Yucatán

Cumple su quinto día, toma de la Procuraduría Agraria

El grupo de “ejidatarios” que mantiene secuestrado el edificio de la Procuraduría Agraria llegó ayer a su quinto día de protesta con la evidencia de estar patrocinados por empresarios especuladores de tierras, ya que sin la menor preocupación todos los días desayunan, almuerzan y cenan puntualmente, además de que se dan el lujo de ingerir refrescos y golosinas durante gran parte del día.

Encabezados por su asesor, Salvador Arteaga (ex empleado de gobierno), los inconformes ofrecieron ayer una rueda de prensa para insistir en que el delegado de la PA, Alfredo Ramírez Gómez, debe ser destituido por corrupto, pero cuando se les pidió que mostraran una prueba de esa acusación no pudieron.

Salvador Arteaga justificó que la corrupción pueden ser amenazas a los ejidatarios e intromisión en los asuntos internos ejidales, pero pruebas concretas no las enseñó.

Negó asimismo que la toma de la PA esté patrocinada por empresarios, aunque cuando se le preguntó cómo sostienen los gastos del movimiento que lleva ya cinco días, se limitó a decir que cada campesino cubre sus gastos.

Por la tarde, unas 15 personas pertenecientes al grupo, lo acompañaron hasta el Palacio de Gobierno para pedir la intervención del Gobernador Mauricio Vila Dosal, ya que –según aseguró–, el director del Consejo Estatal de Población, Tonatiuh Villanueva Caltempa, “se está inmiscuyendo en los asuntos internos de los ejidos”.

Sostuvo que el funcionario estatal está vinculado con el Procurador Agrario y, como “prueba”, mostró una fotografía de Tonatiuh Villanueva sentado junto a Alfredo Ramírez.

Los guardias del Palacio le informaron al grupo que no estaba el Gobernador Vila Dosal en su despacho pero que podrían ser atendidos por otra persona.

Por cierto, nuevamente se observó la actitud intolerante y agresiva de algunos de los manifestantes, ya que cuando un reportero comenzó a hacer preguntas incómodas, uno de ellos se molestó, encaró y levantó la voz al grado que el propio Salvador Arteaga tuvo que calmarlo.

(Rafael Mis Cobá)