Yucatán

José Alejandro Aguilar Novelo*

Al llegar los españoles a la Península de Yucatán se encuentran conque los mayas tenían una buena organización social, política y religiosa, con autoridades indígenas como el Aj K’iin (sacerdote) o el Jalach uinic (verdadero hombre o jefe supremo). Lo cual es aprovechado como estrategia de sometimiento así como de evangelización, esta última implementada por los frailes franciscanos que, como se sabe, desde tiempos inmemoriales los mayas rendían culto a dioses basados en la naturaleza que al ser sustituidos por los santos católicos, se crea una mezcla de creencias maya-católica, dando como resultado el llamado sincretismo religioso.

Muchos cargos, con sus respectivos nombres, lograron sobrevivir los tres siglos de la dominación española y algunos son conocidos en la actualidad. Tales son los casos de los Aj Kuucho’ob y Aj Kulebo’ob en la fiesta dedicada a San Pedro Apóstol de Panabá, en el Oriente del estado de Yucatán. Para entender mejor este festejo es conveniente conocer dichos términos, sus orígenes y su utilización actual.

Kuuch, cargador. Antonio Mediz Bolio (2005, p. 146) hace referencia al Aj Kuuchkaab; el prefijo Aj es el masculino; Kuuch, carga; Kaab, tierra: el cargador de la tierra. Tipo de duende o espíritu protector de la tierra. El Diccionario Cordemex (1980, p. 344), señala que el Aj KuuchKaab era el “regidor o jurado, indio principal que tiene cuidado de alguna parcialidad para recoger el tributo y para otras casas de comunidad”. Para la fiesta de San Pedro en Panabá existen los Aj Kuucho’ob, con el sufijo plural maya, -o’ob. Actualmente, se les conoce con el término mestizo Kuuches, de Kuuch, carga y el sufijo plural español, -es. Estos dos últimos términos mayas se traducen como, cargadores.

Los Kuucho’ob son las tres personas que tienen la carga de la fiesta, es decir, son los organizadores. Tendrán el compromiso por tres años y cada uno podrá ser por un año el Nojoch Kuuch, de Nojoch, grande o principal; Kuuch, cargador, o sea, el cargador principal. Pero cada uno de los Kuuch, deberá tener a tres Aj Kulebo’ob. A continuación, su descripción:

Kuleb, ayudante del cargador. (Mediz, 2005, pp. 94 y 146) menciona el Aj Kulel; antiguo cargo de los sacerdotes mayas, se les denominó a los instruidos en las letras, “procuradores de indios” y ayudantes de los batab (caciques o gobernadores de los pueblos de indígenas). De Kul, sagrado, religioso, referente de dios: el que entiende cosas sagradas. Aj Kulebo’ob, con el sufijo plural, -o’ob. En Panabá se conoce con la palabra mestiza Kulebes, con el sufijo en castellano -es. En ambos casos, se vierten al español como, ayudantes.

El Aj Kulel, era quien resguardaba los instrumentos musicales en la época de la Conquista, así como con algunas cosas de la iglesia; era algo así como el sacristán. Este puesto se le confiaba a los indígenas sumisos y que no eran bien vistos por la gente de la comunidad. Antiguamente, el Aj Kulel, era un auxiliar o ayudante de los sacerdotes (Mediz, 2005, p. 94). El Diccionario Cordemex (1980, pág. 349), señala que el Aj Kulel era el comisario o lugarteniente del batab; los Aj Kulelo’ob ocuparon puestos de alcaldes y pequeños magistrados en la época colonial.

En lo que respecta a la fiesta en honor a San Pedro Apóstol -cuyo origen se pierde en el ocaso del tiempo-, al inicio de año, para ser exactos en la tercera o cuarta semana de enero, se hace un singular festejo denominado La Recordación de la fiesta de junio. Al entrevistar a algunos longevos, coincidieron que esta tradición se la “enseñaron sus padres y a éstos sus abuelos”, es decir que ha pasado de generación en generación hasta llegar a nuestros días.

La Recordación, como su nombre lo dice, consiste en recordar las principales actividades a realizarse cinco meses después, es decir, a finales del mes de junio, las cuales son recolectar el maíz, azúcar, aves de traspatio, y demás víveres para la preparación del relleno negro y el chocolomo. Moler, remojar, lavar, mover y cambiar el agua del maíz para el atole, la preparación de los platillos antes mencionados y la organización de una noche de vaquería. Con la Recordación se sella el compromiso de que la fiesta de San Pedro en el sexto mes del año, será un hecho, es un pacto entre los lugareños, el cual se consuma con la misma organización y festejo.

Llegado el mes de junio, se realizan las actividades antes mencionadas, sumando que el 27 de junio con música de charanga se recogen los ramilletes en los domicilios, los cuales, son llevados a la iglesia, donde se resguardan hasta el Nojk’iin (gran día) que es el 29 de junio, fecha de San Pedro Apóstol, para que se ejecute en el atrio parroquial el baile de la Cabeza de Cochino.

La fiesta ha permanecido, gracias al trabajo colectivo de los habitantes de Panabá, sin embargo, se encuentra en decadencia, ya que el aporte voluntario tanto de trabajo –moler el maíz, remojarlo, cambiar el agua y moverlo para preparar el atole, hacer tortillas a mano, la comida y el fogón, servir a los visitantes, etc.-, como en especie –maíz y azúcar para el atole, gallinas, pavos, entre otros- cada vez es menor, es decir, día a día son menos quienes colaboran.

Por primera vez y para mala noticia, con la novedad para este año de que ya no existen los cargos descritos con anterioridad ni Kuuches ni Kulebes, pues nadie quiere atribuirse la responsabilidad para continuar con esta tradición. Esta fiesta se encuentra tambaleante y ya se veía venir desde hace varios años. Cabe recalcar que la comunidad es la única responsable de que esta tradición decaiga o resurja en un futuro próximo.

Desde hace algún tiempo, los recursos públicos han ayudado para que la tradición no se pierda, pese a ello se encuentra al borde de desaparecer y con un rumbo incierto, quizá en espera de que alguien ocupe las vacantes de los Kuuches y Kulebes. Existen pocos colaboradores que se resisten a desistir, gracias a ellos es que apenas sobrevive esta costumbre. Más difícil aún, que al tratarse de trabajos sin retribución, nadie se quiere hacer cargo de esa gran responsabilidad comunitaria.

*Investigador y escritor comunitario