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Yucatán

Morir a los pies de un muro

Laura Elena Rosado Rosado

Piensa que la alambrada sólo es un trozo de metal,

algo que nunca puede detener

sus ansias de volar.

Tendido en el suelo se quedó,

sonriendo y sin hablar,

sobre su pecho flores carmesí

brotaban sin cesar…

Nino Bravo

Peter Fechter, Sergio Hernández Guereca, Rouzan (alias Razan) al Najjar. ¿Qué tienen en común estas personas? Los tres murieron muy jóvenes, a escasos metros de un muro y a consecuencia de las balas disparadas por un custodio del mismo.

La tarde del viernes 17 de agosto de 1962 los guardias de la Deutsche Grenzpolizei, ordenaron disparar a Peter Fechter, quien junto con su amigo Helmut Hulbeik intentaba escalar el muro que separaba la ciudad de Berlín, Alemania. Su amigo lo consiguió, pero Peter fue alcanzado en la pelvis por una de las balas. Había testigos en ambos lados y entre ellos periodistas, pero los alaridos de Fechter pidiendo auxilio no lograron que recibiera ayuda y se desangró hasta morir. Lo último que escuchó fueron los gritos de las personas del lado Oeste que insultaban a los guardias fronterizos de la República Democrática Alemana y vociferaban la palabra asesinos. Peter tan sólo contaba con 18 años de edad.

El día 7 de junio de 2010 un agente de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos, disparó y mató a Sergio Adrián Hernández Guereca. Era un jovencito de 15 años de edad y se encontraba en el lado mexicano de la frontera entre Ciudad Juárez, Chihuahua, México, y el Paso, Texas, Estados Unidos. El motivo declarado por el agente fronterizo fue que Sergio había estado lanzando piedras.

Razan era una enfermera palestina un poco mayor que Peter y Sergio, contaba con 20 años cuando recibió un disparo que la mató, proveniente de las fuerzas de defensa de Israel durante las protestas del mes de junio de 2018 en la franja de Gaza. Ella y otros médicos caminaban con las manos en alto y vistiendo chalecos blancos mientras intentaban auxiliar a un manifestante herido muy cerca de la valla fronteriza.

No son los únicos que han fallecido en un acto irracional de “defensa” de un muro a través de la historia, pero sí ejemplifican lo absurdo de la violencia ejercida contra civiles sin armas. ¿A que le temían los guardias que les dispararon? ¿Qué miedo pudieron sentir al observar a sus víctimas, que los hizo jalar el gatillo?, tan sólo eran unos jóvenes en su frontera.

Se estima que más de 200 personas murieron y otras 200 fueron heridas, cuando intentaron cruzar el muro llamado de protección antifascista, según la Alemania Democrática o el muro de la vergüenza, de acuerdo con la opinión Occidental, que dividió Alemania en dos, específicamente a la ciudad de Berlín después de la Segunda Guerra Mundial. Muchos de los fallecidos fueron por balas que no dudaron en disparar los guardias y 33 como consecuencia de la detonación de las minas sembradas en los campos alrededor de la frontera.

En el primer año después de la construcción del muro falleció Peter y se volvió un símbolo de las protestas de los alemanes occidentales tanto contra la República oriental como a las fuerzas militares de Estados Unidos, por su pasividad. Al reunificarse Alemania en 1989 y destruirse el muro, 28 años después de su construcción, se levantó un monumento a Peter Fechter en el lugar donde cayó, muy cerca del conocido como Checkpoint Charli, asimismo, la canción Libertad, de Nino Bravo, cuyas algunas de sus estrofas se reproducen al inicio del presente artículo, se adjudican a la memoria de Peter. 35 años después de su muerte fueron llevados a juicio dos guardias, Rolf Friedrich y Erich Schreiber acusados de disparar al joven, lo cual admitieron y fueron condenados a un año de prisión y libertad bajo custodia.

Tampoco Sergio Hernández ha sido el único en morir a manos de los agentes de la guardia fronteriza entre Estados Unidos y México, se calcula en 67 los casos de incidentes en los últimos 10 años (por supuesto sin incluir los numerosos eventos de abusos y asesinatos en donde la víctima estaba del lado norteamericano), donde fallecieron 19 personas, de los cuales sólo en tres se encontró a los agentes culpables de conducta criminal, dos de los cuales se enfrentaron a medidas disciplinarias en forma de “reprimenda oral”.

Un caso muy similar al de Sergio es el de otro joven de 16 años, José Antonio Elena Rodríguez residente de Nogales, ciudad fronteriza al Noreste del estado de Sonora, México, quien el 10 de octubre de 2012 a las 11.30 de la mañana recibió 10 balas en la cabeza, pulmones y arterias, cuando se encontraba de espaldas en el lado mexicano mientras trataba de huir de los disparos. El agente Lonnie Ray Swartz declaró que José Antonio “había estado tirando piedras”. En 2018 Swartz fue absuelto en Tucson, Arizona y el sindicato de agentes fronterizos declaró que “se había hecho justicia”.

El caso de Sergio Hernández se encuentra en la Corte Suprema de los Estados Unidos, después de que el 5to. Circuito de apelaciones con sede en Nueva Orleáns falló en contra de la familia del mexicano. No se tienen muchas esperanzas en que se dicte un fallo favorable, ya que el tribunal supremo ha sido generalmente reacio a proteger los derechos humanos de los no estadunidenses, aun más en este momento con el gobierno del Sr. Trump.

Sobre el caso de Razan, el artículo 24 de la Convención de Ginebra de 1949 establece que “el personal médico que se dedica exclusivamente a recoger, transportar y atender a los heridos o enfermos, o a la prevención de las enfermedades, y el personal dedicado exclusivamente a la administración de unidades médicas” debe ser “respetado y protegido en todas las circunstancias en caso de guerra o conflicto. En la llamada guerra eterna entre israelíes y palestinos tal artículo les ha servido de poco ya que durante los enfrentamientos del año 2018, fueron 25 los miembros del personal médico y de emergencias de Gaza heridos o asesinados, como los casos del Dr. Tarek Loubani quien fue herido en la pierna y el del paramédico Musa Abuhassanin quien acudió a socorrerlo y fue asesinado con un tiro en el pecho.

El asesinato de Razan se hizo viral en las redes sociales, ya que los medios informativos impresos y televisivos de Israel y el mundo tienden a ignorar ese tipo de situaciones, el video donde se le ve con las manos en alto y con su bata blanca intentando ayudar a los heridos provocó un gran movimiento de solidaridad.

Israel, ante la avalancha de críticas recibidas, intentó manchar la memoria de la joven mostrando videos editados de una entrevista de la televisión del Líbano en donde se modificaron sus declaraciones de; querer ser “un escudo humano de rescate para proteger y salvar a los heridos en las líneas del frente”, dejando entrever que recibía instrucciones de Hamás, cosa que se demostró era mentira.

La ONU, aun cuando en un principio su Consejo de Seguridad propuso condenar al estado de Israel por el uso de “fuerza excesiva, desproporcionada e indiscriminada” contra manifestantes palestinos en la frontera, la resolución fue vetada por los Estados Unidos. Ante la indignación internacional, finalmente se limitó a responsabilizar a ambos bandos declarando: “Israel necesita calibrar el uso de su fuerza y Hamás tiene que impedir incidentes en la valla”, mostrando una gran indiferencia hacia la muerte de esta joven enfermera.

El columnista Gideon Levy de la prensa israelí Haaretz, considerado un traidor por sus conciudadanos, escribió: “Son los últimos luchadores contra la ocupación israelí. …No tienen más elección que luchar por su libertad con sus cuerpos, sus posesiones, sus armas y su sangre. …nada puede ocultar el hecho de que los han arrojado a una inmensa jaula para el resto de sus vidas”.

Uno se pregunta, ¿son necesarios los muros en un mundo civilizado? ¿Era necesario utilizar las armas contra estos jóvenes? ¿Unas ansias de volar, unas piedras en el aire, un deseo de ayudar a un herido, representaban un peligro para sus vecinos?

En este mes de junio de 2019 se cumple un año de la muerte de la joven enfermera palestina llamada Razan, no la olvidemos, ni a ella, ni a Peter, Sergio, José Antonio y todos los que han muerto a los pies de un muro por la barbarie y uso de la fuerza extrema de su vecino y luchemos por dar a conocer sus historias y por que juntos exijamos NI UNO MAS.

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