Yucatán

Roldán Peniche Barrera

Yucatán Insólito

El Alguacil Mayor de Mérida era un bandido de marca mayor

La política de la corrupción no se la heredamos a Salinas o a Miguel Alemán, sino que la venimos arrastrando desde los tiempos coloniales.

Por ejemplo, el primer Alguacil Mayor de nuestra ciudad, Cristóbal de San Martín, era un fugitivo de la justicia de España allá por 1540. Había sido vecino de Toledo -dice Molina Solís- y en esa ciudad que inmortalizara con su pincel El Greco, el Lic. Hernán Sánchez de Castilla acusa a los Montejo y en especial al dicho San Martín ante la Audiencia de México, señalándolo como ladrón y embaucador, por lo que hizo que lo azotaran como castigo por sus criminales acciones. Además le prohibió bajo pena de muerte, regresar a Toledo.

Y esto no era todo: en Granada “lo habían condenado a galeras perpetuas y en ejecución de esta sentencia lo entregaron a D. Alvaro de Bazán, capitán general de las galeras”.

La suerte le sonríe y escapa el condenado

En uno de los viajes por mar, el barco que llevaba en sus galeras a San Martín, naufragó en la playa de Valencia en un pueblo llamado Villaroz, ante la furia de una tormenta. ¡Qué suerte la de este corrupto! En medio de la tormenta, San Martín se fuga en otro navío que viajaba a Yucatán y ya en nuestras tierras, la gente de Montejo lo nombró Alguacil Mayor sin importar el turbio pasado de don Cristóbal.

Su venganza y su duro sentido de la Justicia

Feliz se paseaba San Martín por las primeras calles de Mérida cuando supo que andaba por aquí nadie menos que el Lic. Sánchez de Castilla, su acusador en España. En seguida tomó venganza tachándolo de calumniador y haciéndolo encerrar seis meses en la cárcel de Mérida.