Yucatán

Dios nos regala maravillas todos los días

PROGRESO, Yucatán, 8 de julio.- En la actualidad no debemos de perder de vista las maravillas que a diario nos regala Jesús, como son los atardeceres, la lluvia, las lunas, el canto de las aves, y hacer a un lado el internet.

El Pbro. Oscar Manuel Cetina Vega, párroco de la Purísima Concepción y San José, dio a conocer en su homilía de este domingo:

Explicó que cuántas veces ríen a diario los niños, entre 300 a 400 veces, a diferencia de los adultos que sonríen unas 30 veces, cuántas veces vemos a nuestro conyugue y le decimos, te admiro, a nuestro hermano, a nuestro amigo y le repetimos la misma palabra.

El salmo de hoy nos menciona que debemos ser agradecidos con Dios por las bondades recibidas, cómo nos olvidamos de los amaneceres, atardeceres, la lluvia, las lunas, el canto de las aves, la naturaleza.

Pero a cambio preferimos cosas que son materiales sin sentido, tal es el caso de los artículos, para estar a la moda, “Fashion”, buscamos marcas, si no nos conformamos con un “Chafamex” para que estemos a la moda.

No olvidemos a Dios porque, finalmente, somos parte de su obra, porque Él nos dio la vida, a través de Él llegan nuestros hijos, que son parte de nuestra existencia.

Hoy se nos hace más verdad que nunca aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor, que nos espera un futuro más contaminado, más problemático, más conflictivo.

Los recursos naturales son problemas que captan nuestra atención y nos obligan, de alguna manera, a ser pesimistas. Pero cómo es posible alegrarse en un mundo como éste, por si fuera poco, los problemas personales también están ahí.

Quién está libre de algún tipo de conflicto en su familia, quién no siente el peligro de la enfermedad y la muerte como una espada de Damocles oscilando amenazante sobre su cabeza.

En contraste con esta realidad que, a veces, nos puede resultar asfixiante, las lecturas de hoy nos hablan de la alegría que provoca el ser portadores o receptores de la Buena Nueva de la salvación.

No hay que pensar que el mundo estaba mucho mejor en los tiempos de Jesús, con otros problemas, que hoy están relativamente resueltos, eran entonces mucho más graves y acuciantes.

Es un mensaje sencillo para los sencillos, que es causa de alegría para los que lo transmiten y para los que lo reciben. Como se ve en la primera lectura en la que el Profeta Isaías exhorta a los que lo escuchan a alegrarse, porque el consuelo de Dios está con ellos y la paz y la vida.

Pero también somos los transmisores del mensaje, es parte del tesoro que Dios ha puesto en nuestras manos, porque nos ofrece su gloria y hacemos de Él el centro de nuestra vida cuando anunciamos la paz.

(Julio Jiménez Mendoza)