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Yucatán

Remedios, creencias, prevenciones y sanaciones

VALLADOLID, Yucatán, 11 de julio.- Los abuelos y los papás de 50 años en adelante, sobre todo en las comisarías o poblados muy alejados o faltos de servicios básicos, sabían cómo remediar o solucionar algunos problemas de salud o posibles enfermedades.

Por los conocimientos heredados de sus antepasados, aprendieron las propiedades de las plantas u otros objetos utilizables de manera urgente en cuestiones que lo requerían.

Así que si alguien era mordido por una víbora, decían que sin voltear arrancara las hierbas que se encontraban a su espalda y las masticara y tragara; que si te picaba un alacrán que mascaras carbón y eso mitigaba el dolor y neutralizaba el veneno; que si te quemaste mucho por los rayos del sol, te untaras el jugo de las hojas del maguey silvestre; que si tenías dolor de muela, pusieras en ella un diente de ajo machacado, y si ibas a un velorio, para que no se te infectara, te pusieras una hoja de apazote y que además esta planta cocida en agua se utiliza para eliminar parásitos, que las hojas de naranja hervidas en agua sirve para los dolores de estómago, que las hojas de zapote mezcladas con las de aguacate y cocidas en agua sirven para bajar los niveles del colesterol, igual que las semillas de tamarindo.

Cuando se tiene problemas con los riñones, se acostumbra tomar el agua de una raíz llamada elemuy y de las hojas de la moringa, que la hoja de la calabaza sirve para las quemaduras, reumas y ardor de estómago, que si se tiene mucha calentura que se machaquen tomates y se unten en la planta de los pies, etc.

Mucha gente que no cree en los famosos hierbateros o curanderos, han cambiado de parecer cuando después de visitar a muchos doctores, han tenido que recurrir a uno de ellos por presión de los adultos mayores y al comprobar la efectividad del remedio o de la aplicación llevada a cabo al sanar sus hijos o ellos mismos. Y dicen que un mal de ojo sólo ellos saben cómo curarlo, pescar un mal viento, el embrujo, el calentamiento de cabeza, la mala suerte, etc.

Un compadre comentaba que a su pequeña la había “chuleado” una maestra que tenía un lunar en el ojo y después se habían discutido con él en la escuela donde trabajaban, pasado un tiempo la niña se empezó a enfermar y no paraba su calentura y diarrea; él había agotado la consulta con varios doctores y no le encontraban la cura, por lo que su suegra le dijo que fuera a una comadre que hacia trabajos para sanar esos males. Fue así como acudió a esta señora, la cual le pidió unos huevos de gallina, un ramito de ruda, unas hojas de albahaca, un poco de alcohol, restos de envases de cerveza de la cantina, los cuales se los frotó en la cabeza de su hija, rezando y pidiendo por su salud. Cuenta que desde ese día la niña se alivió y desde entonces confía en esas personas con conocimientos ancestrales.

En días de finados, los adultos acostumbran poner una cinta roja en las muñecas de los bebés, o de niños pequeños, para que éstos no sean llevados por las ánimas que nos visitan. Cierto o no, la gente, sobre todo de las comisarias, no corren el riesgo.

De igual manera, a un recién nacido siempre le ponen su ropita interior al revés para que no le hagan mal de ojo y le ponen una diadema o cinta en la cabeza para que no se le abra la mollera. Se les ha prohibido tomar agua fría, después de ingerir algo caliente, que porque se pasma el estómago y después ya no se tiene hambre y empiezan a adelgazar. Que si vienes caluroso del monte o de jugar, debes tomarte un vaso con agua y una cucharadita de sal.

Supersticiones, creencias, costumbres o lo que sea, muchas personas lo realizan con tal de buscar el remedio a sus males.

(Ariel Sánchez Gómez)

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