Lorenzo Salas González
Ojalá que cada vez más mexicanos se den cuenta de la realidad que estamos viviendo en nuestro país y que eviten caer en más engaños, los cuales serían más graves de los que ya hemos vivido, pues la bestia satánica está herida y su reacción será más severa de lo que ya está siendo sin que el Estado mexicano haya reaccionado antes, durante el período neoliberal, y que es hasta ahora, con Morena en el poder, cuando las respuestas son de gente valiente y comprometida con nuestra Patria.
Andrés Manuel y los que le son leales tienen un compromiso mayúsculo, pues no sólo se están enfrentando a grupos poderosos de narcotraficantes, sino a empresarios que no se resignan a perder sus enormes fortunas mal habidas, así como también a políticos enriquecidos desmesuradamente en los cargos que el Pueblo les confió para servirlo.
Y peor: las viejas y envilecidas estructuras fabricadas durante décadas, están deseando recuperar el poder para terminar su labor de exterminio en nuestro país.
Un ejemplo podría servir para el caso: Vicente Fox muestra abiertamente su ocupación escondida desde años atrás, la venta de drogas. Hace alianza interesada con Felipe Calderón Hinojosa, sin que les importe a ambos que han representado, desde el puesto más alto a nuestro país, y se dedican a agredir al gobierno que desea sacar a México de la corrupción, de la impunidad, del atraso vil, de la violencia y de tantas desgracias que nos aquejan.
La primera señal notoria fue la rebelión, sin razón alguna, de los policías federales. Luego vino la renuncia del secretario de Hacienda, el cual, de manera absolutamente cobarde, abandonó el cargo y envió por Twitt su renuncia.
A pesar de ser un golpe severo, que puso en riesgo la estabilidad del gobierno del país y la tranquilidad de la gente, Carlos Urzúa quiso cumplir con su convicción neoliberal, abandonó al que fue su jefe en el año 2000 y le dio un trato digno de un compañero de armas, de ideología, fraterno y solidario.
El peso se hundió pero se recuperó velozmente gracias a la rápida y acertada reacción de Andrés Manuel López Obrador, quien hizo válido un viejo dicho tabasqueño: “Me doblo pero no me quiebro”.
En plena etapa de recuperación por el desaguisado dejado por Urzúa, una vieja aliada del PRIAN, Televisa, se soltó a desprestigiar a nuestro Presidente y a insistir en que su falta de pericia estaba llevando al país al fracaso.
El principal instigador y conductor de las agresiones contra AMLO desde esa empresa, Leo Zuckermann, se despidió el jueves 11 de este mes de sus compañeros confabulados y les dejó tareas para una semana, la que inicia el lunes 15.
Después del consabido corte comercial, Leo regresó y sin mencionar de nuevo su receso, se dispuso a trabajar de continuo, como lo hizo el viernes 12 y lo hará el lunes 15.
Los articulistas, analistas, investigadores y demás hierbas, se soltaron a denostar a nuestro Presidente sin importarles que desbarraran, falsearan y dañaran a un país que, hoy más que nunca, necesita de su inteligencia, de sus cuadros mejor preparados para enfrentar a la derecha internacional, cuya base está en Estados Unidos.
Los encuestadores, más que otras veces, mostraron que sus trabajos están más orientados a reflejar la opinión de quienes les pagan y no la del ciudadano común, que sólo desea que lo dejen trabajar, porque los políticos son los que crean los problemas y los hacen más grandes en su afán de seguir robando, engañando y medrando.
Como Pueblo grande que somos, debemos actuar con la consigna nacida en las circunstancias más adversas por las que hemos pasado: Para grandes problemas, grandes soluciones.
Somos mucho Pueblo para la derrota.