Yucatán

Lorenzo Salas González

En los días previos al Primer Informe de Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, aumentó la agresividad de sus adversarios que usan las redes sociales para expresarse –generalmente muy mal—, para boicotear sus actividades, sus propuestas, sus intervenciones en los medios, etc. Para bien del idioma, afortunadamente ya son minoría. Después de la derrota de Peña Nieto, han ido desapareciendo.

Por contraste, de los seguidores de AMLO, a pesar de ser muy jóvenes, son muy serios, no acuden al recurso fácil de la grosería para convencer a los usuarios, sino más bien emplean la elocuencia, la inteligencia, la argumentación, como por ejemplo “Campechaneando” y otros cuyos nombres escapan porque son demasiados.

Además, usan el medio de comunicación aludido para denunciar actos de corrupción de todo tipo, incluyendo los que se realizan con algunos patrocinadores muy conocidos como Felipe Calderón Hinojosa, quien se especializa en hacer mal las cosas, ya sea pequeñas o grandes. (En la foto, el “feisbuquero” Jorge Garcés Aureoles con Calderón).

Lo interesante de esta guerra sucia es que lo que no se publica en la mayoría de los medios, se hace en las redes. Pero hay que tener mucho cuidado con la información que se recibe, pues las mentiras corren a tutiplén. Un ejemplo: Hace unos días, durante la visita del Presidente a Yucatán, una jovencita, cuando estaba hablando AMLO, puso el dedo de su mano derecha tal modo, que representaba una grosería. Los derechistas quisieron aprovechar la oportunidad para destacar el fino dedo como dedicado al Presidente. Es más, un supuesto escritor yucateco –sobrino de una exgobernadora y de un exdirector de Cultura–, inventó unas líneas como si la niña fuera su autora. Era evidente la diferencia. Esta pifia demuestra la falta de honestidad de los derechistas. Son peores si en alguna ocasión de sus vidas fueron de izquierda.

Pero hay más, porque luego subieron una foto a la que le agregaron unas supuestas lágrimas, dizque porque le habían quitado la beca que le dio Morena. Si le parece increíble, lector, tiene usted razón, porque no es cierta la versión. Claro, todo esto sucedió en las redes, donde hay libertad para mentir con el mayor descaro, sin la más mínima ética.

Para finalizar, un ejemplo que nos muestra de qué lado está la verdad. Al inicio de la marcha fifí, los organizadores discutieron fuertemente y hasta una señora se subió al templete para exigir que en una cartulina se escribiera la demanda de juicio político contra AMLO. El maestro de ceremonias no quiso soltarle el micrófono a la alterada señora y entonces ella se subió junto con su marido a repetir a gritos su exigencia. Pero ni así le hicieron caso.

Algo parecido le pasó a Vicente Fox –no es primera vez– que en su entidad natal la gente de la calle lo tirara a loco en otra manifestación, pero esta vez algunos de los convocantes le pidieron que se retirara. ¡Qué vergüenza!

Antes de arrancar la marcha, Fox había dicho que las manifestaciones de ellos eran con miles y miles de personas. Pero no fue así. Por lo menos, en la de la Ciudad de México, varios canales de Televisa coincidieron en que no eran más de 4 mil personas. Sólo en uno de los canales de esa empresa un locutor aventuró que eran más de cinco mil.

No es lo mismo calidad que cantidad. Y AMLO sigue teniendo gente con ambas características. Si alguien lo duda, que se meta a navegar en las redes. O que vea por televisión el Primer Informe de Gobierno que acaba de terminar…

La conducta de nuestro Pueblo es ejemplar.