Por Edgar A. Santiago Pacheco
Las efemérides son momentos de celebración señalan muchos, desde nuestra mirada si bien son en cierta medida eso, también en el mismo plano son momentos de pausa para mirarse al espejo, las instituciones necesitan de eso. Los momentos que nosotros tenemos por las mañanas antes de iniciar las labores del día, cuando nos miramos al espejo, antes de cubrirnos de afeites y engalanarnos, recordar nuestras responsabilidades y organizarnos, lo tienen también las instituciones, quienes en sus días donde la historia ha marcado sus grandes momentos deben mirar su imagen reflejada y cuestionarse sobre su presente y futuro.
Es motivo de la anterior reflexión dos fechas importantes para la Universidad Autónoma de Yucatán, de paso reciente por el calendario, el 25 de febrero, fecha de fundación de la Universidad Nacional del Sureste por Felipe Carrillo Puerto, cuyo nombre cambiaría en 1938 al de Universidad de Yucatán y, el 3 de marzo, aniversario luctuoso del General Manuel Cepeda Peraza, prócer fundador del Instituto Literario de Yucatán antecedente de la Universidad Autónoma de Yucatán.
La Universidad pública, nuestra Universidad, sin duda ha estado cumpliendo con un importante papel en el desarrollo del estado de Yucatán, su estructura y organización ha respondido a diversos momentos en la historia de nuestra entidad, las conquistas laborales de las que gozan sus empleados, alcanzadas a través de las luchas sindicales y su compromiso social, recordemos su postura y acciones ante el asesinato del líder sindical Efraín Calderón Lara, son ejemplo de ello. Las relaciones políticas con lo diversos gobiernos nacionales y locales han transitado por diversos caminos, difíciles, fáciles, sinuosos, directos, donde la autonomía, pero nunca el alejamiento de las causas sociales, ha sido el faro que ha alumbrado el respeto mutuo.
Sin embargo, como es propio de la naturaleza social, el cambio es constante, en el reflejo que le devuelve el espejo a la Universidad Autónoma de Yucatán este 2019 hay una imagen que debe mirarse con el criterio de los tiempos presentes, donde se privilegia la austeridad y el uso transparente de recursos. La sociedad yucateca, nos consta, mira a la Universidad Autónoma de Yucatán como “Su Universidad” nadie le puede regatear este logro. A nivel peninsular es vista como la Universidad con mayor prestigio en el Sureste y opción educativa primera, la voz popular lo confirma. Pero esto sólo puede seguir siendo así, si se entiende que una obra social como la Universidad Pública es responsabilidad de todos y no solamente de los universitarios. La UADY ha respondido con calidad y pertinencia a los requerimientos actuales, los tiempos presentes exigen compromiso y eficiente uso de los recursos públicos, notamos en nuestra Universidad esta claridad.
Por más que ajenos a ella, la señalen con ánimo descalificador, los logros, siguen estando a la vista de todos, y estamos seguros se seguirán construyendo senderos donde nuestra Universidad pueda transitar acompañada de la solidaridad de los yucatecos, a los cuales ha servido. Si tenemos duda tornemos la mirada y contemos a los hombres de bien formados en esta noble institución desde hace ya 97 años.