Las aguas purificadas que se comercializan en el Estado tienen residuos de pesticidas, con base en 16 muestras que ha realizado el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Yucatán (PNUD), informó Xavier Moya García, coordinador del Programa de Apoyo a la Reducción de Riesgos de Desastres en México de las Naciones Unidas.
Durante su participación en la conmemoración del Día Mundial de las Abejas, organizado ayer por Tatiana Rosado y Alberto Rosado, en la que impartió la conferencia “Propuesta de estrategia para la protección de la apicultura maya en la Península de Yucatán en el uso de plaguicidas”, comentó ante apicultores, empresarios y funcionarios del gobierno que el uso de plaguicidas impacta directamente a las abejas, pero también al agua que se extrae para purificar y que es de consumo humano.
“Tenemos agua contaminada por las granjas, también por el crecimiento de la ciudad y sus desechos, pero ambos desechos lo que tienen son coliformes que al purificarlos se controlan, pero los plaguicidas, que son causantes de enfermedades en riñón y otros padecimientos, no se quitan con la purificación y los hemos detectado en las 16 muestreos que hemos hecho tanto en las empresas grandes como Epura, Cristal y las que son caseras o pequeñas, han tenido 7 componentes persistentes que se podrían eliminar de una forma muy complicada”, explicó.
Moya García hizo el planteamiento de los efectos de los plaguicidas en el medio ambiente, las abejas, el agua y el ser humano, y finalmente presentó la propuesta “Alianza maya por las abejas de la Península” para poder contrarrestar la deforestación para el uso agrícola, el uso de plaguicidas y estrategias para una agricultura y apicultura sostenible.
Datos duros
Mostró los datos duros de la Península de Yucatán, la cual aporta 22,845 toneladas de miel al año, que generan 800 millones de pesos e implica una actividad de 20 mil apicultores.
Subrayó que las abejas representan más de la mitad de los polinizadores y a ellas se deben los alimentos.
“En la Península de Yucatán la apicultura no sólo se trabaja con la agricultura, sino en la selva, por eso son los apicultores los principales defensores de la selva cuando va a haber deforestación. En Yucatán está la última cantidad de selva del país, las otras han sido afectadas y lo que quedan son manchones o las Areas Naturales Protegidas.
“Hasta hace 15 años un grupo de empresarios del Norte de México, los menonitas, funcionarios y ejidatarios, cambiaron este paisaje. En el Oriente y Sur del Estado se implementaron las siembras de 3 principales cultivos: soya, sorgo y maíz, de grandes extensiones que no pueden ser manejadas sin los plaguicidas, superficies que fueron deforestadas”, dijo.
Resaltó que la deforestación ha sido de más de 100 mil hectáreas en la Península de Yucatán que se han habilitado para cultivos agrícolas y urbanos; con datos de la Secretaría de Desarrollo Sustentable de Yucatán se informó que anualmente se deforestan 20 mil hectáreas cada año en el Estado.
Deforestación
Señaló que hay municipios en Campeche que son los más deforestados del país.
Explicó que la deforestación de la selva es con maquinaria que prepara la tierra para los cultivos agrícolas y esos cultivos para su control y manejo requieren del uso de plaguicidas que se filtran por el tipo de suelo de Yucatán y llegan a las corrientes subterráneas, de donde se extrae el agua para consumo humano.
“Por ejemplo, acá atrás de Tabi, unas 8 mil hectáreas fueron tumbadas para el cultivo agrícola, pero se les inunda y lo que hicieron fue hacer pozos y zanjas para que ahí se vierta el riego con plaguicidas y toda esa porquería se vaya directamente por pozos al agua subterránea, que es el agua que se saca para embotellar; los plaguicidas no se quitan.
“He tomado fotos para que veamos que los que usan los plaguicidas no es gente extraña, no es gente rara, no son los del Norte nada más o los menonitas, somos nosotros, o casi todos nosotros, y estas fotos lo muestran muy bien, porque son las fotos de los apoyos de gobierno y lo que da el gobierno, y esperemos que pronto se vea el cambio, eran plaguicidas”, dijo.
Recalcó que se cree que los plaguicidas los usan sólo los grandes productores, pero no, ya que los apoyos del gobierno son en especie y por años ha entregado plaguicidas.
La propuesta del PNUD es contrarrestar esto para no afectar a las abejas ni el consumo humano del agua.
(Verónica Martínez)