Yucatán

El hedor que emana del rastro municipal de Kanasín, que se ubica en medio de varios fraccionamientos, invade las casas-habitación, lo mismo que las moscas que abundan allí.

Las constructoras de estos fraccionamientos vendieron las viviendas con el argumento de que ese matadero ya no estaba en servicio o bien que pronto sería reubicado; pero de eso ya han pasado 16 años y el problema se agrava.

El agua estancada del rastro provoca la proliferación de moscos y el crecimiento de la maleza, sin que ninguna autoridad municipal, estatal o federal haga algo al respecto.

La señora Araceli Salas Mis vive en uno de estos fraccionamientos desde hace tres años y afirma que es insoportable la invasión de moscas.

“Yo vivo aquí en el fraccionamiento Los Arcos, a unos metros de donde está el rastro que ya quedó prácticamente en medio de los fraccionamientos; en frente acaban de construir otro que se llama La Ceiba III y ya hay gente habitando pero quizás no se han dado cuenta del problema del rastro; del otro lado (del matadero) hay más casas y vea que están construyendo locales cruzando la calle; hay muchas moscas, llega el mal olor y cuando matan los puercos o las reses grandes el ruido se escucha a distancia”, dijo

“Cuando me pasé a vivir acá hace cuatro años los de la constructora nos dijeron que iban a quitar el rastro pero hasta ahorita no han hecho nada, toda la gente se queja del problema”, añadió.

Una adolescente que estudia en Kanasín dijo que diariamente para ir y regresar de la escuela tienen que soportar el hedor.

“Cuando paso por este lugar con mis compañeros de la escuela nos tenemos que tapar la nariz porque a veces hasta la cabeza nos duele”, dijo esta jovencita que acompañaba a la señora Araceli.

Llevan 9 años así

Karla Contreras Esquivel y Manuel Gómez dijeron que la constructora que les vendió la casa les prometió que pronto reubicarían el rastro pero nunca lo hicieron.

“Sí perjudica el olor, estamos muy cerca y las moscas son insoportables; tenemos nueve años viviendo aquí pero además es la mala imagen porque el agua sucia corre a la calle, se estanca y huele horrible y eso contamina el ambiente para todas las familias: nos dijo la constructora que iban a reubicar el matadero, pero me doy cuenta que fue por venderme la casa y también el ruido cuando están matando las reses no puede uno descansar; necesitamos que alguien haga algo”, expresó Manuel.

Perros y vísceras

La señorita Juani vive frente a la entrada principal del rastro y coincidió con otros vecinos en que la situación que viven las familias es insostenible. Su hermana compró la casa hace 16 años.

“Ahora que lleguen las lluvias va a estar más duro porque no sólo será el apeste, también los montes crecidos, los moscos, las moscas, salen culebras, tarántulas y el tiradero de basura por todos lados; a mi hermana cuando compró su casa hace 16 años, los de la constructora le dijeron que el rastro ya no estaba en funcionamiento, pero a los días que llegamos vimos que seguían matando animales; estamos arrepentidos, la reubicación del rastro estaría excelente, pero los que traen animales a matar no quieren; pero no se ponen a pensar que hay muchos niños y que los perros se andan peleando todo lo que les quitan a los animales, huesos, tripas, y los traen por las calles de un lado para otro”, indicó.

El rastro se ubica sobre la calle 19 x 17 en medio de tres fraccionamientos.

(Texto y fotos José Luis Díaz Pérez)

https://youtu.be/FyfEQj8P7SE