Jorge A. Franco Cáceres
Para que haya una oposición responsable que pueda convertirse en una resistencia organizada al Estado Mexicano del cambio democrático; que sea una organización ciudadana con posibilidades reales de acceder a alguno de los poderes republicanos de la Cuarta Transformación, hace falta mucho más que gritotes y marchitas como las del 5 de mayo.
Hace falta que los jefes partidistas, las cámaras sectoriales y los medios pagados por ellos, depongan sus cómodas posturas golpistas, hasta ahora ancladas de modo compulsivo en repudios elitistas, reclamos personales, quejas superficiales, difamaciones intencionales, etc.
No cabe duda, la oposición dentro y fuera de los poderes estatales no está haciendo nada para trabajar con seriedad en el Congreso de la Unión y menos con respeto a la Presidencia de la República.
Si se fijan bien de lo ocurrido en los últimos 5 meses, verán que nada tienen de pertinentes las acciones reactivas y los pronunciamientos groseros de los representantes del PRI, PAN, PRD, MC, etc., sobre el Cambio Democrático, sobre la Austeridad Republicana, sobre los Megaproyectos Regionales, sobre los Planes Nacionales, etc., de la Cuarta Transformación. No han sido capaces de decir nada inteligente y menos ponderado al respecto.
A decir verdad, las acciones oposicionistas no dejan de ser desesperados rechazos individuales: ¡¡Es un horror estar con Obrador!!; reclamos personales: ¡¡Que AMLO dé más croquetas de perro cada mes!!; quejas superficiales: ¡¡El Tren Maya y Dos Bocas se aprobaron sin tener sustento!!; difamaciones elitistas: ¡¡AMLO, no dividas al país!!, etc. Podemos integrar largas listas con las etiquetas que más se repiten en medios impresos y redes sociales.
Dicen los editorialistas mejor pagados en los medios electrónicos y también los operadores partidistas en las redes sociales, que la oposición manifestante del día conmemorativo de la Batalla de Puebla fue de ciudadanos independientes, es decir, de contingentes que pretenden que se realizó ajena a partidos políticos y asociaciones protagónicas.
No vemos que haya sido así porque no hay nada que evidencie que la motivación de las manifestaciones fue realmente democrática. En pocas palabras, nadie puede decir que hayan demostrado que no son continuidad de la descomposición política y la enajenación social que México ha padecido durante 36 años de dictadura tecnocrática.
Sin lugar a dudas, ver entre ellas con matracas y altavoces a sujetos como Vicente Fox y Felipe Calderón, es la peor carga oposicionista de lastre histórico que pueden arrastrar hoy día consigo.
¡¡Muchas gracias!!