovenazos! -grita- he venido a tomar!
-¡Ay, Yorch! -le musita el Mulix a su cuate- ¡Ya tengo “sarna pa’ rascar!”.