Roldán Peniche BarreraYucatán Insólito
(II)
Había un viejo campesino, alto, bien plantado, de sombrero de ala ancha, que pasaba por la casa paterna ciertos días de la semana llevando una palangana cubierta con un paño limpio sobre la cabeza. Este señor vendía mondongo y contaba con un buen número de clientas. No hablaba mucho y sólo gritaba la palabra mágica: “¡Mondongo!”.
La también mágica presencia del panadero
Llegaba a eso de las tres de la tarde. El nuestro, un tal José, muy aficionado al ron barato, era infalible. Sus ropas no eran muy limpias que digamos, sus zapatos de lona; una gorra vieja y descolorida en la cabeza, y sobre de ésta, el pesado globo de hojalata rebosante de pan de “El Centenario”, una de las tahonas más prestigiadas de aquella Mérida discreta asolada de silencios. Llegar José a casa y destapar su inmenso globo era todo un espectáculo: ya olíamos “el santo olor de la panadería” que dice López Velarde; ya sabíamos que en un par de horas estaríamos merendando aquellas piezas de pan, un agasajo. A casa de nuestra abuela paterna en Santa Ana no llegaba José, sino Andrés, que manejaba un “Jeep” y era empleado de la Panificadora Yucateca, de excelente pan. ¡Oh, qué tiempos!
Los cazadores de venado
Entonces no estaba prohibida la caza del venado, y de tarde en tarde acudían a las casas los cazadores con sus presas previamente descuartizadas, que las amas de casa adquirían para la preparación de un filete, el célebre “dzik” (hoy muy raro) o el “pipián”, platillo de gourmets que todavía se puede degustar en ciertos restaurantes. A veces los cazadores nos sorprendían con algún pavo de monte, carne de jabalí u otra exquisitez para nuestros paladares.
Los lecheros
Abundaban, preferentemente por las mañanas o al despuntar la tarde. (Proseguirá mañana)
Fraseado
Recopiló: Víctor Manuel Lara Durán
“Ni una inteligencia sublime, ni una gran imaginación, ni las dos cosas juntas, hacen al genio; amor, eso es el alma del genio”.- Mozart
“Los hermanos y hermanas están tan unidos como las manos y los pies”.- Proverbio vietnamita
“Lo más importante que los padres pueden enseñar a los hijos es a no depender de ellos”.- Frank Clark
“Ver el amanecer es volver a nacer”.- Filósofo de Tixko
“Si te mueve la pasión, deja que la razón lleve las riendas”.- Benjamín Franklin
“Nunca deciden los hombres, cuando se casan; ellas son, las que los cazan”.- Alberto Loría Trejo
“No diré ‘no llores’ porque no todas las lágrimas son malas”.- J. R. R. Tolkien
“El que con perros se acuesta, con pulgas se levanta”.- Kafka
“Más vale hacerse pendejo solo, que mal acompañado”.- Abar Yerbes Ceballos
“La primera obligación de todo ser humano es ser feliz, la segunda es hacer felices a los demás”.- Mario Moreno “Cantinflas”.