Pilar Faller Menéndez
Israel, el primer Estado judío en 2000 años, se estableció el 14 de mayo de 1948 en una ceremonia que se celebró en el museo de Tel Aviv, otorgando a cualquier judío el derecho de convertirse ciudadano de esta nueva nación. David Ben-Gurión, que sería posteriormente el Primer Ministro, dirigió a los presentes las siguientes palabras: “Por la presente, proclamamos el establecimiento del estado Judío en Palestina, que se llamará Israel.” Cuyo significado quiere decir “El que lucha por Dios”.
La fecha de esta proclamación coincide con el fin del mandato de los británicos sobre Palestina. La Asamblea General de las Naciones Unidas seis meses antes de este suceso, había aprobado ya la división de Palestina, con el fin de crear dos estados independientes (uno árabe y otro judío), así como una zona internacional en Jerusalén que estuviera bajo su control, una vez que los ingleses abandonaran Palestina.
Esta propuesta, a pesar de ser aprobada, fue rechazada por los árabes, por lo que el nuevo Estado de Israel, una vez proclamado como tal, fue atacado inmediatamente por los ejércitos de Egipto, Jordania, Siria, Líbano e Irak, dando lugar a la Primera Guerra árabe-Israelí, la cual se prolongó 8 meses, finalizando en enero de 1949 con la victoria de los israelíes.
Fue por esta razón que durante los primeros meses de 1949 se realizaron negociaciones directas entre Israel y cada uno de los países invasores auspiciadas por la ONU, a excepción de Irak que hasta la fecha se ha negado a negociar con Israel. El resultado obtenido fueron acuerdos de armisticio a fin de poner fin a los combates.
Néguev, la planicie costera y Galilea, quedaron bajo la soberanía de Israel, y Samaria (Cisjordania) y Judea pasaron al dominio jordano, la controvertida Franja de Gaza quedó bajo la administración de Egipto, y la ciudad de Jerusalén se dividió: la parte oriental, incluyendo la Ciudad Vieja, pasó a ser dominio de Jordania y el sector occidental, bajo el dominio de Israel.
Una vez finalizada esta guerra, Israel se centró en la construcción del estado, empezando por su parlamento de 120 bancas, el cual comenzó a sesionar después de las elecciones nacionales, en las cuales participó el 85% del electorado eligiendo a dos personas que lucharon por la independencia de Israel: David-Ben-Gurión fue elegido como premier y Jaim Weizmann como el primer presidente del país. Fue el 11 de mayo de 1949 cuando Israel pasó a ser el 59º miembro de las Naciones Unidas.
Una de las principales razones de ser de Israel, fue la de otorgarle a todo judío el derecho de establecerse en ese país, así como el de obtener la ciudadanía a su llegada, por lo que en los primeros cuatro meses de su independencia, arribaron a Israel aproximadamente 50,000 migrantes, principalmente sobrevivientes del Holocausto, llegando en 1951 a la cifra de 687 mil hombres, mujeres y niños, de los cuales más de 300 mil eran refugiados de los países árabes, hecho que duplicó la población judía.
La Guerra de Independencia afectó la economía del país, así como el vertiginoso crecimiento de la población, motivo por el cual fue necesario imponer un régimen de austeridad interna y solicitar ayuda financiera del exterior.
El gobierno de los Estados Unidos otorgó ayuda, y los bancos norteamericanos otorgaron préstamos. Judíos de todo el mundo realizaron contribuciones y Alemania fue contratada para realizar reparaciones en la construcción de viviendas, se creó una marina mercante y una línea aérea, y la agricultura se mecanizó, comenzaron la explotación de minerales, así como el desarrollo de la industria, la ampliación de las vías terrestres, telecomunicaciones y electricidad.
Fue así como en los primeros diez años de su creación lograron duplicar la producción industrial y el número de empleos. Las exportaciones industriales se cuadriplicaron y la expansión de la agricultura logró la autosuficiencia de los alimentos básicos, con la excepción de la carne y granos.
La educación pasó a ser gratuita y obligatoria, la actividad cultural y artística floreció y se amplió con las tradiciones particulares de aquellos judíos que llegaban de todas partes del mundo. Al celebrar Israel su décimo aniversario de creación, la población ya sobrepasaba los dos millones de habitantes.