Yucatán

Primero hay que invertir en hospitales, después en seguridad

Roberto López Méndez

Si usted le pregunta a la gente si necesita una barda más alta para proteger su casa, o unas cámaras de vigilancia, seguramente la mayoría le dirá que sí. Y si les pregunta por qué no han construido esa barda, o por qué no han comprado esas cámaras de vigilancia, muchos le dirán:

–Porque hay otras prioridades.

Así piensa la gente: primero las otras prioridades. Sin embargo esto, que es lógico para todos, no lo es para el gobierno estatal. No lo es porque se ha propuesto contraer una deuda para un programa denominado “Yucatán Seguro” por 2 mil 620 millones a pagar en 20 años, que con el pago de intereses ascenderá a 5 mil 765 millones de pesos, programa que sin embargo, al menos en el momento que vive hoy Yucatán, no es prioritario. Nadie puede poner en duda que una de las prioridades es la seguridad, pero no es la única ni la más importante, porque en Yucatán no hay secuestros, no hay extorsiones, no hay crimen organizado, y eso se debe a que contamos –pienso yo– con las mejores policías, tanto la SSP como la Municipal, de todo México. Luego entonces, invertir en seguridad no es tan urgente, y esa idea de que se busca hacer esta inversión porque hay que ir un paso adelante en seguridad, aunque es razonable, se desvanece si pensamos que para tener más seguridad e ir un paso adelante bastaría con pedir que pongan aquí una base de la Guardia Nacional, lo que por cierto, no nos costaría nada.

Y se desvanece aún más esa idea de ir un paso adelante en seguridad si pensamos que en Yucatán vamos muchos, pero verdaderamente muchos pasos atrás en salud. Entonces, ¿por qué no dar un paso adelante en salud en vez de darlo en seguridad?

Yo quiero que me digan cuándo fue la última vez que los diputados del Congreso del Estado, o los diputados federales, o los senadores, organizaron una visita sorpresa a los hospitales públicos de Yucatán.

Que yo sepa, nunca lo han hecho. Por eso los invito a que realicen una visita nocturna a las áreas de urgencias de los hospitales públicos, donde hay montones de personas ingresadas que se pasan varios días con sus noches sentadas en una silla porque no hay camas. Personas a las que cuando les tienen que poner suero se los ponen sentadas, personas que en ocasiones ya no aguantan tantísimas horas de estar sentadas y se acuestan en el suelo, personas a las que con frecuencia, después de varios días de estar ingresadas y sentadas las regresan a sus casas sin operar. Personas enfermas que llegan llorando de dolor y tardan horas en recibirlas porque no hay médicos suficientes. No exagero. Vayan a visitar el Hospital Juárez y el Hospital Agustín O´Horán, o los hospitales regionales del interior del Estado, algunos sin terminar todavía, o con su personal y equipamiento incompletos por obra y gracia de la corrupción, y pregunten a los pacientes ingresados cuánto tiempo llevan sin que les asignen una cama. Y pregunten también a los familiares cómo les está yendo a sus enfermos.

Completamente saturados

La realidad es que esos hospitales públicos están completamente saturados y lo más triste es que esa saturación no es nueva, de hecho tiene ya muchos años y no se ha querido atender. Se dejaron sin terminar varios hospitales regionales del interior del Estado, y se prefirió invertir en el Gran Museo del Mundo Maya, o en el Centro Internacional de Convenciones, o en el Palacio de la Música, que están subutilizados, antes que pensar en construir hospitales para atender las necesidades de la gente pobre, que, por cierto, en este Estado donde hay tanta desigualdad, es la mayoría de la gente.

Entonces la prioridad de Yucatán era desde hace mucho tiempo y sigue siendo ahora construir hospitales, se necesita hacer uno tan grande o más que el O´Horán, y urge hacer más hospitales regionales en el interior del Estado, y también equiparlos y dotarlos del personal médico, de enfermería y manual que sea necesario. ¿Por qué? Porque nuestra gente tiene derecho a vivir mejor, y porque tiene derecho a contar con atención médica oportuna y de calidad, algo que por una injusta y despiadada costumbre se le ha negado por años. Así sí, si fuera para invertir en salud, valdría la pena endeudar al Estado.

Algunos dirán que el gobierno federal, el régimen de la 4 T, va a resolver eso, pero la realidad es que apenas está empezando a resolver el desabasto de medicinas, y que no contempla construir en Yucatán todos los hospitales que es urgente construir. Entonces hay que resolver las cosas verdaderamente prioritarias de Yucatán con los recursos que pueda conseguir Yucatán.

Yo creo que el hecho de que los diputados tengan servicio de gastos médicos mayores y de que estén acostumbrados a consultar con los médicos de las clínicas particulares más caras de Mérida, el hecho de llevar a sus familiares al Hospital El Faro, a Star Médica, la Clínica de Mérida, el CMA, etcétera, no les debe llevar a ignorar o despreciar la triste realidad que en el área de la salud viven cientos de miles de habitantes de Yucatán que son derechohabientes del Seguro Social, del Seguro Popular o que simplemente carecen de seguridad social.

Pueden incluso los diputados llevar en esa visita a los hospitales públicos a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, y la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán, para que tomen nota de cómo se violan los derechos humanos de las personas enfermas que son pobres en Yucatán.

Yo no sé cómo, si se vive en Yucatán, se puede cerrar los ojos ante la triste realidad social en la que se encuentra nuestra gente.

La prioridad de los potentados

Si los diputados les preguntan a los potentados de Yucatán cuál es su prioridad, la respuesta ya la sabemos: la seguridad, porque tienen muchos millones de pesos y muchas propiedades que cuidar, pero si les preguntan a los cientos de miles de pobres, a los que no tienen dinero para consultar médicos particulares ni para pagar medicinas caras, les dirán que la prioridad es la salud. Y si van a los pueblos, donde las escuelas indígenas carecen casi de todo, les dirán que la prioridad es la educación. Y si a los miles de trabajadores migrantes yucatecos que vienen a Mérida o van a la Riviera Maya les preguntan cuál es la prioridad, les dirán que el trabajo, un mejor salario, las prestaciones. En otras palabras, hace falta mucho aún en Yucatán, y precisamente por eso es que definir las prioridades tiene que ser un ejercicio en el que participemos todos. Bueno, al menos eso es lo que se estila en las democracias.

Indispensable una consulta

Yo no sé por qué para algo tan importante como es endeudar al Estado no se realiza una consulta previa, para que opinen otros sectores, no sólo los que van a aplaudir, porque así lo que parece, lo que estamos demostrando, es que Yucatán es un estado donde se castiga la pobreza y se premia la riqueza.

Los diputados deben pensar que todos queremos un Yucatán más seguro, pero también queremos un Yucatán más justo, y esa es la prioridad para la mayoría. Y deben tener presente también que si se olvidan de las verdaderas necesidades del pueblo, un día pueden ir a parar al basurero de la historia.