Jorge A. Franco Cáceres
Al pretender que el Tren Maya (TM) y demás megaproyectos del Gobierno Federal (GF) son “obras sin razón”, debido a que las inversiones oficiales no se ejercen según recetas de rentabilidad social y económica, las oposiciones reactivas sólo evidencian que por fungir como agentes fanáticos de los pronósticos tecnocráticos de los sectores privados, carecen de razón histórica ante el Cambio Democrático (CD) y la Transformación Republicana (TR).
Los 13 megaproyectos del GF, que las oposiciones desprecian desde las minorías partidistas y los líderes sectoriales, siempre a partir de las calificaciones econometristas, son:
1. Construcción del NAICM en Santa Lucía.
2. Corredor del Istmo de Tehuantepec con nuevo ferrocarril y modernización de puertos.
3. Construcción del Tren Maya entre Palenque y Cancún.
4. Construcción de caminos rurales entre cabeceras municipales y comunidades campesinas.
5. Cobertura de Redes de Internet en plazas públicas, escuelas, hospitales, etc., de todo México.
6. Reconstrucción de vivienda e infraestructura en ciudades y pueblos afectados por los sismos.
7. Desarrollo Urbano en colonias marginadas e inseguras de municipios muy poblados.
8. Creación de 100 universidades públicas en regiones abandonadas y marginadas.
9. Rehabilitación de las Plantas de Fertilizantes.
10. Proyecto de Desarrollo Integral de la Zona Franca en el norte de México.
11. Modernización de las seis refinerías del país.
12. Construcción de una nueva refinería en Dos Bocas, Paraíso, Tabasco, con apoyo del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP).
13. Proyecto de Infraestructura para producir más energía eléctrica.
Debatiéndose entre el desarrollo rentable, el desarrollo incluyente y el desarrollo sostenible, que reclaman sin diferenciación analítica como opciones de desarrollo eficiente ante los 13 megaproyectos que respalda la Presidencia de la República (PR), las oposiciones reactivas buscan que los pronósticos tecnocráticos sirvan a los intereses oligárquicos en determinadas localidades. E intentan que esto suceda desde reclamos sectoriales específicos como carreteras, terminales, puertos, viaductos, ferrocarriles, aeropuertos, plantas eléctricas, presas, sistemas de riego y redes de agua y drenaje; pero siempre a costa del gasto social aprobado por el Congreso de la Unión (CU) a favor de la población en condiciones críticas de abandono social y pobreza patrimonial.
Se quejan reiteradamente las oposiciones del PAN, PRI, PRD, MC, etc., que la mayor parte del presupuesto federal se destine actualmente a gasto social y que la menor cantidad se canalice a la inversión en “urgencias locales” de infraestructura para abastos energéticos, energías alternativas, dragados marinos, etc. Repiten una y otra vez sus autoridades gubernamentales y representantes legislativos que, al ignorar las alertas de viabilidad económica y financiera, además de las advertencias de impactos ambientales, los poderes centrales perjudican radicalmente los crecimientos estatales desde la realización de obras como el Tren Maya. Nada más golpista y faccioso que eso.
No cabe duda que la sinrazón histórica de las oposiciones reactivas ante la TR, no les permite asumir que el CD que se respalda masivamente a nivel nacional, no persigue nada de lo que ellas no saben aún cómo reclamar a la Presidencia de la República. El CD no reclama que las inversiones públicas y privadas sean eficientes para favorecer obras de interés oligárquico y relevancia sectorial, sino que los beneficios de los megaproyectos sean regionales y sociales a partir del ejercicio austero del gasto público y desde obras libres de corrupción administrativa.
Nunca el NAICM y demás megaproyectos del sexenio peñista, las rondas de privatizaciones de las zonas energéticas y mineras, las concesiones en las aduanas marinas y los pasos fronterizos, etc., hubieran podido ser parte de ninguna política republicana de la TR, porque en sus haberes tienen dispendios gubernamentales, tráficos influyentes y transacciones lodosas. Procedieron, también, al margen de las recomendaciones globales y las advertencias científicas y sociales sobre los graves impactos económico-patrimoniales y espacio-territoriales, que hoy día se padecen en las localidades de las áreas estratégicas y las zonas vulnerables, debido a los abusos de la explotación industrial y la violencia de las mafias asociadas, además de las repercusiones del cambio climático.
Finalmente, procede decir a las oposiciones que mientras sigan careciendo de razón histórica ante el Cambio Democrático y la Transformación Republicana, van a seguir viéndose como paleros inútiles de las calificaciones econométricas de los sectores privados. Seguirán perdidas en ese afán golpista de someter al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, desde “avisos económicos” sobre la reducción de los índices de crecimiento, debido a que el ejercicio del gasto público daña a los contribuyentes y no beneficia a las empresas. Otra falsedad colosal.