Yucatán

Muchos dicen 'caloroso” en vez de caluroso

El Dr. Güémez Pineda toma el barbarismo “caloroso” como una simple variante del castizo caluroso:

caloroso adj. Variante que alterna con caluroso.

El DRAE sólo acepta caluroso, pero no “caloroso”.

El de Ramos y Duarte lo ignora por completo, aunque en aquellos tiempos debió decirse mucho en la península, sobre todo en el campo.

Increíblemente, Santamaría no registra ni el uno ni el otro.

En nuestra época es muy practicado por la gente común, por el campesino y por el servicio doméstico.

Veamos un ejemplo:

En el Moncho’s:

-Hoy todo el mundo está yendo a España a vacacionar, Yorch.

-Así es, don Julio… todos menos hasta yo…

-¡Ay, secre! No hables tan feo. Deberías darte una vuelta por España pa’ que aprendas lo que es bueno: ya fueron los historiadores Parra y Góngora y acaba de partir pa’llá el Wachi no sé a qué.

-Y el tío Pascual, quien ya regresó y viene hoy a saludarnos.

-Pues debe venir hablando un castellano que ni el Quijote. Tenemos que cuidarnos secre, no vayamos a meter la pata en su presencia.

-¡Mire, allá viene!

Llega el tío totalmente trajeado y dándose aires de gran señor.

-Caballeros. Ya llegó el que estaba ausente.

-¡Hola, tío Pascual! ¡Qué gusto verle por acá! ¿Viene de España?

-¡Del mero Madrid! Ahí bebí los mejores vinos y comí ricas tapas…

-¡Ay, se dio la gran vida! Opina el Yorch.

-Eso ni que qué… Nomás que aquí ya no aguanto el clima.

-¿Por qué tío?

-Stá muy “caloroso”.

La Hora del Poeta

Voy persiguiendo un amor

El amor es añoranza

Y romance en cascabeles

Mis ansias son los lebreles

Que corren tras la esperanza

El abismo de tus ojos

La suavidad de tu risa

Mi corazón late aprisa

Y va rechazando abrojos

Si tú me amas, te amo…

Y en el susurro de besos

Van recorriendo travieso

Los fuegos que son reclamo

Dulce Augura celestial

Deja que tu faz contemple

Que al amor es todo temple

Cuando es todo de cristal

Caminemos con sentido

En esta vereda augusta

Que no hay vida más injusta

Para quien torpe ha caído

Y en ese andar que convierte

Tus ansias en mis deseos

No seremos ya más reos

Sino amantes de la muerte

Hansel de T. Ortiz Betancourt