Juan Apolo Durán Castillo
El pueblo mexicano tiene registros heroicos
Hay letras y palabras que estructuran pensamientos sencillos y coloquiales, muchos de ellos patrióticos, que se convierten en sólidas y eternas al llegarle al pueblo y hacerlas también suyas. Por otro lado, las hay que por elegantes y profundas, pero falsas, no pasan más allá y son olvidadas. Las palabras de Don Benito Juárez García fueron ilustres y poderosas, como ésta, de alcance universal: “Entre las naciones como entre los individuos el respeto al derecho ajeno es la paz”, hoy, siempre tan vigentes ante la agresión a Venezuela por Estados Unidos y corifeos, escudo y lanza de defensa de México y de las naciones con gobiernos con mirada nacionalista y progresista como ahora el nuestro, sin llegar al chovinismo. La justicia que encierra este apotegma fue siempre bandera de defensa de Juárez ante los franceses, españoles e ingleses como naciones invasoras y agresoras, también ante los apátridas conservadores proimperialistas, así mismo sirvió y debe servir en la aplicación interna en los conflictos entre los mexicanos y mexicanos y entre mexicanos y extranjeros.
¡Quién puede olvidar las palabras de Guillermo Prieto! Ante el inminente asesinato de Don Benito Juárez por un pelotón en Guadalajara se interpuso entre ellos con toda energía y mostrando su arrojo y valentía les increpó: “Alto, los valientes no asesinan, sois unos valientes, sois mexicanos, éste es el representante de la ley y de la patria”. Señala la verdadera historia que siguió desbordando su patriotismo ante aquellos confundidos soldados mexicanos que bajaron sus armas y se entregaron a la causa juarista. Lo anterior sucedió el 14 de marzo de 1858.
Quién no recuerda el pasaje registrado en el rincón de nuestra consciencia colectiva cuando los realistas en su afán de mantener el coloniaje saqueador de nuestros recursos y no poder doblegar al insurgente Don Vicente Guerrero, el virrey Juan Ruiz de Apodaca convenció al padre de éste, Don Pedro Guerrero, para que fuera a pedirle a su hijo que depusiera de las armas y a cambio le darían un rango de general en el ejército opresor con un jugoso pago. Aquel héroe, verdadero consumador de la independencia de México, ante la rogativa de su padre exclamó dirigiéndose a su aguerrido ejército insurgente: Señores, este es mi padre que ha venido a ofrecerme el perdón de los españoles y un trabajo como general español, yo siempre lo he respetado pero “la Patria es primero”.
En los años de la invasión norteamericana de 1847, al tomar la Ciudad de México los agresores extranjeros, al preguntar al General Pedro Anaya dónde estaba el parque, con todo pundonor él les contestó. “Si hubiera parque no estaría usted aquí”, demostrando el carácter bravío de nuestro pueblo.
Y qué decir de Virgilio Uribe y José Azueta, cadetes de la escuela naval de Veracruz, ambos saliendo de su adolescencia, que ante la nueva agresión descarada de los imperialistas norteamericanos el 21 de abril de 1914, el primero, en la defensa heroica del puerto cayó herido de muerte y falleció en el lugar y el segundo, herido de gravedad, cuando los eternos agresores le ofrecieron a un médico gringo para que lo curaran exclamó: “De los agresores de mi patria no quiero ni la vida”, y falleció poco después. Estos ejemplos de heroicidad sirvieron y deben servir de ejemplo y orgullo a la juventud y a todos los mexicanos.
El compromiso juarista ha salido a relucir sin ambages y uno de ellos fue sin duda la actitud de Don Lázaro Cárdenas del Río al hacer justicia a nuestra patria al declarar la expropiación petrolera el 18 de marzo de 1938, con base en su propio pensamiento revolucionario y en la doctrina juarista y que hoy a modo de simbiosis basado en esos hechos de temple que nos narran la historia, nuestro presidente de México, Don Andrés Manuel López Obrador, hace suyos ante la resistencia de la banda de neoliberales que se niegan a ceder sus privilegios con una campaña apoyada por comunicadores nefastos como el de un canal nocturno mal llamado Imagen.
Más que nunca hay que ayudar al advenimiento y puesta en marcha de la cuarta transformación: “Me canso ganso dijo un zancudo …pero este zancudo sí está volando”.