Yucatán

HUNUCMA, Yucatán, 9 de julio.- El POR ESTO! realizó un recorrido por varios talleres artesanales de esta ciudad, entre ellos de pintura, elaboración de figuras de coco, concha y caracol; carpinterías y zapaterías, entre otros.

Sin embargo vimos pocos aprendices, a diferencia de otras épocas, como en los años sesenta, cuando en la mayoría de los talleres artesanales se podía encontrar a chavos entre los once y quince años aprendiendo el trabajo en el taller. “Trabajando y aprendiendo, aprendiendo y trabajando”, decían los mayores, a los que les decían “maestros”, ya sea en carpintería, pintura, albañilería o zapatería.

En esa época la mayoría de los adolescentes, por instrucciones de sus padres, aprendía un oficio, por lo general el del papá y del abuelo, por lo que en Hunucmá se fueron transmitiendo conocimientos del trabajo de generación en generación, como lo hicieron las familias Franco, Ortiz, López, Euán, entre otras, que lograron que la población de Hunucmá sea reconocida entre las mejores en la elaboración del calzado para caballero, así como Ticul, entre las mejores en la elaboración del calzado para mujer, como sucede hasta la fecha.

Después de andar por distintos talleres artesanos, como ya se dijo, se pudo observar que no hay jóvenes aprendices, pues son muy escasos los chavos que se interesan por aprender un oficio manual de artesanía, y al parecer sus padres no los motivan para que lo hagan.

En uno de los talleres de zapatería encontramos a dos adolescentes trabajando, Carlos Daniel May Galaz, cortando piel, y Emiliano Yam May, en el área de ensuelado.

Al conversar con el corresponsal de este periódico dijeron que estudian por la tarde en la Escuela Secundaria “Emiliano Zapata” en esta ciudad de Hunucmá, y que durante el curso asisten a la zapatería por la mañana sin desatender sus estudios, y que ahora aprovecharan sus vacaciones viniendo al taller por la mañana y la tarde, pues de esta manera se mantienen ocupados y aprendiendo, porque saben que tienen otros conocidos de su edad que han dejado la escuela o que por estar desocupados se meten en problemas y hasta en asuntos relacionados con los vicios.

Uno de los zapateros de mayor de edad comentó que “los chavos deben de saber aprovechar su tiempo, porque a esta edad los adolescentes pueden caer en malas influencias.

“Es por eso que al venir al taller se ocupan y aprenden el trabajo, pues algún día serán profesionales si estudian y además sabrán un oficio que puede ser su hobby o, ¿por qué no?, trabajar en el taller y en su profesión.

“Lo más importante es que estos adolescentes en cierta manera son el futuro y conservación de los trabajos artesanales, que se están perdiendo ante la nuevas tecnologías con máquinas industriales y materiales sintéticos, que en estas décadas se han convertido en los peligrosos enemigos de los obreros y trabajadores, pues ante estas máquinas muchos quedan desempleados”, concluyó.

(José Luis López Quintal)