Síguenos

Volver

ÚLTIMA HORA

México

Andrés Manuel López Obrador devela su cuadro que quedará en la Galería de los Presidentes en Palacio Nacional

Volver

Yucatán

Pilar Faller Menéndez

Un envejecimiento digno para nuestros ancianos

Uno de los sectores de la población más vulnerables de nuestro país, lo representan los adultos mayores, ya que se tiene la creencia, que los hijos que han procreado velarán por su futuro y se harán cargo de ellos en la medida de sus posibilidades, pero desgraciadamente es tan cierto el dicho que cuando niños nos peleamos por la atención de nuestros padres, y cuando somos adultos, la pelea se revierte para ver quién de los hijos se hará cargo de ellos, triste pero cierta realidad.

Mario Enrique Tapia, académico de la Facultad de Estudios Superiores de la UNAM comenta que en México, la población de 60 años o más es un sector social y económicamente vulnerable ya que el 47% vive en la pobreza y hasta un 30% sufre de violencia física y psicológica, económica y abandono, a lo cual sería pertinente añadir que conforme avanza la esperanza de vida, la modernidad nos ha ayudado a revertir la vulnerabilidad, ya que en su mayoría, la población que actualmente tiene 60 años, no se considera a sí misma como de la tercera edad, y muchos se encuentran activos tanto laboral como físicamente, pudiendo mantenerse autosuficientes, algunos por necesidad y otros porque su cuerpo y mente se los permite, por lo que probablemente debería aumentarse la designación de las etapas y crear la de los adultos de la cuarta edad.

La situación que enfrentarán los que queden en el abandono, representan un reto para las políticas públicas y de atención, ya que nuestro país está atravesando por un proceso de envejecimiento del 8.9 por ciento de la población lo cual representa aproximadamente cerca de 10 millones de ancianos, que en el 2050 aumentará en una cifra del 30% al igual que la esperanza de vida, la cual será hasta de 86 años, lo cual no implica que tendrán una mejor calidad de vida, ya que muchas de las personas de nuestro país no viven en un entorno y contexto favorables, por lo que el aumento de su longevidad se dará en condiciones muy deterioradas.

Un adulto mayor tiene la necesidad de acudir cuatro veces más a consulta que el resto de la población debido a enfermedades crónicas o discapacitantes, por lo que el costo que representa su atención es siete veces mayor que el de una persona de edad media, aunado a los aspectos sociales y psicológicos de su entorno, y la cultura que muchos tienen de considerarlos seniles motivo por el cual abusan de sus pertenencias y los dejan a su suerte, muchas veces dejándolos morir en la soledad.

Una vez más hay que enfrentarse al reto de formar recursos humanos que puedan darles atención a este sector pues actualmente no son suficientes los trabajadores sociales, enfermeras, gerontólogos, geriatras así como el personal médico que pueda orientar el manejo de un adulto mayor, que aunque ciertamente no son el futuro de nuestro país, fueron un pasado importante al que hay que proveerle una atención digna y no considerarlos una carga, como ocurre en muchas familias.

La atención primaria de los adultos mayores recae en la familia, pero como se mencionó al principio, son pocos los que deciden adquirir esta responsabilidad, la cual necesita de una capacitación formal a fin de evitar las omisiones de su cuidado por desconocimiento, en especial cuando la atención es para adultos frágiles o dependientes.

Tapia declaró que la investigación para poder prevenir los síndromes geriátricos y los modelos de atención que requieren tanto las instituciones de salud como las asistenciales son casi nulos, por lo que los modelos de atención que actualmente se utilizan no han sido modificados en cuarenta años.

Ha sido apenas en estos últimos años cuando se ha invertido en la atención de los adultos mayores tanto los organismo gubernamentales como los no gubernamentales, como el Instituto Nacional para la Atención de los Adultos Mayores o el Instituto Nacional de Geriatría, instituciones que son insuficientes para poder ofrecer atención a una población que cada vez aumenta.

La dignidad y el respeto que se les debe a los ancianos, requiere de un avance en la cultura de sus derechos humanos, los cuales se relacionan con su cuidado y no abandono, así como la prevención de la violencia y atender con oportunidad los síndromes geriátricos que puedan presentar, ya que con el cambio favorable en las políticas de salud públicas y asistenciales, se logrará una cultura entre los mexicanos del envejecimiento digno, así como la procuración de mejores condiciones de vida a los adultos de la tercera edad.

SIGUIENTE NOTICIA

Campeche

Moreno Cárdenas, 'rey de la mentira”.