Yucatán

Ricardo Manuel Wan Moguel1

En el 2016, el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora publicó la obra El sueño de una generación. Una historia de negocios en torno a la construcción del primer ferrocarril en México: 1857-1876, del investigador Paris Padilla. Como el mismo autor señala, su interés por retomar la historia del Ferrocarril Mexicano surgió cuando se percató de que los datos que se ofrecían sobre la compañía eran escasos y poco claros. De hecho, generalmente en la historiografía se menciona que la empresa era un proyecto mexicano y el involucramiento inglés había sido una especie de fachada para obtener acceso a los mercados de crédito europeo y para aislar a la compañía de la lucha de facciones que se vivía en el país (pp.11-12). El autor cuestiona esta hipótesis, por lo que a partir de su obra podemos tener una nueva mirada del papel de los británicos en la construcción del primer ferrocarril en México.

A partir de la lectura de este libro, reflexioné sobre la inversión extranjera, especialmente la británica y estadounidense, en los caminos de hierro yucatecos. En un artículo que publiqué en el 2014, menciono que la mayor parte del capital que se invirtió en los ferrocarriles del Estado vino de los hacendados yucatecos. No obstante, a partir de dicha publicación, Juan José Morales, en una réplica realizada en ese mismo año, dijo que el financiamiento también fue por parte de las arcas públicas, subsidios, exenciones de impuestos, permisos para operar loterías, donación de tierras y otros medios.2 En realidad, estoy de acuerdo con el también autor de La Gran Selva Maya, no obstante, en los albores del siglo XX podemos ver a un nuevo actor en los caminos de hierro yucatecos: los inversionistas extranjeros.

En esta tesitura, cabe señalar que, en una de mis visitas al Archivo General del Estado de Yucatán, encontré información relacionada con un empréstito que recibió la compañía Ferrocarriles Unidos de Yucatán. Según la carátula de la escritura del fideicomiso, en el año de 1910 los directivos de la empresa firmaron con los británicos Bruno Von Schröder y Walpole Greenwell y el estadounidense Ernst Thalmann Baronet, un contrato para recibir la cantidad de £ 825,000, por lo que a partir de ese año la compañía quedó hipotecada. A pesar de que hasta ahora no he profundizado sobre el tema, es importante tener presente esta parte de la historia de los caminos de hierro en el Estado para desdeñar los discursos que se difundieron en la prensa porfiriana sobre los ferrocarriles yucatecos como un proyecto construido con el capital local y en el que los hacendados fueron los principales protagonistas.

Bibliografía:

Paris Padilla, El sueño de una generación. Una historia de negocios en torno a la construcción del primer ferrocarril en México: 1875-1876, México, Instituto Mora, 2016.

1 Historiador, ricardowanmoguel@gmail.com

2 Consultado en: http://marcianitosverdes.haaan.com/2014/11/negocios-de-ayer-de-hoy-y-de-siempre/