Yucatán

Roldán Peniche Barrera

Y esto viene de antiguo.

Desde los años párvulos escuchábamos en la escuela la palabra “gordiflón/a” dirigida a nuestros condiscípulos obesos o pasados de peso en vez de la voz correcta: gordinflón, como bien define el DRAE:

GORDINFLON, NA adj. (de gordo e inflar) Fam. Que está gordo y fofo.

El Dr. Güémez Pineda reconoce nuestro yerro:

gordiflón s.m. Gordinflón. Que tiene muchas carnes, rechoncho, regordete.

Ni Rodríguez Cimé ni Ramos y Duarte lo citan en sus diccionarios.

Y lo mismo el puntilloso Santamaría.

Ejemplo:

El Dr. Gorgojo anda de espléndido en el Moncho’s:

-Hoy me gané unos pesos en mi consultorio medicando al Becerro, a quien enderecé una pata chueca, al tío Pascual, al que le receté una pasta para cubrirse esas canas que lo hacen verse más ruco de lo que’stá, al Chucho López, a quien le hice mejorar esa tos de perro que le ha dejao el cigarro, convirtiéndosela en romántica tos de gato; a don Manuelito, el autor del Médico de Kaukel, le coloqué una nueva dentadura hecha de granos de maíz, como los gemelos del Popol Vuh le pusieron al presumido de Vucub Caquix… a ver si le duran y no se los pican las palomitas de la Plaza Mayor; al sabio cronista don Antuán le receté auriculares pa’ que oiga hasta lo que no debe oír… Gané buena plata y hoy os invito, Gasolina y Barrigas, a desayunar. Le pediré al Máikel dos raciones de “pirixé”, o sea huevos fritos…

-Gracias, dóctor, pero pediremos dos filetes con papas, dos tortas especiales, dos longanizas de Valladolid, el guiso del día y pa’ tomar dos cocas gigantes y abundante café…

-¡Ujule, con razón están hechos unos “gordiflones”…!

La vulnerabilidad de los aparatos y sistemas en la tercera edad (Concluye)

J. Parra y Zapata

Sin embargo, aún en la tercera edad podemos lograr que nuestras células estén llenas de vitalidad si logramos que los telómeros no se acorten tan rápidamente.

En un experimento hecho con un ratón en las últimas etapas de la tercera edad, es decir de edad muy avanzada, comparable al de una persona ya vieja, que presentaba todas la señales clásicas de un anciano: su cerebro era más pequeño, ya prácticamente no veía, dejó de tener actividad sexual, arrastraba los pies al caminar, no recordaba dónde estaba su comida, ni podía encontrar su camino dentro del laberinto. Cuando el especialista en genética de la Universidad de Harvard, Dr. Ronald Dpinho provocó que los telómeros se alargaran, en un mes el ratón rejuveneció por completo, su piel y órganos comenzaron a regenerarse como las de un joven.

El secreto está en que el ratón tuvo una buena alimentación, le procuraron una vida sin estrés ni preocupaciones y lo apartaron de la contaminación y de la vida sedentaria. Si esto se logró con un ratón viejo, es muy probable que utilizando el mismo mecanismo en las personas de la tercera edad, se pueda revertir hasta donde sea posible el envejecimiento celular que tanto daña a los aparatos y sistemas en la tercera edad.

Un abrazo

Jorge Parra Zapata