Ojalá críticos y opositores estuvieran realmente preocupados por las imperfecciones de la democracia

Jorge A. Franco Cáceres

Dado que tengo la oportunidad de comentarlo desde este espacio periodístico, voy ahora a señalar que no son las imperfecciones de la democracia las que preocupan a los críticos pagados en los medios masivos. Tampoco son los motivos reales del desquiciamiento de los opositores reactivos en las tribunas legislativas.

Lo que parece tenerlos al borde del colapso emocional, es que AMLO y MORENA estén cumpliendo en el combate a la corrupción y la impunidad, mediante estrategias administrativas y legislativas desde los poderes del Estado mexicano. Se trata, desde luego, de respuestas que no excluyen la posibilidad de ir contra despojos comunitarios y saqueos patrimoniales, es decir, llevar adelante consignaciones y procesamientos desde los tribunales que estén libres de componendas con el antiguo régimen.

Suman ya 5 grandes ámbitos de corrupción e impunidad en la vida nacional: Poder Judicial Federal, organizaciones de la presunta sociedad civil, presuntos órganos autónomos, oposiciones partidistas de perfiles reactivos y administración pública, que han sido intervenidos con instrucciones, decretos y leyes. Desde luego, hay otros ámbitos regionales y locales bajo procesos administrativos por despojos y saqueos, que AMLO y MORENA tienen también en marcha para posterior intervención.

Definitivamente, no están tranquilos los críticos de las cámaras empresariales y los medios masivos de comunicación. Menos se ven dispuestos los grupos reactivos de partidos opositores: PAN, PRI, PRD, MC, etc., con las estrategias de la Presidencia de la República y el Congreso de la Unión para el combate a la corrupción y la impunidad desde los principales focos de infección nacional: NAICM, CRE, Pemex, CFE, gobiernos estatales y municipales, Universidades, gasolineras, etc.

Por tales razones, no puedo dejar de observar ante ustedes que, entre críticos pagados y opositores reactivos contra las medidas de AMLO y MORENA, se ha montado una campaña difamatoria contra el Presidente de la República. Sí, una campaña miscelánea que acaso destaca por dispersión y desesperación; que ha evidenciado tintes golpistas del sector privado y también fallidas mociones de intervencionismo del extranjero.

Todo se ha intentado desde editoriales impresos, entrevistas electrónicas y redes espurias, pretendiendo la caída colosal de la aceptación social del que es el líder del Movimiento de Regeneración Nacional y también puntal del cambio democrático y la trasformación republicana, acusándolo de una presunta centralización del poder encaminada a una restauración autoritaria.

Vaya que mueve a risa la falsedad publicitaria proveniente del desquiciamiento político de las fuerzas derrotadas por AMLO y MORENA en las elecciones históricas del pasado 1º de julio.

¡Muchas gracias!