VALLADOLID, Yucatán, 14 de julio.- En su homilía, el padre Armin Amilcar Rivero Castillo, ante un nutrido número de feligreses en la misa de las 12 horas del día de ayer, en la parroquia de San Servacio, dijo lo siguiente:
“En el encuentro de Jesús con el Dr. de la ley, en este diálogo, en este encuentro, el Dr. de la ley lo único que quería, o su intención, era dejar mal a Jesús delante de todos y por eso le pregunta ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna? Jesús le responde a su pregunta con otra pregunta.
“¿Qué es lo que está escrito en la ley que lees en él?, el Dr. de la ley le responde ‘Amarás a tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser y a tu prójimo como a ti mismo’, y le dice Jesús, ‘has contestado bien, si haces eso vivirás verdaderamente’.
“Fue un golazo de Jesús al Dr. de la ley, porque ante la pregunta del conocimiento de la ley, Jesús le dice si haces lo que acabas de decir entonces vivirás claro que el otro pues quedó un poco golpeado, pues en vez de pegar a Jesús en la pared, lo pegaron a él, y entonces le hace otra pregunta, siempre con esa mala intención de ponerlo a prueba. ‘¿Quién es mi prójimo?’, y Jesús no le responde la pregunta directamente sino que le cuenta esta parábola bella.
“Un hombre fue asaltado en el camino por unos ladrones y lo dejaron medio muerto, pasa un levita, pasa un sacerdote, lo miraron y siguieron su camino, y es entendible, porque las leyes religiosas prohibían que si ves a una persona así, como muerta, no te debes de parar porque te contaminas, sin embargo, pasó también un samaritano.
“Si recuerdan el evangelio de la semana pasada, Jesús subía a Jerusalén y mandó decir a los samaritanos que iba a pasar por allá, y le negaron totalmente la hospitalidad, le dijeron los samaritanos, no puedes venir a nuestra tierra, de tal manera sabemos que los samaritanos y los judíos no se podían ver, que los samaritanos le negaron la hospitalidad cuando iba Jesús a Jerusalén.
”Este samaritano de este lugar es comparado como una persona que ha sido ex comulgada, no es judío, no piensa como los judíos, al contrario, no se puede acercar a ellos porque no se pasan el uno del otro, sin embargo, el samaritano de la parábola de Jesús desciende de su cabalgadura cuando ve al hombre asaltado, lo mira, le lava las heridas con vino y aceite.
”Lo sube a su cabalgadura, lo lleva al mesón y cuida de él y le pide al dueño del mismo que lo cuide y lo que deba de dinero él lo pagara, al regresar esto nos llama la atención, nos va a llevar a pensar quien es el prójimo y le lleva a preguntar Jesús al Dr. de la Ley, ‘¿quién se porto como prójimo del otro?’, y le dice ‘con toda claridad, el que tuvo compasión del asaltado’. ‘Perfecto’, le dice Jesús, ‘anda y has tú lo mismo’”.
(Manuel Vázquez Rivero)