Edmundo Contreras
Las adecuaciones y ajustes que se han anunciado a nivel federal para el proyecto del Tren Maya, bajo un nuevo enfoque que busca este sistema ferroviario sea un detonante para la creación de ciudades en las zonas en donde se ubicará cada una de sus estaciones, dan cuenta de un movimiento audaz que busca conformar polos de desarrollo que abran nuevas oportunidades y una mejor calidad de vida para los habitantes de las regiones implicadas, lo que por supuesto mantiene ese cariz de progreso y transformación que prohijó el plan desde el primer momento.
Así las cosas, no hay porque caer en escenarios de angustia por estos cambios en el proyecto original del Tren Maya, pues si bien se va un sistema ferroviario que buscaba ser turístico y de carga hacia un esquema más amplio en el que cada estación será un polo de desarrollo para su zona y con ello impulsar la creación de ciudades, nada de ello cancela el matiz turístico que en sí es inherente a la ruta que recorrerá el ferrocarril, no obstante en el ajuste se deja a Cancún fuera del circuito ferroviario al reducirse en 65 kilómetros el trazo original, pero con un ramal desde el tramo Tulum-Cobá, donde hay zonas arqueológicas, lo que representa un ahorro de 5,000 millones de pesos.
Y es que el Tren Maya se adecúa para detonar el desarrollo regional y dar impulso a la creación de ciudades en cada una de las zonas en donde se ubicarán sus estaciones, que de acuerdo con el mapa del proyecto resultan zonas índices altos y medios de pobreza y marginación, pero también abriendo paso a un esquema de inversión asentado en la fórmula de una asociación público-privada que dividirá en siete tramos los 1,500 kilómetros que comprenden todo el proyecto ferroviario, cada uno de alrededor de 214 kilómetros y un costo aproximado de mil 100 millones de dólares.
En ese sentido, de acuerdo con lo detallado por el titular del Fondo Nacional de Turismo (Fonatur), Rogelio Jiménez Pons, el proyecto ya no sólo será de turismo y de carga, sino que habrá nuevos polos de desarrollo en los que el 70% sea área verde y 30% urbanizado, así como que de las 15 estaciones que por ahora se han planificado, en seis de ellas hay comunidades con alta marginación, tres en condición media, y las restantes entre muy baja o baja marginación, lo que por sí valida estos ajustes y adecuaciones al proyecto del Tren Maya PARA DETONAR EL DESARROLLO REGIONAL.