Síguenos

Última hora

Nuevas tarifas de taxis: IET publica ajustes oficiales

Yucatán

El Hoyo negro

Rafael Mis Cobá

El T’alkú de la Tía Juana

El sobrino cabezón viajó raudo y veloz hasta Chikindzonot en busca de los sabios consejos de su curvilínea tía para que lo orientara sobre un trascendente descubrimiento científico que hace muchos años hizo y que ahora la NASA se lo quiere piratear.

El “mejenkisín” sujeto no podía ocultar su enojo por el despojo que la comunidad científica pretende hacerle de algo que él considera como su descubrimiento más elemental en materia de anatomía y otras profundidades de la ciencia.

Luego de casi dos horas de viaje apachurrado en un colectivo repleto de trabajadores de la construcción, respirando olores de “xic” y aromas de la cruda del lunes pasado, el cabeza de “lec” por fin arribó al pueblo natal de la mujer más bella y “t’int’inkí” del universo.

Tras caminar entre las polvorientas calles de Chikindzonot y evadiendo a una jauría de perros malixes que lo perseguían, el travieso sujeto encontró a la Eva Maya a las puertas del molino con su palangana de masa sobre su cabeza, lista para llegar a su casita y elaborar con sus manos mágicas las deliciosas tortillas a cocer en su ardiente fogón.

—“Mejenkisín” sobrino, qué te trajo al pueblito sin avisar.

—Tía, me quieren despojar de algo cuya paternidad es mía.

—No me hagas reír “mejenkisín”, que ni siquiera eres responsable para cuidar un perro y ya te ostentas padre de alguna cosa.

—Tía, hablo en serio. Yo fui el primero en descubrir, tocar y escarbar un hoyo negro y ahora resulta que la NASA y otros hijos de Trump quieren adjudicarse ese logro histórico.

—“Uay”, sobrinín, ¿a qué hoyo te refieres?

—Al “box” hueco tía, a cuál más.

—Cuidadito que salgas con alguna majadería.

—Para nada tía, esto es ciencia pura. Yo descubrí desde que era “dziriz” un lindo agujero negro, negro, negro.

—¿En el cielo?

—No, tía, aquí en Chikindzonot.

—“Uay”, ¿qué hoyo será? ¿Acaso te refieres al pozo de mi patio?

—No, tiíta, tú misma tienes un hoyo negro en tu lindo cuerpo.

La tía Juanita no soportó tanta insolencia y más rápida que Manny Pacquiao lanzó dos “uasc’opazos” que impactaron certeramente en la redonda cabeza del irrespetuoso sujeto.

—¡Tía!, has cometido una injusticia, reaccionó el sobrinín mientras se sobaba su enorme chola.

—¡Para que aprendas a respetar a tus mayores!

—Tía, el hoyo al que me refiero es tu “tuch” y el mío también, y el de todos. Ese hoyito negro yo lo descubrí desde que era niño y lo acariciaba y escarbaba para entretenerme.

—Perdóname sobrinín, pero conociendo tus majaderías pensé que te referías a otro hoyo.

—No, tiíta, al “tuch”, al ombligo, ese agujero negro que todos tienen al frente y al que pude fotografiar también con la cámara de mi teléfono celular.

—“Mejenkisín”, eres más bruto. La fotografía que lograron tomar la semana pasada los científicos es de un hoyo negro supermasivo ubicado en el centro de una galaxia ubicada a 53.3 millones de años luz de la Tierra.

—“Uay”, tía, pensé que ese agujero era el “tuch”.

—Para nada sobrino, es un objeto completamente oscuro del cual ni siquiera la luz puede escapar, todo lo que esté a su alrededor es absorbido, succionado, chupado, nadie sabe más de su destino.

—Oye, tía, entonces el Comité del Carnaval de Mérida es como un hoyo negro.

—¿Por qué sobrino?

—Porque se chupó más de 42 millones de pesos y el destino real de esa cuantiosa cantidad sigue siendo oscuro, nadie sabe a dónde fue a parar.

—“Maare”, sobrino, entonces al alcalde sí le funciona su “box” hueco.

—Tía, pero también en el PRI tienen su hoyo negro.

—¿También desviaron dinero?

—No, tía, los que están desviados son algunos de sus líderes.

—Tienes razón, sobrino, la evidencia se observó en el pasado proceso interno cuando los candidatos se pelearon entre sí, se dijeron hasta de qué se iban a morir y hasta se interpusieron denuncias entre ellos mismos.

—Lamentable tía, lamentable.

—Pero lo más lamentable, sobrino, y que generó conmoción mundial, es el incendio registrado en la catedral de Notre Dame de París.

—¿Y cuál fue la causa, tía?

—No se sabe, sobrino, pero las llamas arrasaron con gran parte del lugar donde vivió el jorobado.

—¿Vivió ahí Cuauhtémoc Blanco?

La tía Juana no soportó tanta ignorancia de su pobre sobrino y tras explicarle que no se refería al gobernador de Morelos, sino a Quasimodo, el personaje de ficción de Víctor Hugo, decidió mejor invitarlo a comer para evitar escuchar más ridiculeces.

Siguiente noticia

Pacmyc dispone este año de $3.3 millones para apoyos