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Ana María Ancona Teigell

“La verdad nunca daña una causa que es justa.”

Mahatma Gandhi

Nunca había escuchado (porque hay testigos) un caso tan inaudito como el que ocurrió hace casi dos semanas en PRODEMEFA (Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia), cuando un padre no devolvió a sus hijos (22 de junio del año en curso) a la madre custodia, ya que supuestamente estaban con lesiones los menores de 5 y 2 años.

Estando en esas instalaciones el padre no custodio al que sin ningún sustento legal le otorgaron medidas de restricción para él y sus niños en la Fiscalía General del Estado de Yucatán, con sus hijos y la madre custodia, las autoridades se acercaron a la madre y le preguntaron qué decidiría si sus hijos se iban al CAIMEDE (Centro de Atención Integral al Menor en Desamparo) o con el padre que los había sustraído ilegalmente del hogar materno, porque tenía medidas de restricción en contra de ella y no podían entregárselos.

Antes que nada, ninguna autoridad preparada y sensible puede preguntarle a una madre que emocionalmente no está estable por el estrés que está viviendo a dónde quiere que se vayan sus hijos.

¿O acaso las autoridades preguntan y no actúan? Porque tienen un poder que les otorga su cargo y los faculta para tomar medidas que protejan a los menores.

Se los entregaron al padre sustractor, con la promesa por parte de él y su abogada de que los llevarían al día siguiente (27 de junio del año en curso), para la evaluación física y psicológica, nunca volvió. Se fue a investigar a Fiscalía y se disculparon por el error cometido quitándoles las medidas de restricción al padre y los hijos. Pero este gravísimo error ha ocasionado que hasta el día de hoy los menores sigan desaparecidos sin que ninguna autoridad los haya ubicado y rescatado. Sin que los hayan subido a Alerta Amber a nivel nacional ni a nivel internacional.

La madre, junto con toda la familia, siguen peregrinando de una institución a otra, prometiéndole que van a encontrar a los niños, que pronto van a estar con ella. ¡Mentiras y más mentiras! Como siempre pasa. Y estos casos hay que sacarlos a la luz pública, no con el afán de culpar a nadie, sino responsabilizando a instituciones que tienen que dar la cara y ponerse realmente a trabajar para enmendar el error cometido, porque tienen una deuda moral y humana con la madre y los niños.

¿Han escuchado el llanto, lamento, dolor, sufrimiento de una madre a la que le han arrebatado injustamente a sus hijos? Es un sonido indescriptible, que te eriza la piel y te lacera el alma porque sabes que como ella hay miles.

Ninguna madre quiere que sus hijos vayan al CAIMEDE, porque todos sabemos cómo viven los niños ahí y se ha publicado lo que les hacen, pero si esa noche (22 de junio del año en curso) los hubieran mandado a ese lugar, hoy estarían con su madre desde el día siguiente, no hubieran hecho ni 24 horas.

Y es cuando piensas, lo hicieron por dinero, influencias, ignorancia, porque no tienen el perfil para ocupar esos cargos y desconocen que ellos son la autoridad y deciden qué hacer.

Las autoridades nunca pueden preguntarle a ninguna víctima qué decisión quiere que tome la autoridad, ellas están capacitadas para hacerlo por sí mismas, les guste o no a las partes afectadas. Su trabajo es procurar salvaguardar la integridad de los menores y asegurar su permanencia en su lugar de residencia habitual, hasta que exista una resolución definitiva. Ya que el sustractor, si no tiene la custodia y los saca de su entorno familiar, incurre en un delito constitucional. Además, por si no lo saben, se les informa a las autoridades correspondientes en estos casos que el artículo 225bis del Código Penal dice: “el progenitor que sin causa justificada para ello sustrajere a su hijo o hijos menores será castigado con la pena de prisión de dos a cuatro años e inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de patria potestad por tiempo de cuatro a diez años”.

Gracias a su negligencia, errores garrafales, incompetencia, hay dos menores de cinco y dos años que siguen desaparecidos. Que ya deberían estar en Alerta Amber. Esperemos que estas autoridades sean sancionadas por poner en peligro la integridad física y psicológica de estos menores.

Para terminar y con la esperanza de que estos dos menores sean devueltos a su madre recordemos este hermoso pensamiento de Mahatma Gandhi: “No perdamos la fe en la humanidad, que es como el océano: no se ensucia porque algunas de sus gotas estén sucias.”

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