Yucatán

Roldán Peniche Barrera

Yucatán Insólito

En POR ESTO! del 17 de junio del corriente leemos un reportaje de José Manrique (con fotos acompañantes de Cindy Pacheco) que nos pone un poco melancólicos. Se trata de un conjunto de viejas y tristes residencias de Mérida que el tiempo (y nuestra incuria) ha doblegado al grado de estar a punto de derrumbarse ante nuestros ojos.

Son casas que de seguro han cumplido cien años y que sus propietarios han abandonado a su suerte. Algunas vienen del siglo XIX y acaso otras vivieron sus años mozos en tiempos de la Colonia. ¿Quiénes habrían habitado sus hoy temblorosas paredes, si es que todavía las tienen? Una o dos parecen ser de buena estirpe, quizás de alguien con mucha plata en los bancos. Las hay que presumen puertas y ventanas del Siglo de las Luces (el XVIII) y a esos ventanales se aproximaría un apuesto joven de espeso mostacho luciendo las elegantes ropas propias de la época, para conversar con su novia esos temas triviales practicados por los enamorados. O quizás en los interiores jugarían los niños a “la gallina ciega” en una habitación con sólo sillas, roperos y sillones, sin la inoportuna presencia del aparato de televisión o el idiotizante celular, que nos roban el tiempo y nos hacen más brutos cada día.

A las puertas de una de estas agonizantes casonas obsérvase un rimero de neumáticos y en la pared un inútil rótulo de “Se vende” (la casona, no los neumáticos…) a ver si alguien le entra. La verdad es que todas estas casas están para morirse. No han tenido mantenimiento en años y ya imagino cómo estarán las vigas y los pisos, aparte de las llagas de las paredes que son visibles en el exterior. Una de estas casonas es de tres plantas; en la planta baja nos parece reconocer un negocio de bicicletas. Otra se ve verdaderamente arruinada y observándola, nos parece adivinar una suerte de patio o algo que fue alguna terraza en sus buenos tiempos.

En fin, lo que contemplamos son los restos de la Mérida vieja, muy dejada de la mano de Dios, a tiempo que por el Norte se levanta otra Mérida, donde se multiplican los hoteles y las casas supermodernas.

La verdad de los refranes

Por Jorge Parra Zapata

En alguna ocasión le preguntaron a don Miguel de Cervantes, autor de la obra “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”, si los refranes encierran alguna verdad y él dijo lo que se dice a continuación:

“No hay refrán que no fuese verdadero, porque todos son sacados de la experiencia que es la madre de todas las ciencias”.

A continuación, algunas frases dignas de ser contadas y que forman parte de la obra antes mencionada.

1.- “Nunca digas más de lo que debes, porque el que dice más de lo que debe muchas veces dice lo que no debe”.

2.- “Mira bien lo que dices y mejor lo que haces”.

3.- “Una golondrina sola no hace verano”.

4.- “La lengua callada y los ojos fijos”.

5.- “Nunca le busques tres pies al gato”.

6.- “Bendito sea el cielo que nos ha deparado esta aventura que nos será de provecho”.

7.- “De gente bien nacida es agradecer los beneficios que se reciben”.

8.- “Uno de los pecados que más ofende a Dios es la ingratitud”.

9.- “De sabios es guardar hoy para mañana”.

10.- “Hacer el bien a villanos es como echar agua al mar”.

11.- “Ojalá y nos dure la vida, porque con ella todo se alcanza”.

12.- “El ejercicio de mi profesión me impide vestir de otra manera”.

13.- “En la vida todo debe ser como la naturaleza lo dispone, porque en la vida todo tiene un orden primero es el 1 y después el 2, pero en el 21 se amoló el 1 porque primero es el 2”.

Un abrazo, Jorge Parra