José Jesús Sánchez Medrano *
Personajes
Nació en Buctzotz en 1877; estaba sentado en la puerta de su casa cuando lo entrevisté una mañana del año 1973; tenía 96 años, de complexión delgada, para su edad, se le notaba físicamente bien. De buena gana accedió a contarme algunas anécdotas de su vida, lo que agradecí, ya que era un privilegio escuchar a uno de esos hombres, prototípicos del siglo XIX, que le tocó vivir una época muy difícil y complicada.
En 1913, como consecuencia de los hechos violentos que se registraron en la capital de la República, hubo rebeliones en varios Estados, en el partido de Temax se levantaron en armas los mismos que lo hicieron al principio de la Revolución; en Buctzotz el más famoso de estos disidentes era Juan Campos Esquiliano, natural de Dzilam González; en el pueblo tenía simpatizantes, entre éstos se menciona a los señores Rufino Lizama Pacheco, Ricardo Baeza, Pedro y Macedonio Argáez Pech, aunque no todos tomaron parte en hechos de armas, algunos sólo hacían labores de espías y proveedores, como es el caso de Don Lorenzo Argáez Pech, hermano menor de los dos últimos, quien tenía 12 años y participaba como correo y proveedor de los rebeldes, según me contó: llevaba sacos de tortillas y tabaco a los rebeldes a la hacienda “Xmuthuá”, uno de sus centros de operaciones. En el municipio andaban otros grupos jefaturados por otros cabecillas como Manuel J. Robles y José Dolores Presuel; estos guerrilleros a veces se unían para operaciones mayores.
En ese tiempo Don Benjamín tenía 36 años y estaba dedicado a las labores del campo. Una tarde que regresaba de su milpa al pueblo, fue interceptado y secuestrado por uno de estos grupos y llevado al rancho “San Lorenzo” donde lo mantuvieron encerrado y vigilado. Estando en ese predio, uno de los rebeldes, al sentarse, accionó accidentalmente el gatillo de su rifle y éste se disparó impactándolo en la cara. Después del desconcierto que este hecho causó, se preguntaron quién enterraría al difunto; todos estuvieron de acuerdo en que esta desagradable tarea la realizara el prisionero; éste cargó el cuerpo y se internó en el monte; no tenía herramienta alguna para cavar una fosa y el terreno estaba casi todo cubierto de laja, así que lo cubrió de hojas, piedras y la poca tierra que pudo reunir; esa fue la tumba del guerrillero. Después de un tiempo de estar andando como prisionero en las correrías de los revolucionarios, se ganó su amistad y confianza, siendo dejado libre.
En marzo de 1915 el Gral. Salvador Alvarado entró a Yucatán y derrotó en Halachó y Blanca Flor a las fuerzas argumedistas; el 19 de ese mismo mes hizo su entrada triunfal a Mérida. El Gral. Alvarado, militar formado en la Revolución, de ideas socialistas, tenía como meta desarraigar la corrupción y la injusticia en Yucatán. Desde el inicio de su mandato se puso en conflicto con la Iglesia Católica. Ordenó la ocupación de las iglesias para actos civiles; y el 24 de septiembre en la noche, trabajadores ferrocarrileros y de los muelles de Progreso, entre otros, entraron a la Catedral de Mérida, destruyeron órgano y retablos, considerados joyas coloniales y decapitaron y quemaron imágenes sacras, sin que autoridad alguna interviniera. A principios de 1916 se quemaron imágenes religiosas en Teabo, Sotuta y Peto; el 2 de marzo hubo una quemazón general de estas imágenes en Mérida.
En ese tiempo Don Benjamín tenía el cargo de Custodio de los bienes de la iglesia de Buctzotz, mismo que le fue conferido directamente de la ciudad de México. Una tarde de fines de 1915 recibió la orden de parte de las autoridades municipales de llevar todas las imágenes religiosas del templo católico de San Isidro Labrador al Palacio Municipal. Muy a su pesar, acompañado del Sr. Pantaleón Estrella y algunos más, cumplió la orden. Esa noche recibió en su domicilio la visita del comerciante Don Víctor Quiñonez, quien le dijo que tenían que sacar a los santos de la sede municipal y llevarlos a esconder, pues tenía información de que al día siguiente serían llevados a Temax, cabecera del partido político, donde habría una quemazón de santos de las iglesias de los pueblos de ese partido. Con prisa acudieron a los señores Víctor Lizama, hermano de Don Benjamín, Macedonio Argáez y Antonio Canul. A las doce de la noche llegaron al Palacio Municipal, rompieron la ventana de una habitación que daba al patio, ahí se encontraban las imágenes; como eran pocos sólo pudieron llevar a la Virgen de la Inmaculada Concepción, a San Isidro Labrador y a la Virgen de Dolores. No pudieron rescatar al Divino Rostro y a la Virgen de la Asunción, a la que se celebraba con gran devoción los días 15 de agosto y 8 de septiembre. A los santos rescatados los llevaron a esconder al sur de la población, a una cueva que se encuentra en lo que en ese tiempo era el paraje “Paraíso”, propiedad del profesor Don Cornelio Cárdenas Rivas, quien fue padre del compositor Cornelio Cárdenas Samada; en esos terrenos se levanta actualmente la escuela secundaria técnica.
A las cinco de la mañana del día siguiente ya se encontraba Don Benjamín en los corredores del Palacio Municipal, en espera de los acontecimientos, que no tardaron en presentarse. Al llegar a la casa municipal el presidente Sr. Vito Modesto Lizama (1914-1915) y notar la desaparición de las imágenes, inmediatamente lo increpó, incriminándolo de la desaparición de los santos, éste lo negó, sin embargo el primer edil insistía de manera enérgica; hasta que, de entre la gente que ya se había arremolinado, salió una señora que Don Bemjamín no conocía y dijo que a eso de las doce de la noche había visto jump’él ts’uul yéetel kátúul xunáan (un caballero acompañado de dos damas) salir del pueblo. Ante esto, el presidente, que ya sentía la presión de la gente, católica en su mayoría, se retiró. Don Vito Modesto Lizama también era católico practicante y colaboraba con la Iglesia, sin embargo, no cumplir con las órdenes de Alvarado le podría traer consecuencias muy serias; afortunadamente para él, en diciembre terminó su encomienda, además cumplió a medias, pues las imágenes que no pudieron ser rescatadas fueron quemadas en Temax.
En el año de 1916, al comenzar la temporada de lluvias se percataron de que había filtraciones en la cueva, por lo que sacaron las imágenes y las llevaron a otra cueva, que se encuentra al oriente, cerca de un sayab y de unos cerros que son vestigios de un centro ceremonial maya, ahí permanecieron por casi dos años, hasta que en febrero de 1918 tomó posesión como gobernador el Sr. Carlos Castro Morales y hubo cierta reconciliación con la Iglesia, fueron llevados los santos al templo católico. Debido a las filtraciones de agua y a la humedad, salieron deterioradas las imágenes, la que más daños sufrió fue la Virgen de la Inmaculada Concepción, ese mismo año fue restaurada por el escultor Sabino Valencia, vecino de Baca y cobró por su trabajo $ 300.00 de esa época, según reza o rezaba en su peana: “1573 - En el año de 1863 fue retocada esta Imagen por el escultor Lucas Canto, en el año de 1895 por Carlos Canto, en el de 1918 por Sabino Valencia. El día 8 de septiembre de 1923 ¿retoqué? (ilegible) la Virgen, y en 1934 le hice una pequeña composición. José Ramos. En el mes de octubre de 1954 por el escultor Don Francisco Mena Valdez e hijo –X –XIV – CIV.- en 1976 retocó y decoró Esteban Mena.” Algunas personas me han dicho que ya no tiene esa leyenda, lo cual sería muy lamentable, pues es parte del patrimonio histórico de la comunidad.
* Escritor comunitario y cronista