Yucatán

VIDEO: Yucatán produce mamey prácticamente durante todo el año

OXKUTZCAB.- De enero a octubre, en las huertas de mamey de Yucatán sólo se escucha el sonido seco de algo que cae acompañado de música grupera. Se trata de los hombres de campo dedicados a la cosecha del mamey.

Una persona trepa al árbol y con ayuda de un palo o directamente corta con la mano cada pieza y la arroja a su compañero, quien la recibe en un costal.

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“De esta forma evitamos que la fruta se dañe y se lastimen los trabajadores, es una técnica que se usa así de muchos años. Son costales, pitas, que se les mete dos palos para que quede bien estirado y se pueda cachar muy bien, como los beisbolistas”, relató sonriente Maximiliano Hernández Puc, productor y comercializador de Oxkutzcab en Cancún y Mérida.

El hombre de campo aprendió el trabajo de la huerta de su padre Carlos Magaña; es ejidatario y su entrega al trabajo le permitió vislumbrar la saturación en la producción de naranjas de hace 30 años y fue cuando decidió plantar mamey.

Hoy, Hernández Puc es uno de los principales productores de mamey en el Estado, el único en comercializar directamente el mamey en tiendas de autoservicio en Mérida y Cancún y Magaña es el exportador.

El trabajo de Hernández, Magaña y cientos de productores ha permitido que la producción de mamey en Yucatán se consolide como líder a nivel nacional, con 11 mil toneladas en 500 hectáreas, según datos de SADER.

Además, han logrado alargar la cosecha hasta octubre, en lugar de junio, con el uso de 3 variedades, pero manteniendo a raya la mosca de la fruta.

De acuerdo con SADER, los municipios de Akil, Oxkutzcab, Tekax y Hunucmá son algunos en los que se registra la principal producción; sin embargo, el mamey está presente en todo el Estado debido al clima tropical; el principal reto es mantener el control de la mosquita de la fruta con fumigaciones, ya que lo contrario, la fruta se agusana.

Entrega

POR ESTO! presenció ayer el resultado del esfuerzo de Hernández Puc y guiados por su nieta Cinthia Parra Hernández, constatamos el trabajo diario que les ha permitido llegar a vender 10 toneladas de mamey semanales a Chedrahui en 11 tiendas de Cancún y 7 de Mérida.

Bajo el nombre de Flor de Piedra (loltún en maya), Maximiliano Hernández comenzó a vender formalmente sus cosechas y la de otros productores en la década de los 80.

“Siempre el precio al productor ha sido el tema para mejorar y somos muchos productores produciendo lo mismo. Cuando surgió la juguera te daban 1 ticket para 3 toneladas, pero éramos muchos, por eso es que siempre pensaba cómo hacerle para vender mejor, para hacer algo diferente. Yo tenía mis 2 hectáreas como ejidatario y estaba joven, ya estaba casado y tenía una camioneta que la prestaba para vender en Cancún y ahí aprendí cómo comercializar y eso hice.

“De mis 7 hijos, 4 nacieron en la parcela, porque me fui ampliando y ampliando con más terreno, con más producción para poder venderla. Diario mi esposa salía a vender las cosechas, hasta que me las empecé a llevar a Cancún y ahí conocí al dueño de las tiendas Blanco y le empecé a vender a sus dos tiendas”, recordó.

-¿Cuántas veces puedes venir a Cancún?, le preguntó el gerente de las tiendas Blanco.

—“Yo vengo dos, pero puedo venir todos los días”. Y me dijo que necesitaban un proveedor para la fruta que yo cosechaba, pero también de otras y me pidió una lista de precios y me fui a la Central en Mérida y empecé a comprar para llevarle y cada vez pedía más y le empecé a comprar a otros productores y así tardamos unos 5 años, hasta que llegó el huracán”, contó.

Hernández Puc, miembro de la Unión de Ejidos y productor, buscó en Cancún la oportunidad de tener un mejor precio para sus cosechas de limón, mandarina, aguacate, toronja y lima, y detectó la oportunidad de vender lo suyo, lo de otros productores y acercarles a los hoteles los productos locales y los que llegaban a la Central de Abastos en Mérida.

Llegó a venderle a un hotel en Isla Mujeres, a exportar a EE.UU. a través de un tercero, pero el auge de la producción de naranja y el desplome del precio, así como el paso del huracán, hizo que cambiara sus cultivos y donde hubo naranja, ahora hay mamey.

La huerta

Su hijo Arturo Hernández, su nieta Cinthia Parra, la madre de ésta y su esposa María Victoria Várgues Moreno, son los miembros de la familia que respaldan y siguen los pasos de Maximiliano Hernández, quien empezó con 2 hectáreas pero ahora tiene 65 habilitadas de un total de 160.

Entre risas cuenta que tiene 7 hijos, 19 nietos y 5 bisnietos, pero quienes están al 100 por ciento en el negocio son dos hijos, su nieta, que es ingeniera en desarrollo comunitario, y su esposa.

“Mi nieta es la encargada de la comercialización, ella es la que ve los de las tiendas de autoservicio y ya está en planes de entrar a Soriana, sólo nos falta el número de proveedor y mi hijo es el representante legal.

“Cuando empecé a comercializar el 40 por ciento era comprado a otros y el 60 mi producción; ahora el 70 por ciento es comprado y el 30 por ciento es mío y a la tienda de Chedrahui le mandamos el 80 por ciento de la reducción, se llevan 10 toneladas semanales sólo de mamey”, dijo.

Relató que en las 40 hectáreas habilitadas tiene pitahaya, calabaza, pepino, habanero, aguacate, limón y está por habilitar 15 hectáreas más de limón, además de otros cítricos.

En el caso del mamey, la huerta en dos terrenos suma 3,300 matas y este año de “súper cosecha”, lograrán 250 toneladas de enero a octubre.

“Tenemos 3 variedades de mamey: F1, M2 y M4, las dos primeras empiezan en enero o febrero y para junio se acaba, pero la M4 empieza a cosechar en agosto y termina en octubre; de esa manera hay mamey casi todo el año, pero se debe controlar a la mosquita de la fruta, porque con las lluvias brota, por eso es delicada la M4”, remarcó.

Resaltó que la huerta debe estar siempre limpia y a los trabajadores se les paga por caja cosechada.

Emplean a 30 personas en el campo y además le compra a 40 productores que cumplan con las características de producción de buen manejo agrícola y además son proveedores de Huertos Magaña, los productores que han logrado exportar la fruta.

Los supermercados

La venta directa a los supermercados es uno de los logros del productor y su familia y aunque pagan 15 días después de la entrega y hay que repartir el producto en cada tienda, así como asumir las mermas, les resulta un buen cliente, además de llegar directamente al consumidor.

“Nos avisan que hay mermas y hay que ir a buscarlas. Cuando ponen ofertas, las ponen ellos, a nosotros nos pagan lo que es, el precio del mercado de Oxkutzcab, es lo que nos pagan a nosotros y a veces ellos venden hasta por debajo del costo, y en días de ofertas, nos piden más fruta, pero la fruta que se manda es de calidad, nada de mosquita de la fruta y hacemos entregas los lunes y jueves en Cancún y los lunes y martes en Mérida con nuestras 4 camionetas”, relató Cinthia.

El mamey que se vende en las tiendas fue cosechado con 3 días de anticipación y además en algunos puntos tienen demostradores para enseñarle al consumidor cómo escoger el mamey que ya está maduro.

“Mucha gente quiere que esté suave para que esté maduro, pero con tallarle un poco se ve que ya está maduro, así lo hacen los cosechadores también. Revisan que el color sea cercano al rojizo”, dijo la joven.

A la huerta llegó el representante legal y el orgullo de Maximiliano fue visible:

—“Ha valido la pena el trabajo con lo que hay, somos productores de buenas prácticas agrícolas, tenemos planes, planes de una empacadora de cítricos para exportar, que ya nos dijeron que nos apoyarán para este agosto y para el mamey tenemos planes de un cuarto de frío para almacenar.

“Hay mucho mamey acá, pero hay que cuidar las fumigaciones, por tanta fruta y por el gusano, el previo ha bajado hasta 60 pesos, nuestro producto está en 90 a 100 pesos. El mamey de Yucatán se vende en el mercado, la central de abastos y se van 20 camiones diarios a la Ciudad de México: hay mucha demanda, salen 10 de Akil y 10 de Oxkutzcab, además hay sus centros de acopio”, dijo.

(Verónica Martínez)