Eliseo Martín Burgos
Según la historia, el emperador romano Heliogábalo estaba destinado a morir violentamente. Para evitarlo, el joven inventó muchas formas de morir que no fuera violenta, como saltar al vacío en caso de peligro; mandó fabricar un anillo que portaba un veneno; un puñal de oro que siempre lo acompañó y una cuerda de seda y oro para ahorcarse, en su caso, pero, ¡oh!, el oráculo acertó: Heliogábalo murió ahogado por unos pretorianos, usando una esponja de las que se usaban como toalla sanitaria en aquella época, cuando su Majestad hacía del baño.
Antología del Chascarrillo
Segunda Epoca