Yucatán

Lorenzo Salas González

Más que a una ideología o a un partido político, una enorme masa de millones de mexicanos está siguiendo a un hombre incansable, firme en sus convicciones, veraz y, sobre todo, congruente. De todas estas características, sobresale la congruencia como el mayor valor ético, indispensable en todo político que se respete.

Sus adversarios políticos, de los nuevos y de los antiguos, no están tomando en cuenta estas cualidades para enfrentarse a nuestro actual Presidente de la República, de ahí que sus renuncias a ser sus seguidores que han sido transmitidas por las redes, resulten ridículas.

Y no se trata sólo de que sean demasiadas las demandas de un exceso de demandantes, sino de entender y aceptar las prioridades del líder que es Andrés Manuel López Obrador. Por ejemplo, una conocida y muy guapa actriz, antes de las elecciones, hizo público su deseo de votar por él, pero ahora se dice desencantada porque le pidió que no le cobraran impuestos por su actividad artística y la respuesta fue negativa. Lo mismo sucedió con un pequeño grupo de actores y cantantes.

Dicho en breve, vendieron su voto, tal y como se acostumbraba “en el período neoliberal”. El actual Presidente, durante sus campañas, reiteradamente expresó que “primero los pobres”. Y es lo que está cumpliendo, al igual que su decidido combate a la corrupción y a la impunidad, que son problemas extendidos y profundos que nunca fueron atendidos antes en las últimas décadas. De ahí su raigambre y dificultad para combatirlos.

Los integrantes de varios partidos políticos derrotados en las más recientes elecciones presidenciales, hasta la fecha no se han dado cuenta que una mayoría de ciudadanos mexicanos ya cambió y no está de acuerdo con la corrupción y las viejas y anquilosadas prácticas políticas que les permitían engañar a la ciudadanía.

En el caso del PRI, ya tiene en quién desahogar sus fracasos: “La cúpula”, sin nombre concreto, aunque en uno de sus videos se note la figura de Enrique Peña Nieto, pero su lugar debería de estar ocupado por el verdadero autor de la debacle: Carlos Salinas de Gortari.

Peña, quien nunca entendió lo que no entendió, no fue más que un títere del mañoso y mafioso destructor de su partido y de México. Por eso, para que otros paguen las consecuencias, como buen cobarde, puso miles de kilómetros de por medio. El Reino Unido es su nueva tierra, hasta que lo alcance la justicia mexicana… cuando haya y se consolide, porque por ahora, sólo hay unos charalitos nadando en lodo. Los peces gordos están buscando la manera de adelgazar para salir huyendo con rapidez. Esa rapidez la está dando un Pueblo harto de tanta corrupción e impunidad. Por eso se decidió a hacer una Revolución de verdad y pacífica.