El rey Federico II de Prusia hablaba con Voltaire acerca de sus respectivas lenguas. Voltaire dijo que el alemán es muy bueno para dar órdenes, dictar sentencias y particularmente útil para describir situaciones bélicas y fastidiosas. El emperador, muy contrariado ante las consideraciones del filósofo, contraatacó así:
–¡Sabed que en el paraíso terrenal el idioma que hablaba la serpiente cuando engañó a Eva era el francés, idioma especialmente dotado para la falsedad y la mentira!